Otoya abrió los ojos de par en par. ¿Qué... Qué estaba pasando? Cerró los ojos lentamente. Sentía los labios de Tokiya apretados contra los suyos. No le importó. No le importaba nada. Como Tokiya vio que no oponía resistencia, abrió la boca contra la suya. Sus labios húmedos dejaron saliva por encima de los suyos. Otoya siguió inmóvil, viendo solo oscuridad a través de sus párpados. Agarró más fuerte la tela de la camiseta de Tokiya por atrás, estirándola. Su corazón iba a cien. ¿Que era esa sensación? Sentía un hormigueo en el estómago. No era como cuando besó a Hiro. Cuando besaba a Hiro lo disfrutaba, pero no se sentía tan bien como en ese instante. No... No entiendo nada...
Tokiya deslizó una mano por detrás de su nuca y lo sujetó, con la otra en su cadera. Otoya tenía las manos en su pecho. Intentó separar su cabeza, tenía miedo de esas sensaciones, pero Tokiya no le dejó. Respiró con dificultad. Tokiya seguía moviendo su boca contra él.
-Mmh... Ngh. -Otoya quería alejarse lo antes posible de él, pero era casi imposible.
Cerró los ojos con más fuerza. De repente Tokiya abrió más la boca y deslizó su lengua por sus labios. Otoya aprovechó para separarse un poco y decir algo.
-¡Tokiya...! -dijo casi inaudiblemente, su voz estaba apagada, pero Tokiya volvió a presionar sus labios en los suyos.
Otoya dio un gemido. Dos lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Estaba aterrado. Todas esas sensaciones y sentimientos eran nuevos para él. No quería adentrarse en ese mundo desconocido. Su corazón nunca había latido así. Todo le parecía tan... maravilloso.
Otoya abrió mucho los ojos. ¿Ma... Maravilloso?
Intentó alejarse con más fuerza que antes. Esta vez lo consiguió, y cayó al suelo.
Lo miró con ojos aterrorizados con la mano en la boca.
-Otoya... -dijo Tokiya levantándose y extendiendo una mano hacia él.
Otoya gateó hacia atrás horrorizado, hasta que chocó contra un mueble. Su labio comenzó a temblar. Estaba muy confuso. Todo eso estaba siendo tan extraño... Lo normal es que al ser los dos hombres Otoya se hubiera visto asqueado o algo por el estilo. Pero sus sentimientos no decían eso. Le había gustado, y eso era lo que de verdad lo atemorizaba.
Tokiya dio otro paso hacia él. Pero Otoya, intentando alejarse más, se pego con más fuerza al mueble.
-No... No te acerques.
Tokiya lo miró con ojos tristes. Sabía que lo había echado todo a perder. Ahora Otoya no lo vería igual. Otoya ahora sí que lo odiaría. Bajó la mano y miró al suelo. Ya no había nada que hacer, ya no había vuelta atrás. Se había descubierto a sí mismo. Ahora nada sería igual.
-Lo siento, Otoya -se disculpó.
Otoya no contestó. Sentía su corazón frenético. ¿Qué me está pasando? Estaba tan alterado que pensaba que se desmayaría en cualquier momento.
De repente alguien llamó a la puerta. Los dos se giraron hacia ella pensando quien podría ser. Tokiya fue a abrirla, mientras Otoya se ponía de pie rápidamente. Cuando Tokiya la abrió se encontró con el rostro de Natsuki iluminado por una sonrisa. Natsuki Shinomiya era un chico bastante alto, de pelo rubio, con finas gafas, delicado, que todo se lo tomaba a bien. También fomraba parte de su grupo de Starish.
-¡Otoyan, Toki! -Así era como los llamaba él-. Hemos adelantado el ensayo para ahora, porque luego Masa y Ren tienen una entrevista importante y les viene mal. ¿Os importa que lo hagamos ahora?
-No... No, a mí no. ¿A ti, Otoya? -dijo girándose hacia él.
Otoya sacudió la cabeza.
-Vaya, Otoyan, ¿ibas a salir? -dijo Natsuki al fijarse en la ropa que llevaba puesta.
-¿Ah? No..., bueno..., en realidad sí, pero...
-Ha sido un cambio de planes repentino -lo respaldó Tokiya.
-¿Eh? ¿No habrá sido por el ensayo? -Natsuki se vio preocupado.
-Ah, no. No te preocupes. -Otoya sacudió la mano, restando importancia-. No ha sido por eso.
-Bueno, me alegra oir eso -sonrió Natsuki-. ¡Nos vemos ahora! -Y cerró la puerta tras de sí.
Tokiya suspiró.
-Vamos, Otoya.
Los dos se prepararon y salieron hacia la sala de ensayos. Cuando llegaron ya estaban los siete en total.
-¡Bien! ¡Ya estamos todos! -dijo Cecil. Cecil Aijima era un chico moreno de pelo castaño y ojos verdes, de personalidad infantil pero perspicaz con los sentimientos de los demás.
Haruka, que estaba al piano, miró a Otoya y Tokiya y les sonrió. Haruka Nanami era la compositora de Starish, la que les había hecho llegar hasta allí. Sin ella no habrían conseguido nada. Su pelo anaranjado se valanceó a un lado cuando ladeo la cabeza junto a la sonrisa. Tokiya se la devolvió alzando las comisuras de los labios. Otoya se fue por su lado. Haru se quedó sorprendida. ¿Qué le pasaba a Otoya? Otoya le habría devuleto la sonrisa sin ninguna duda, él era muy alegre, divertido y todo lo veía positivo. Tokiya vio su cara soreprendida y no pudo evitar hacercarse a ella para despreocuparla.
-Ichinose-san, ¿le pasa algo a Ittoki-kun?
-Emm, bueno, él ha tenido un mal día. No te preocupes -le dio una nítida sonrisa.
Haru lo miró con las cejas alzadas mientras él se alejó.
El ensayo fue bien, aunque Otoya y Tokiya estaban desmotivados
Todos sus movimientos eran serios. Se esforzaban, pero no daban su máximo rendimiento. Una vez que terminaron su ensayo de voces y coreografía, todos se dieron las gracias y felicitaciones, esperando que el próximo ensayo fuera igual de bien. Con una toalla en el cuello, Masato se acercó a Ren. Masato Hijirikawa y Ren Jinguji eran dos viejos amigos y compañeros de habitación junto a su sensei Ranmaru. Masato era un chico serio y distante que se guardaba sus sentimientos para sí mismo, pero era una persona muy amable y se esforzaba mucho. Físicamente le gustaba vestir jerséis y camisas con pantalones rectos, peliazul oscuro, con un corte liso, de ojos azules, casi morados. Ren era un persona bastante alegre, pero egoísta. Se llevaba bien con todas las chicas de la academia y tenía muchas admiradoras. Le gustaba vestir de forma desordenada, de estilo rompedor y desaliñado. Tenía un pelo naranja y largo, con unos ojos azules claros y una preciosa sonrisa que hacía caer a chicas a su paso.
Masato se colocó a su lado disimuladamente y se secó el sudor.
-¿No has visto a Ichinose e Ittoki un poco… serios?
-Hum, ¿también te has dado cuenta? –Ren sonrió un poco.
Masato y Ren observaron a Otoya y Tokiya, cada uno en una punta de la sala.
-Parecen muy incómodos entre sí –comentó Masato.
Ren torció la boca.
-¿Les habrá pasado algo? Normalmente se suelen llevar bastante bien –dijo Ren.
-Sí. Si fuese solo Ichinose-san no sería tan raro, ya que él es más serio. Pero Ittoki-san… Es muy extraño, porque él siempre está desbordante de energía y alegría.
Ren asintió con los ojos cerrados. De repente vieron como Haru se acercaba tímidamente.
-Hijirikawa-san, Jinguji-san, estoy preocupada…
-¿Sï? ¿Qué ocurre, my lady? -dijo Ren colocándose a la altura de su rostro.
Haruka se apartó un poco, sonrojada, y continuó hablando.
-Ittoki-kun e Ichinose-san están muy raros hoy. ¿Lo habéis notado?
Masato se cruzó de brazos.
-Precisamente estábamos hablando de eso, ¿qué les puede haber pasado? -Entornó los ojos.
Haru se giró hacia Tokiya y Otoya.
-No lo sé, pero es muy preocupante. -Hubo una pausa de silencio por parte de los tres-. Cuando esta mañana antes de comenzar los ensayos les he saludado Ittoki-kun casi ni me ha mirado. Ichinose-san simplemente me ha sonreído para no preocuparme. Es todo muy raro -se estremeció Haruka.
-¿Deberíamos preguntarles? -dijo Ren.
-No. Al menos de momento. Quizás mañana estén mejor; ya esté todo solucionado.