Todos terminaron de recoger y se fueron por su lado. Otoya y Tokiya regresaron a su dormitorio para dejar las cosas. Otoya entró primero. Dejó la mochila sobre la cama, sin ni siquiera encender las luces. Tokiya entró e iluminó la estancia.
-Oye, Otoya…
-¿Qué? ¿Vas a volver a pedirme perdón? -contestó Otoya borde, aunque sabía perfectamente que él no era así-. No hace falta, gracias.
-No. Yo no iba…
-Para de una vez. -Apretó la mandíbula, frustrado. Se frotó los brazos helados.
En ese momento Otoya sintió que Tokiya lo abrazaba por detrás. Deslizó lentamente los labios por su cuello.
-¡¿To-Toki…?!
Otoya interrumpió la frase con un gemido, cuando mordió suavemente su cuello.
-Otoya -habló en su cuello-, llevo mucho tiempo enamorado de ti, y quería que lo supieses ya. Lo que pasó ayer… Quizás no era la forma correcta de decírtelo.
Otoya respiró entrecortadamente. Sentir a Tokiya contra su piel era… una sensación estremecedora. Allá donde él lo tocaba sentía como una descarga eléctrica por su piel.
De repente Tokiya continuó con lo que estaba haciendo, moviendo sus labios de arriba abajo. Deslizó una mano bajo la camiseta de Otoya por delante. Otoya se estremeció.
-¡N-No…, ahí no! -exclamó.
Tokiya movió poco a poco su mano hacia arriba, mientras daba suaves besos por su cuello y hombro. Dio suaves gemidos, muy sonrojado. Cada beso parecía fuego en su piel. Tokiya sacó la mano por el cuello de su camiseta y acarició su cuello por delante.
-Ahh. -Otoya no sabía qué hacer.
Tokiya levantó la barbilla hasta su oído y mordió suavemente el lóbulo de su oreja.
-¡Ngh! -Otoya apretó los dientes. No quería que eso sucediera, porque, aunque no lo quisiese admitir, le estaba gustando.
-No… Por favor, para… -suplicó Otoya.
Tokiya no le hizo caso y continuó. Deslizó su lengua por la oreja de Otoya, provocándole sensaciones indescriptibles. Otoya dio un sollozo. Quería salir de allí. Quería parar.
De repente Tokiya paró.
-Otoya… -susurró-. ¿Estás llorando?
Otoya se tapó la boca mirando al suelo, intentando acallar su lloro.
Tokiya se separó de él y lo giró con suavidad para poder mirarle a los ojos.
-Lo siento -dijo deslizando una mano por su flequillo, colocando algunos mechones detrás de su oreja, un gesto muy cariñoso-. No quería hacerte sufrir. Sé que esto no te gusta, pero no puedo reprimir mis sentimientos y las acciones de mi cuerpo. -Apretó los labios.
En ese momento fue Otoya quien lo abrazó. Tokiya abrió mucho los ojos, mirándole, como si no se lo pudiese creer.
-No digas nada, Tokiya -dijo Otoya, enterrando el rostro en su pecho.
-Pero Otoya…
-Chhss. ¡No es tu culpa que yo esté así, es la mía! Tengo miedo… -acabó diciendo casi inaudiblemente, abrazándolo más fuerte.
-Otoya, ¿de qué tienes miedo? -dijo Tokiya poniendo su mismo tono de voz.
-De todo lo que está sucediendo. -Encogió los hombros.
Tokiya se quedó callado, sin saber muy bien qué decir.
-No entiendo mis sentimientos hacia ti. -Alzó el rostro para mirarle a los ojos-. Todo es tan diferente de lo que pasó con Hiro… -Otoya se estaba atreviendo a contarle todo lo que sentía, aunque no quería aceptar esas sensaciones que sentía su corazón-. Siento que no son malas, pero no tiene nada que ver con Hiro.
El corazón de Tokiya dio un vuelco. ‘’Siento que no son malas’’. ¿Qué quería decir con eso? ¿Qué no estaba sufriendo? ¿Qué le gustaba?
-¿Quizás era porque estaba enamorado de Hiro? -siguió hablando Otoya.
Oh quizás es porque sí estás enamorado de mí. Pensó desesperadamente Tokiya. Se llamó estúpido mentalmente. Qué tontería. Como si eso fuese posible…
-No. ¡No! Yo… Yo quiero que seamos amigos. -Lo miró a los ojos-. No quiero que sea incómoda nuestra presencia. Quiero que vuelva a ser como antes… -El labio de Otoya comenzó a temblar.
Tokiya no pudo evitar juntar sus labios con los de él para hacer que dejaran de temblar. Estaba a punto de echarse a llorar, y él no lo permitiría.
-M-Mmh… -se quejó Otoya.
Presionó más fuerte su cabeza contra la suya, cerrando los ojos.
De repente escuchó el ruido de algo cayendo al suelo. Se separó de Otoya sorprendido y miró hacia la dirección del sonido. Una carpeta llena de partituras se hallaba tirada abierta en el suelo, justo en frente de la puerta, a los pies de los zapatos de una chica. Tokiya levantó la mirada y vio a Haru, con las manos temblando, mirándolos muy sorprendida.
Tokiya deshizo su abrazo con Otoya rápidamente.
-¡Nanami! -Alzó una mano hacia ella.
-¡Si-Siento haber interrumpido! -exclamó ella avergonzada antes de salir corriendo por el pasillo.
-¡Espera! -La persiguió, saliendo de la habitación con velocidad. Esquivó las partituras e intentó alcanzarla.
Antes de que llegaran al final del pasillo Tokiya consiguió alcanzarla, agarrándola del hombro.
-¡Nanami! Lo que has visto…
Haruka se paró y se volvió.
-De verdad, perdonarme por… No me imaginaba que… -No le salían las palabras.
-Nanami. Esto que está pasando... -Bajó la mirada-. Todo está siendo muy extraño. Otoya no tiene nada que ver, así que no pienses nada malo de él. Es todo mi culpa, así que no creas lo que no es. No es lo que parece. Yo le forcé... -Se mordió el labio-. Por eso estamos así, por eso nos hemos comportado extraños en el ensayo.
-E-Entiendo... -le dijo Haruka, asustada.
-Por favor, no les digas nada a los demás. Si se enterasen... -Apartó la cara imaginándose lo que podría pasar, horrorizado-. Te lo suplico, no les cuentes nada.
-No lo haré; tranquilo, Ichinose-san. Si queréis mi ayuda en algo no dudéis en pedírmelo. Respeto completamente vuestros sentimientos. -Cerró los ojos-. Buena suerte -le sonrió y se alejó.
-¡Nanami-san! -dijo de repente Otoya, con su carpeta en mano.
Haru se volvió y vio cómo Otoya corria hacia su dirección. Esperó a que Otoya llegase hasta ella.
-Te-Te dejaste esto... -dijo con la respiración agitada.
-Gracias, Ittoki-kun.
Hizo una reverencia después de coger la carpeta y se echó a andar por el pasillo a paso rápido.
Los dos contemplaron cómo se alejaba. Tokiya suspiró.
-Lo siento mucho. Lo he fastidiado completamente.
-¿Co... Cómo ha entrado a nuestra habitación? -preguntó Otoya.
-Humm... -Tokiya puso su mano en su frente y cerró los ojos, pensando-. Ah, me dejé la puerta abierta cuando entré.
Otoya dio un suspiro.
-Regresemos al cuarto.
Tokiya asintió y siguió a Otoya.
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