sábado, 30 de agosto de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo especial: Masato x Ren

Masato caminaba por uno de los pasillos camino a la sala de estar que daba al véstibulo. Cuando llegó, sus ojos se movieron hacia ese cabello anaranjado tan familiar. Ren estaba de espaldas, hablando con tres chicas que trabajaban allí.

Una de ellas soltó una risita tonta.

-Ren... no seas así.

-¿Por qué, my lady? -preguntó éste con esa preciosa sonrisa-. ¿No puedo ser amable con estas tres hermosas señoritas?

Las tres soltaron de nuevo una risita tonta. Masato apretó los labios, enfurecido y su corazón latiendo en su pecho rápidamente. Apretó los puños y con pasos decididos pasó a su lado sin decirle nada.

-Ey, Hijirikawa.

Masato se volvió cuando escuchó que Ren lo llamaba.

-¿Sí?

-Perdonen, my ladys, tengo algo de qué hablar con mi amigo.

Las chicas soltaron suspiros apenados y se fueron de nuevo soltando risitas. Masato volvió todo su cuerpo hacia Ren, esperando que continuase. Ren se acercó.

-¿Ya ni si quiera me saludas? ¿Tanto me odias? -preguntó girando entre sus dedos uan rosa que había tenido todo el tiempo.

-Estabas demasiado ocupado con esas chicas -contestó Masato serio.

-Humm, ¿estás celoso?

Las mejillas de Masato se encendieron levemente, sin saber si se refería por no recibir él ese trato o por no tener tantas chicas a su disposición.

-Claro que no, estúpido.

Ren posó la rosa sobre sus propios labios.

-Estás celoso.

-Yo nunca me pongo celoso.

-Eso es mentira -contestó Ren ampliando su sonrisa.

-¿Querías algo más? -preguntó Masato deseando salir de allí.

-¿Qué? ¿No puedo pasar un tiempo con mi amigo?

Masato puso los ojos en blanco.

-¿Tienes prisa? ¿Qué tal si charlamos un rato? -preguntó Ren.

-Si un rato son cinco minutos, adelante.

Los dos se sentaron en el sofá de la gran sala, el uno al lado del otro. Ren apoyó el brazo en el respaldo, girado hacia Masato, su mejilla sobre su mano, mientras jugueteaba con la rosa.

-¿Has recibido tu canción?

-¿La que haremos con nuestros sempais?

-Sí, esa.

-Sí, ya estamos ensayándola.

-Wow, qué rápido, ¿y no me cuentas nada? -preguntó Ren sonriendo. Masato no contestó-. Creo que a vosotros no os ha tocado ningún sempai, ¿no? Yo estoy con Ichinose, Kurosaki y Camus -observó como la rosa giraba entre sus dedos-. ¿Y tú?

Masato suspiró.

-Ittoki, Aijima y Kurusu.

-Hm... Creo que hacéis un bueno grupo. -Masato siguió sin contestar, deseando salir de allí y alejarse lo máximo posible de Ren-. Ya me contarás cuando tengas ganas de qué tema es vuestra canción.

-¿Has terminado?

Ren sonrió.

-No, aún no. -Ren vió que Masato aún no le habia mirado, tenía la vista al frente. Lo cogió por su barbilla y lo giró hacia él, quedando sus rostros muy cerca-. Mírame.

Masato levantó la vista y sus mejillas volvieron a enrojecerse al encontrarse los ojos azules de Ren tan cerca.

-Estás rojo, ¿qué ocurre? -preguntó sonriendo.

-Na-Nada -contestó Masato volviendo a apartar la mirada, nervioso.

-¿Seguro? -preguntó Ren soltando su barbilla y posando esta vez la rosa sobre los labios de Masato, divertido. Masato sintió la suavidad de sus pétalos y su delicado olor, sabiendo que antes habían estado ahí los labios de Ren. Se apartó rápidamente y se tapó la boca, más rojo.

Ren rió a carcajadas.

-¿No te gustan las rosas?

-N-No es eso..

-¿Entonces qué es? -preguntó Ren bajando la voz de un modo muy sensual, acercando su cuerpo y apoyando las manos a los lados de Masato.

Masato lo miró nervioso, su corazón palitante.

-¿Q-Qué haces? -exclamó.

-Dime la verdad -dijo Ren está vez mirándole con seriedad en los ojos-. Quiero que me lo cuentes.

-No hay nada que contar -contestó Masato agitado por la proximidad del cuerpo de Ren.

-¿Entonces qué debo hacer para que me lo cuentes?

Masato intentó echarse más hacia atrás, pero el reposabrazos se lo impedía.

-¿A qué te refieres?

Ren sonrió, ahora tan cerca de su rostro que sentía su aliento y lo escuchaba respirar.

-A esto.

Los labios de Ren se acercaron hasta que, en un instante, se juntaron con los de Masato.

Masato cerró los ojos, rígido. Ren, al ver que no se movía, cogió su rostro con delicadeza y siguió con el beso. Poco a poco, Masato se fue relajando y movió levemente sus labios. Ante esa reacción, Ren también los movió, hasta que los dos se fundieron en un perfecto beso, abriendo y cerrando delicadamente sus bocas.

Pasaron algunos minutos hasta que los dos se separaron sin aliento.

-¿Qué ha sido eso? -susurró Masato, ahora sus mejillas completamente rojas.

-Un beso.

Y de esta forma, Ren se levantó y caminó fuera de la sala sin girarse a mirar a Masato.

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Siii! Un especial!! Sorpresa!! MasaRen para todas!! Bueno, como he tardado tanto en sacar un nuevo capítulo os hago este regalito xD Además @MemeZzzJk me pidió que sacara algo de MasaRen :3 Aquí lo tienes! Y además te dedico el cap ^^ Si queréis que meta algo así en la historia si puedo lo haré y os dedicaré el cap :3 (siempre que sea coherente).

Sé que ha sido cortito, pero era un pequeño especial :3 Espero que os haya gustado! nwn

martes, 26 de agosto de 2014

''Entre Diensiones'' Capítulo 21: Sonrisas y confesiones

La siguiente semana pasó extraña. Todo eran análisis en el hospital y días allí encerrados. Más bien fue Sheryl la que estuvo encerrada, y solo fueron dos días. Revisaron sus heridas internas y en seguida le dieron el alta, ya que podía recuperarse en casa, solo si no se movía mucho. Drake estuvo en el hospital todo el tiempo, aunque casi no lo dejaron entrar a la habitación de Sheryl. Además habria sido raro que alguien que no fuese de su familia hubiese estado contantemente a su lado. Los padres de Sheryl y sus hermanos se asustaron mucho, sobretodo su madre, que lloró bastante cuando vio allí en la cama a Sheryl. Drake siempre observaba las visitas desde el borde de la puerta, sin querer interrumpir, pero sus ojos clavados en Sheryl. Sheryl hacía como que no lo veía, pero sabía perfectamente que estaba allí mirándole. Cuando las visitas se marchaban, Drake hacía como que había estado en el pasillo sin hacer nada, luego se asomaba un poco y sus miradas se cruzaban, entonces apartaban la mirada, y cuando Sheryl volvía a alzar la vista, Drake ya no estaba.

Los padres de Sheryl intentaron que Sheryl fuese a un psicólogo, ya que tendría que haber sido traumático haber sido raptada, pero Sheryl se negó rotundamente, ya que estaba bien de verdad, algo que le sorprendió incluso a ella misma. Al final quien tuvo que ir a un psicólogo fue la madre de Sheryl, que no podía soportarlo.

Respecto a las heridas de Drake... No tenía ninguna, puede que alguna rozadura y alguna marca, pero nada más. Eso dejó algo confusa a Sheryl, ya que había visto cómo había luchado contra esos hombres. Ninguno de los dos mencionó en ningún momento su ''muerte'', algo que no dejaba de rondarle por la cabeza a Sheryl. Las únicas cosas que ocupaban su mente continuamente era lo extraño que había sido todo con Drake y, por supuesto, sus confesiones. Cada vez que se recordaba a sí misma llorando en el pecho de Drake diciendo esas palabras sus mejillas se enrojecían intensamente, pero cuando después recordaba a Drake respondiéndole de esa manera en sus labios se formaban una dulce sonrisa y su corazón se aceleraba; entonces solo deseaba ver a Drake y abrazarlo con fuerza.

Algo que le hizo muy feliz fue cuando todos sus amigos fueron a visitarla, incluso a Drake, que solo la acompañaba. Vinieron en cuanto se enteraron, el que más preocupado estaba era Jem, que incluso sin querer lloró un poco, abrazando a Sheryl con fuerza; de verdad estaba muy preocupado y la quería mucho.

Cuando enviaron a Sheryl a casa le mandaron no ir al instituto hasta que se recuperase, por no mencionar el ''trauma''. Lo mismo fue para Drake, aunque no en tales circunstancias. Sheryl estaba deseando volver al instituto, pero por encima de todo ver a Drake. Quería hablar con él sobre todo, sobre su relación, sobre lo que harían, sobre lo que ocurrió en el lugar abandonado...

Dos semanas después, Sheryl pudo volver a clase.

Todos le recibieron con una sonrisa, incluso sus compañeros. Todos le preguntaron muchas cosas, sobretodo cuestiones como ''¿y te has vuelto loca?'' o ''¿y como te sentiste?''. Sheryl intentó responder a todo lo que pudo, y cuando el profesor dijo que ya habían perdido el tiempo suficiente de clase todo continuó normal. En realidad Sheryl no se sentía mal o abrumada por ese horrible recuerdo, la verdad es que no le importaba mucho, además sus heridas estaban sanando con una gran rapidez. Era como si hubiese vuelto a su vida normal, como si no hubiese ocurrido nada, excepto una cosa, que había confesado sus sentimientos a Drake y que él le había sido correspondido.

Se removió inquieta en su asiento, esperando a que pasasen esas dos horas rápidamente y llegase el recreo para poder ver a Drake en condiciones. Ah, sí, y también a sus amigos.

Cuando el timbre sonó salió disparada del aula.

Corrió hacia el recreo y observó su alrededor en busca de Drake. Como había salido tan rápido él aún no estaba allí. Intentó calamarse un poco, su mano en su pecho acelerado por haber corrido. Se giró hacia la puerta esperando ver ese cabello dorado que en seguida reconocía. Entonces lo vio, vio cómo salía y buscaba a alguien con la mirada, entonces sus ojos se clavaron en ella y Sheryl sonrió. De repente un rosotro sonriente saltó ante sus ojos.

-¡Sheryl!

Dael, con sus adorables coletas, la miraba con una enorme sonrisa.

-¡Aquí estás! ¡Vamos! -la cogió de las muñecas y se la llevó a la zona de césped donde solían sentarse todos. ¡Drake! Exclamó en su mente.

Dael la sentó a su lado y apareció Hayley.

-¡Sheryl! -dijo entusiasmada-. ¡Qué bien que ya hayas vuelto!

Sheryl había sido un poco estúpida, ¿pensaba escaparse para ver a Drake y no hablar con sus amigos? Que idiotez. Se sintió muy mal por ellos. Habían ido a visitarla muy preocupados y ahora ella quería evitarlos. Ni si quiera había pensado en el pobre Jem, que se había preocupado tanto por ella. Su corazón dio un vuelco, bajando la mirada con una mueca.

-¿Sheryl? ¿No te sientes bien? -le preguntó algo preocupada Dael.

-¡No! ¡Estoy bien! No os preocupéis -les dijo con una sonrisa.

Entonces apareció Cedric con Rick, sus ojos brillantes al ver a Sheryl, a juego con su sonrisa. Fue coriendo hasta ella.

-¡Sheryl! ¡Estás bien! -exclamó corriendo a abrazarla, rodeando su cuello y su cabeza.

-S-Sí, estoy bien -dijo con una sonrisa devolviéndole el abrazo. Cedric no había podido ir a verla porque había estado de viaje, pero por fin la veía.

Rick llegó en ese momento, quien había sido abandonado por Cedric.

-Qué bien que ya hayas vuelto, Sheryl -le dijo con una sonrisa amable.

-Gracias -le contestó ella también sonriente.

Consiguió separarse de Cedric y se sentaron. Evan y Abie llegaron después, los dos también se alegraron mucho de verla. Luego apareció Jem con Lina.

-¡She-Sheryl! -exclamó Jem cuando la vio.

Corrió hacia ella y Sheryl se levantó para recibir el gran abrazo de su mejor amigo. La estrechó con fuerza contra sí.

-¡A-Ay! -exclamó Sheryl por sus heridas.

-Oh, lo siento -dijo separandose rápidamente, algo sonrojado-. ¿Ya-Ya estás bien?

Sheryl asintió con una sonrisa en sus labios. Lina observó la escena desde un poco más lejos, con una sonrisa.

-Que bien que estés bien -dijo ella con su dulce voz.

Por fin estaban todos, por fin reunidos, riendo juntos.

Conforme avanzaba el tiempo Sheryl estaba más nerviosa, ya que quería ver a Drake y cada vez faltaba menos para la siguiente clase.

-Oye chicos -dice incorporándose un poco. -Todos la miraron antentos-. Hum... Me gustaría hablar con Drake si no os importa.

-¡Ah, sí! -Dael miró su reloj-. ¿Por qué no lo traes también? -dijo levantando la mirada-. ¡Aún queda tiempo!

Sheryl se lavantó y sonrió un poco.

-¡Vale!

Luego se fue en busca de Drake.



Drake ya sabía que lo iría a buscar.

Lo halló detrás del insituto, donde habían tenido todos esos encuentros.

-Sheryl... -dijo Drake en cuento la vio, despegándose de la pared.

-Hola -le sonrió Sheryl.

Ahora que los dos estaban uno en frente del otro no sabía que decir. Abrió y cerró la boca como un pez, sin saber qué decir. Drake sonrió al ver lo muda que estaba.

-No hace falta que digas nada -le dijo.

-No, si que quiero decirte cosas -habló por fin Sheryl.

Hubo unos instantes de silencio y por fin Sheryl habló.

-Lo... Lo que sucedió allí... -Drake la miró atento con sus ojos verdes-. Bueno... ¿qué pasó? -Sheryl levantó la mirada.

Drake la observó unos instantes, sosteniéndole la mirada, hasta que la bajó.

-Hmm... -No sabía muy bien cómo contestar-. Sheryl... Eso... -Sheryl se mordió el labio, esperando a que contestara-. Ahora mismo... no te lo puedo contar. Y menos aquí con tan poco tiempo. -Volvió a mirarla a los ojos, algo tristes.

-Claro -contestó en un tono algo débil-. No pasa nada, no quiero presionarte.

-Gracias -susurró.

Los dos se movieron nerviosos.

-Hmm, oye Drake, quieres venir co...

-Espera -la interrumpió-. Yo... quería preguntarte algo... -Sus mejillas estaban algo rojas, su mirada clavada en el suelo.

-¿Sí? -preguntó ella, con una vocecilla que no se esperaba. Se riñó metalmente.

Los labios de Drake se movieron nerviosamente, sin poder hablar.

-Sheryl... ¿querrías... ser mi novia? -Las mejillas de Drake estaban completamente rojas, y temía que los latidos de su corzón pudiera escucharlos Sheryl.

Sheryl lo miró con los ojos muy abiertos.

-Drake... -susurró-. ¡Drake! -corrió a sus brazos y lo abrazó con fuerza, lágrimas saliendo de sus ojos y una enorme sonrisa en sus labios-. ¡Sí! ¡Sí, sí, sí, sí!

Drake rió abrazándola con fuerza.

-Sheryl... -susurró sonriente.

Se separon y Sheryl rió con las mejillas encendidas y sus ojos cerrados. A Drake le encantaba verla tan feliz.

-Bueno, ¿qué querías decirme? -preguntó Drake con una sonrisa traviesa.

-¡Tonto! -le dijo riendo Sheryl dandole un pequeño golpecito.

-¿Eso era? -preguntó haciéndose el sorprendido.

-¡No! -Sheryl rió más-. Solo quería preguntarte si querías venir con nosotros.

Drake rió un poco también.

-Claro, vamos.

Los dos volvieron con una enorme y dulce sonrisa en sus rostros, sus mejillas aún algo rojas.

-¡Hola chicos! -los saludó Dael cuando los vio acercarse-. ¿Uh? ¿Ha pasado algo? -preguntó dándole unos suaves codazos a Sheryl en su costado.

-No, nada -dijo Sheryl sin poder quitarse esa sonrisa de su rostro.

-Siii, siii -dijo Cedric alzando las cejas varias veces.

-¡En serio! -dijo Sheryl riéndose un poco y sentándose en el césped junto a Drake.

El resto del recreo fueron todo risas de parte de todos. Sheryl nunca se había sentido tan feliz en su vida, Drake, ahora su novio, a su lado, y rodeada de maravillosos amigos.

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Hohola! *marcando la 'ache'* Seeh, sé que me queréis matar y asesinar y torturar y al saber qué más barbaridades más por no haber actualizado en tanto tiempo :'3 Por así decirlo me he tomado una especie de ''vacacionens de verano'' xDD Bueno, los animes en emisión, los mangas y los roles quitan mucho tiempo y... y... e3e.

-Excusas, Sadie, excusas.

-¿Q-Quéé? Que vaaaaa.

>> Os contaré algo xD LA PETICIÓN DE DRAKE ME HA COSTADO HO-RRO-RES. Estaban mis padres continuamente entrando y saliendo de mi habitación preguntandome cosas (SÍ, JUSTO EN ESE MOMENTO) y yo estaba que iba a partir el portatil por la mitad. He cerrado la puerta en cuento se han ido y me he puesto auriculares con mi música a tope para ahogar los ruidos. Al menos me ha salido algo x'DD Voy a estar fuera unos días y de nuevo no podré actualizar :'3 Pero en cuento vuelvo quizás saque un especial de Entre Dimensiones para compensaros ^-^ Ah, os contaré un secreto xDD

-Pero si lo cuentas ya no es un secreto...

-¡Cállate!

>> El caso es que me he pasado parte del verano leyendo shojo y me han entrado unas ganas enormes de escribir una historia estilo shojo :'3 (para los que no sepáis lo que es el shojo: los mangas o animes shojo son mangas o animes dirigidos para un público adolescente femenino; normalemente suelen ser de romance y colegiales). Pero ya sabéis cómo es el romance japonés xD (ojalá fuera así en nuestras vidas u.u) Van despacito y no se desvirgan a los 16 e3e Me parece algo horrible que la gente de hoy en día quiera tener novio tan rápidamente, dar su primer beso, tener su primera vez, etc. Por no mencionar a los que beben antes de los 18 xD No sé como seréis vosotros, pero yo solo digo lo que pienso, sin ofender >.<

>> Bueno, después de este tochaco os dejo xD Y eso, que cuando termine una de las dos historias sacaré un tipo shojo :3 Quiero hacerlo perfecto y despacio esta vez TwT

jueves, 14 de agosto de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo doce

Los ojos de Tokiya se agrandaron. ¿Que qué pasaría si todos se enterasen de la relación que tenían? La verdad es que nunca había pensado en ello.

-Bueno..., no creo que pase nada.

Otoya levantó la cabeza de golpe, mirándole con fiereza.

-¿Que no pasaría nada? Tokiya, esta no es una relación normal, ¡somos hombres! La sociedad no acepta este tipo de cosas, ¿cómo reaccionarían nuestros amigos? Ya has visto la cara que puso Nanami-san al vernos, ¡estaba aterrada!

Tokiya supo de inmediato que tenía razón.

-E-Es verdad, perdona por ser tan estúpido... -Los dos se quedaron un tiempo en silencio, preocupados, mirando el suelo-. Otoya..., ¿qué hacemos con Nanami-san?

Sacudió la cabeza.

-No lo sé...

Volvieron a guardar ese extraño silencio.

-Creo que de momento deberíamos dormir, mañana tenemos trabajo; bueno al menos yo -dijo Otoya riendo de manera triste.

Tokiya alzó la mirada con los labios apretados

-Cierto -contestó sin pensar.

Otoya se levantó, pero antes de alejarse para ir a su cama Tokiya lo agarró de la muñeca.

-¿No me vas a dar un beso?

Cuando Otoya se giró pudo ver la pequeña sonrisa que tenía en su rostro, algo que hizo olvidar por unos momentos aquel problema.

-Claro -le contestó con esa pequeña sonrisa.

Otoya se agachó y besó con dulzura los labios de Tokiya, él cogiendo su rostro con una mano.

-Descansa, precioso -dijo Tokiya cuando se separó.

-Tú también -contestó él sin dejar de sonreir.

Y así los dos durmieron.



Pasaron las semanas hasta que Tokiya estuvo recuperado del todo, pero ninguno de los dos se atrevió a decirle una sola palabra a Haruka, ni ella tampoco sacó el tema. Otoya sabía perfectamente que algún día tendrían que hablar, aclarar las cosas, pero era un tema muy delicado.

Fue entonces cuando el presidente Saotome lo llamó a su despacho.

Nervioso, caminó por el pasillo hacia la sala. Movía las manos sudorosas pensando en el por qué de su cita. Se preguntaba si había hecho algo mal, ¿quizás ya no lo necesitaban? ¿Quizás lo iba a echar? Sacudió la cabeza pensando que eso era imposible. Llegó hasta la gran puerta de madera y llamó.

-Puedes pasar -dijo Saotome al otro lado con su peculiar forma de hablar, deslizando las palabras y marcando la última letra.

Otoya asomó un poco la cabeza y sonrió nervioso. Abrió la puerta y la cerró tras de sí.

-¿Me ha llamado, presidente? -preguntó formal.

-Tengo una noticia para ti -dijo el presidente sonriendo, sus ojos rojos através de sus oscuras gafas clavados en Otoya.

-¿Una noticia?

-Sí, pero vas a tener que esperar a los señores Aijima, Kurusu y Hijirikawa.

Otoya ladeó la cabeza sin entender. Fue entonces cuando la puerta se abrió, mostrando el pelo azul de Masato.

-¡Masa-kun! -exclamó Otoya.

Masato miró a Otoya y luego al presidente Satome. Cerró la puerta, pero en cuanto lo hizo se abrió de golpe dejando aparecer unos fatigados Cecil y Syo.

-Ya... estamos -dijo Syo agachado sobre sus piernas intentando recuperar el aliento.

-Lo sentimos, nos hemos retrasado -dijo Cecil en la misma posición de Syo jadeando también.

-Bien, ahora que estáis los cuatro puedo anunciaros vuestra próxima canción.

-¿Nuestra...? -dijo Otoya

-¿Canción...? -preguntó Cecil.

-Así es -contestó el presidente Saotome alargando la ''s'', sacando de la nada cuatro partitutas.

Los chicos las cogieron, una copia para cada uno.

-Es una nueva canción de la señorita Nanami, una colección de tres canciones que haréis con vuestros sempais.

-''Tenka Muteki no Shinobi Michi'' -leyó Syo.

-Exacto, vosotros cuatro haréis ésta.

Otoya leyó la partitura. Nunca había visto una melodia así, era extraño.

-¿Qué melodía es esta? -preguntó Masato frunciendo el ceño.

-Suena como... -dijo Otoya.

-Unos... -continuó Cecil.

-¿Ninjas? -excalmó Syo.

-Así es -de nuevo alargó la palabra-. Cada canción tiene un tema, y este es el vuestro. Tendréis que componer la letra.

Todos asintieron sin poder creérselo.

Después salieron, cada uno con su partitura.

-No lo puedo creer, ¿de verdad a compuesto esto Nanami-san?

-Eso parece -dijo Otoya sin despegar los ojos de las notas.

Masato estaba en silencio mirando la partitura, comenzando a agregar la letra en su mente.

-¿Cuando empezamos? -exclamó contento Cecil.

-Hum... Deberíamos juntarnos todas las tardes para componer las letras y ensayarla, seguro que pronto nos pedirán un concierto -dijo Otoya.

-Cierto, nos vemos mañana a las... ¿17:00?

-Por mí bien -contestó Masato.

-Y yo -dijo también Cecil.

-¡Aaaaah! ¡¡Estoy tan emocionado!! -exclamó Otoya levantando un puño feliz por la nueva canción-. ¡Esto va a ser genial!

Syo sonrió.

-Creo que los cuatro hacemos un buen conjunto de voces.

-¿Qué canción cantarán los demás? ¿También estilo de ninja? -preguntó Cecil.

-No lo sé, me encantaría saberlo.

-Mañana vienen nuestros sempais -dijo de repente Masato.

-Ah cierto... -dijo Otoya, borrándose la sonrisa de su rostro.

-¿Uh? ¿No estás feliz, Otoya? Hace meses que no los vemos.

Otoya sonrió como pudo a Cecil.

-Claro que lo estoy.

Masato miró de reojo de Otoya, sospechando algo.

-Bueno, me marcho a mi habitación.

-Sí, yo también, tengo algo que hacer -dijo Syo.

-Bien, luego nos vemos -se despidió Otoya.

Después de eso cada uno se fue por su lado.

Otoya caminó hacia su habitación tarareando la canción de la partitura. Cuando dobló la esquina se chocó contra alguien que no reconoció.

-Ugh, per... Ah, Tokiya -dijo al ver el rostro de aquel chico que quería-. Perdoname no veía por donde iba.

-Precisamente iba a buscarte. -De repente lo cogió y lo beso en los labios, cogiéndolo suavemente de la barbilla-. Necesitaba esto -dijo separandose unos instantes.

-H-Hmm... Toki... -dijo intentando separarse, pero Tokiya lo volvió a besar. Esta vez volvió a intentarlo y lo consiguió-. Ah... -cogió aire- Tokiya, ¿y si nos ve alguien?

-No hay nadie por aquí... No importa -volvió a hacercarse para besarlo, pero Otoya se tapó con la partitura para evitarlo-. ¿Uh? ¿Qué es esto? -cogió la partituta y la leyó- ¿Qué narices...?

-Es mía. -La cogió y salió corriendo después de sacarle la lengua.

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Holiiii!!!! CHAN CHAN CHAN SI VOLVÍ Y TODO! Vale, ok, no. He estado superliada con el nuevo curso (bachiller para ser concretos). Sé que me odiais por no subir cap, soy cruel u.u Pero si tuviese más ideas ya lo habría hecho, solo que estoy sin :/ Por eso he sacado lo de Tenka Muteki ^^ Es una canción que sacaron a principios de este año, podeís escucharla ya si queréis, os dejo el enlace aquí y también en vínculo externo para no tenerlo que copiar ^^ Disfrutar!!

http://soundcloud.com/utapri-starish-quartet/tenka-muteki-no-shinobi-michi?in=silvia-calvo-2/sets/uta-no-prince-sama-1

viernes, 8 de agosto de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 20: Sentimientos extraños

Todo se volvió blanco.

Su vista se desenfocó, el mundo daba vueltas a su alrededor. Sus oídos se negaban a escuchar nada, solo oía un constante pitido que lo tapaba todo. Sintió cómo su cabeza chocaba contra el suelo, a la vez que veía caer el cuerpo borroso de Drake. Todo sucedía lentamente.

Quería morir. Ese era la única sensación que sentía en todo su cuerpo. Todo daba igual ya. Habían matado a Drake, ella no había podido decirle nada de sus sentimientos. Le quería. Le quería con mucha fuerza, más de lo que había querido a nadie nunca, ni si quiera a Jem. Drake había desaparecido de su mundo, ahora ya nada sería lo mismo.

Vio una mancha roja extenderse por el suelo. La sangre de Drake... Todo había sido su cupa. Si no se hubiese quedado tanto tiempo en casa de Bern no la habrían encontrado. Drake había ido a ayudarla, pero lo habían matado por su culpa. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Qué iba a hacer ella sin Drake? De repente se sintió muy egoísta. Solo quería a Drake para ella. Pero todo su mundo acababa de desplomarse. Acababan de matar a Drake delante de sus ojos.

Sus vista se movió hasta su rostro. Tenía la piel pálida, sus ojos abiertos, mirándola; no tenían ningún brillo, era unos ojos verdes sin alma. Esos ojos que la habían mirado divertidos, preocupados, que le habían fascinado desde el principio. Sus labios estaban entre abiertos. Aquella sonrisa se había desvanecido... Nunca volvería a ver sonreir a Drake. Había un enorme charco de sangre a su alrdedor. Sheryl parpadeó. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. ¿Iba a llorar? ¿Lo iba a hacer? Volvió a clavar la vista en el suelo oscuro. De pronto escuchó una risa, una risa que se intensificó más y más. Aquella risa parecía la de un loco. Supuso que era John.

-¿Y ahora que voy a hacer contigo? ¿Perdirle el dinero a otra persona? -Tenía un tono divertido-. O como había dicho antes... ¿venderte? -soltó otra carcajada.

Sheryl intentó ignorarle. Le daba completamente igual lo que hicera con ella. Ahora todo le daba igual... Dejó escapar un sonido por sus labios, un gemido. Quería morir, solo eso. Y contra antes fuera mejor. Volvió a gemir, esta vez era un sollozo.

-Ohh, vamoos, no llores pequeña -volvió a soltar una enorme carcajada.

Se agachó hacia ella y la miró divertido.

-¿Tienes miedo? ¿Le querías? Ahora da igual, ese rubio ya está muerto... -John le agarró la cara con una mano para obligarle a mirarle. Sheryl lo miró, enfurecida-. Dime, ¿qué quieres que haga contigo? Venga, te dejo a tu elección.

Sheryl soltó otro sollozo. Sintió miedo. De repente se vio rodeada de una negrura espesa, toda su alma. ¿Qué era esa sensación? Nunca se había sentido tan mal. Drake acababa de morir. Quería llorar, pero también quería matar a la persona que tenía enfrente, aquel que había matado a Drake. Aunque tenía miedo del futuro, de lo que pudiera sucerderle a ella, de una vida sin Drake, solo vivo en sus recuerdos.

El hombre le agarró con más fuerza la cara y la levantó un poco. Ella no podía mover sus manos; le estaba haciendo daño.

-Suélta...me.

John soltó otra carcajada.

-¡Si la niña habla! -Volvió a reír con fuerza.

Sheryl apretó la mandíbula y los ojos, frustrada. Los volvió a abrir,. De repente vio algo detrás de Jonh.

Su rostro empalideció y abrió los ojos de par en par. No... No puede ser...

-¿Qué ocurre? Parece que hayas visto un fantasma -volvió a reír. Cuando se le pasó la risa volvió a mirar a Sheryl, que no apartaba los ojos de ese lugar-. ¿¿Qué narices te pasa?? -preguntó ahora con un tono enfadado. La soltó de golpe y se giró para ver que era aquello que la asustaba tanto.

A su rostro le pasó algo parecido que al de Sheryl. Su piel se volvió blanca, sus ojos se abrieron como platos. Empezó a tartamudear, no se le entendía lo que decía. Comenzó a caminar hacia atrás, hasta que se tropezó.

-De... -empezó debil- ¡DEBERÍAS ESTAR MUERTO! -gritó señalándolo con el dedo.

Sheryl no daba crédito a lo que veían sus ojos. No sabía si llorar por felicidad o asustarse de verdad. Drake... ¿Cómo has...?

Allí estaba, de pie, sin moverse, mirándolos con un rostro normal. Tenía el cuchillo clavado en el estómago, no dejaba de salir sangre. John lo miró con una sonora respiración agitada en el suelo. De pronto Drake alzó la mano, cerrándola sobre el mango del cuchillo. Comenzó a moverla, sacándolo, sin cambiar la expresión de su rostro. Sheryl en parte estaba aterrorizada y en parte aliviada, aunque tenía más miedo que otra cosa.

Drake sacó el cuchillo del todo y lo lanzó, chocandose contra una pared. La sangre había dejado de salir. Avanzó hasta quedarse frente a Jonh. Se agachó de cucliyas, mirándole con la cabeza ladeada.

-No. Toques. A. Sheryl -dijo marcando con fuerza las palabras.

Jonh lo miró aterrorizado, sus ojos llenos de lágrimas y su nariz moquetante.

-¡ALÉJATE DE MÍ!

Drake sonrió, le hacía gracia.

-No te voy a comer, idiota -dijo acercándose un poco más a él, mirándole fijamente.

-¡FUERA! -Jonh gateó cómicamente lo más lejos posible de Drake.

Consiguió ponerse en pie y salir corriendo de allí, mientras gritaba.

Drake sacó rápidamente su teléfono movil y marcó un número. Habló unos pocos minutos con alguien. Cerró el móvil.

-La policía ya viene hacia aquí.

Sheryl estaba muy asustada, lo miraba como si sus ojos de verdad la estuviesen engañando. ¿Quizás se había desmayado y estaba soñando? Debía de ser eso...

Drake se agachó rápidamente hacia ella y desató sus manos. Sheryl se quedó mirando bocarriba al techo, aún asombrada de lo que acababa de ver.

Drake le cogió suavemente el rostro entre sus manos y lo acarició con los pulgares.

-¿Estás bien?

Sheryl tardó un poco en contestar. Asintió levemente con la cabeza.

De repente algo le subió por el estómago. Abrió los ojos y tuvo que incorporarse. Apoyó las manos en el suelo y vomitó sangre. Comenzó a sentir las heridas de su cuerpo más intensamente. Ahora cada una de ellas le dolía. Drake se puso a su lado rápidamente.

-Dios, Sheryl. ¡Claro que no estás bien!

Drake le ayudó apartándole el pelo de la cara. Cuando terminó Drake la abrazó con fuerza.

-Lo siento Sheryl... Esto es culpa mía -sintió un tono muy dolorido en su voz, como si estuviese a punto de llorar-. Por mi culpa estás así, has pasado por todo esto... -Sheryl se dejó abrazar, mirando su pecho.

Apoyó la mejilla en él, sintiendo su calor. Escuchó sus rápidos latidos de corazón. Sí, estaba vivo, junto a ella, abrazándola.

-Drake... ¿qué ha pasado? -preguntó sin entender nada.

Drake se mantuvo callado un tiempo.

-A... Ahora no te lo puedo explicar, tendrás que esperar. Pero prometo que te lo contaré -dijo separandose un poco para mirarla, dandole un beso en la nariz-. Lo importante es que estás a salvo, junto a mí. No... No habría soportado perderte. Cada segundo que pasaba y sabía que estabas aquí, sola, quería morirme más y más. En cuanto me enteré vine rápidamente hasta aquí.

-¿Y... cómo supiste que estaba aquí?

Drake volvió a guardar silencio.

-También tendrás que esperar para saber eso.

En ese momento las sirenas de la policía se escucharon a los lejos.

De pronto Sheryl lo abrazó con mucha fuerza.

-No estoy segura que ha pasado... Pero solo sé que estás aquí vivo, conmigo -Sheryl estaba comenzando a llorar, de repente muy aliviada-. Solo quería morir al ver lo que acababa de suceder. No... No podía soportar no tenerte a mi lado, perderte... -Sheryl lloró con más fuerza. Drake tenía la cabeza apoyada en ella, acariciando su cabello- D-Drake..., yo... te-te quiero... Estoy enamorada de ti -soltó de repente-. ¡Te quiero! Y no... no podría soportar estar sin ti -se alejó unos centimetros de él para poder mirarlo a los ojos. La expresión de Drake era sorpresa. Tenía las cejas alzadas y los ojos muy abiertos. Sheryl se tapó el rostro con las manos, agachada, llorando más. Por fin se lo había dicho, pero estaba segura de que era un amor no correspondido, acababa de ver la sorpresa que se acababa de llevar-. Sé que tu no estás enamorado de mí... Pero por favor, no vuelvas a darme un susto así -dijo refiriéndose a su muerte.

Sheryl sintió como Drake cerraba sus manos sobre sus muñecas. Apartó con suavidad las manos de su rostro para mirarla. Tenía una sonrisa amable, la miraba con sus ojos brillantes, ahora con un brillo.

-Sheryl... lo que acabas de decir... Yo... nunca he sido tan feliz en mi vida -sonrió más ampliamente, mirándola con felicidad.

Sheryl intentó decir algo, pero solo le salió un tartamudeo.

-E-Entonces. quiere decir que...

-Te quiero, Sher...

Sheryl ahogó un sollozo, esta vez de alegría. Exclamó su nombre antes de abarazarlo con fuerza, sintiendo un gran alivio en su corazón. Lloró sobre su hombro, soltando terribles sollozos. Drake, sonriendo, enredó los dedos en su cabello.

-No llores, Sher -susurró.

Entonces se escuchó unas pisadas viniendo hacia donde ellos se encontraban. Sheryl se separó para ver quien era. Había llegado la policía.

Todo fue rápido. Unas personas vestidas de blanco se llevaron a Sheryl y a Drake hacia una ambulancia. La policía rastreó la zona y se llevaron los cuerpos incoscientes.

Pero Sheryl no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder.

De verdad Drake la quería. Drake estaba vivo y la quería.



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Jujujuju *risa* Creo que os habéis asustado más vosotros y la propia Sheryl xDDD Bueno, espero que os halla gustado el capítulo :3 Ahora tendría que sacar el de ''Otoya-chan'', porque hace casi una semana que no saco xd Además me gustaría sacar un capítulo de cada historia por semana. ¡Nos vemos en el capítulo 21! n.n/

martes, 29 de julio de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo once

Ese día empezó feliz. Todos estaban muy ilusionados por la fiesta de esa noche y la preparaban con una sonrisa. Cada uno se encargó de una cosa. Al final encargaron los dules a una pastelería. Invitaron a sus compañeros de la Agencia Saotome. Pronto se hizo de noche y todo ya estaba preparado. Habían hecho unos platos para picar y habían seleccionado una música fantástica. Adornaron una sala enorme muy iluminada, con sillones y sofás de colores. Habían hecho que Tokiya se quedara en su habitación, en parte para que fuese sorpresa y en otra parte por su estado. Aunque se había resignado al principio al final acabaron convenciéndolo.
Pronto la noche llegó. Cuando Otoya y Tokiya entraron en la sala, ya arreglados, todo el mundo ya estaba allí. Les recibieron con una gran sonrisa, primero todos los chicos, por último Haruka.
-¡Hola Tokiya! ¿Qué te parece? -preguntó con una sonrisa entusiasmada.
-Es genial -le dijo sonriendo con amabilidad.
Más personas le fueron felicitando por su recuperación y que ya había podido volver con ellos. La fiesta fue muy divertida y sin contratiempos, todos sonreían y reían. Las horas pasaron y la noche avanzó. Poco a poco la gente se fue yendo.
Otoya se estaba quedando dormido en uno de los sofás. Tokiya se acercó a él y sonrió tiernamente. Otoya tenía los labios entreabiertos y su pecho subía y bajaba por la constante respiración. Sus mejillas estaban algo rosáceas debido al ambiente de tanta gente y algo de alcohol. Se sentó a su lado y puso con suavidad la mano sobre su frente. Estaba algo caliente.
-Nee, Otoya -lo llamó en un susurro-. Creo que deberíamos ir ya a dormir.
Los párpados cerrados de Otoya temblaron un poco hasta que se subieron con lentitud. No terminaron de abrirse hasta que volvieron a cerrarse. Gruñendo medio dormido, escondió su rostro en el pecho de Tokiya mientras lo abrazaba. Murmuró algo, pero Tokiya no le entendió; ni si quiera lo escuchó, ya que estaba atento de Otoya y su repentino movimiento que le había dejado sorprendido.
Sonrió.
-Te llevaría en brazos, pero con la pierna así no puedo.
Otoya se incorporó, ya más despierto, mirándole con las mejillas rojas, esta vez por verguenza. Tokiya pensó en sus adentros que era adorable.
-Puedo ir solo... -Apartó la mirada. Se levantó, y se fue con los puños pegados a sus caderas. Tokiya lo siguió algo más lento a causa de las muletas. 
Otoya se paró al ver que Tokiya hacia todos sus esfuerzos en seguirle con la misma velocidad, pero no podía. Le sonrió alzando un poco las comisuras cuando éste le alcanzó y se fueron juntos hasta el ascensor.

Una vez llegaron a su habitación Otoya se tiró en su cama. Tokiya se sentó en la suya y comenzó a desabrocharse el zapato.
-Deberías darte una ducha, no te vendría nada mal -le dijo mirándole de reojo.
Otoya gruño y se levantó.
-Pero tengo sueño... -Se frotó un ojo. Suspiró y se levantó hacia el baño, cerrando la puerta tras de sí.
Tokiya se dio cuenta de que no habia cogido el pijama y se levantó para dárselo. Lo cogió del cajón y andó con una muleta hasta el baño.
-Eh, Otoya, te has olvidado el pija... -se quedó callado con los ojos abiertos de par en par. Había abierto la puerta, y Otoya ya se había desnudado completamente.
-¡To-To-Tokiya! -exclamó intentando taparse.
Soltó el pijama en el suelo del baño y cerró la puerta de golpe. 
Se quedó con la espalda contra la mareda, su corazón golpeando su pecho. Sentía sus mejillas ardientes, y sus ojos seguían abiertos de par en par. Acaba de ver a Otoya... desnudo... Vale que habían estado siendo compañeros de habitación durante mucho tiempo, he incluso eran muy buenos amigos, pero nunca de había presentado la oportunidad de verse los dos desnudos. Tokiya tenía grabada esa imagen, la del cuerpo de Otoya, su perfecto cuerpo. Sus mejillas se encendieron más y sacudió la cabeza como si intentase borrar aquella espantosa pero deliciosa imagen. Intentó olvidarse y preparó su ropa para entrar después a la ducha.
Minutos después Otoya salió del baño. Tenía el pijama puesto y la ropa de la fiesta pegada a su pecho, su mirada en el suelo. Tokiya no le miró a los ojos, avergonzado, y entró en el baño.  
Más tarde terminó de ducharse y salió, el pantalón del pijama puesto y una toalla sobre su pelo empapado. Se ayudó con las muletas y se sentó en la cama. Otoya estaba sentado en la suya, pegado a la pared. Leía una revista.
-O-Oye, Otoya...
Éste levantó la vista hacia él.
-Siento lo de antes, no me imaginaba que estuvieras desnudo, no es que quisiese verte, es que yo... -las palabras salían a trompicones hasta que Otoya lo detuvo con las suyas.
-No te preocupes, Tokiya -sonrió-. No ha sido nada malo. Somos novios al fin y al cabo, ¿no?
La palabra ''novios'' en los labios de Otoya retumbó en su cabeza. 
Y por alguna razón lo hizo muy feliz.
Sonrió ampliamente y palmeó el sitio de la cama a su lado.
-Ven aquí.
Otoya se acercó con una mirada algo avergonzada y se sentó a su lado, sus cuerpos rozándose. 
Tokiya pasó una mano por su cadera y lo pegó a él, dándole un beso en la cabeza. Otoya sonrió un poco y le dió un pequeño beso a él en los labios, algo que sorprendió mucho a Tokiya.
-Creo que de verdad te quiero -le dijo Otoya escondiendo su rostro colorado en el hueco de su cuello.
Tokiya sonrió con amor y hundió la nariz en su pelo rojizo.
-Yo también, Otoya.
Entonces Otoya levantó la cabeza y lo miró con los ojos abiertos, pensando en algo.
-¿Qué ocurre?
-Tokiya... ¿qué haremos cuando nuestros sempais vuelvan de viaje? Reiji volverá a dormir con nosotros dos y no tendremos tiempo para estar a solas... -le dijo con un tono preocupado.
Tokiya lo miró, dándose cuenta de la terrible verdad.
-No te preocupes -le tranquilizó, aunque también lo hacía para sí mismo-. Encontraremos tiempo para nosotros. -Otoya volvió a esconder el rostro.
-¿Qué pasaría si se enteran todos de lo nuestro...? -susurró de repente.
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Holaaa! Sé que me odiais porque hace muucho que no actualizaba ;w; Pero he estado sin nada de ideas, en las dos historias. ¡Justo en las dos me había quedado atascada! Sé que este capítulo es cortito, pero quería traeros algo >.< ¡espero que os haya gustado! ¡Nos leemos! n.n)/

lunes, 21 de julio de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 19: Sangre en el filo

Corría frenéticamente. Drake iba rápido por las calles, corriendo todo lo rápido que podía. Los dientes y puños apretados con fuerza comenzaban a hacer daño. Sus uñas se clavaban contra su piel. Pero eso no le imporaba, no era nada comparado con lo que estaba pasando.
<< ¿Sabes quien es Sheryl Hasting, verdad? Por supuesto que lo sabes. Bueno, habrás podido notar que ha estado ausente y no querrás pensar que le ha pasado algo grave, ¿no? Pues va a ser que tus peores miedos se van a hacer realidad. Sabemos quien eres, Drake Tisdale. Tenemos ha tu pequeña Sheryl, sí. Supongo que ya sabes cómo sigue esto. Tienes dienero, y no te va a importar intercambiarlo por tu novia. Solo podimos 200.000. ¿Crees que tu novia vale eso? ¿Quizás más? Llama a la policía y tu ella lo pagará caro. Queremos el dinero en el buzón de tu casa. Si no lo tienes antes de las 23:59 de mañana morirá. ¿Lo has entendido bien? Sabemos que lo pagarás, Drake. Esperaremos ansiosos. >>
Todo se veía negro. El aire estaba cargado, y se respiraba con dificultad. Oh, ¿era solo por eso? Ahora no lo sabía bien. Abrió los ojos lentamente. Daba igual seguía viendose negro. Comenzó a despertarse. Sintió que estaba sentada en una silla. Incorporó la cabeza que tenía echada hacia delante al haber estado dormida. Sintió como su espalda gemía de dolor ante la incómoda posición. Movió las manos, oegadas al respaldo. No podía; estaban sujetas con algo. Las retorció, pero no consiguió nada. Intentó pronunciar alguna palabra. Su boca estaba completamente seca. Empezó a recordar. Todo lo que había pasado. El día anterior, mientras volvía a casa por la noche, había sido atacada. No consiguió ver el rostro de su captor. Solo recordó que le habían tapado la boca con algo que la durmió. Cuando despertó automáticamente intentó escapar. Peleó cómo pudo, pero aquellos hombres que la habían encerrado eran demasiado fuertes, no había sido como esa pelea con Drake. Esto no era un juego. De repente sintió mucho miedo. La habían raptado. ¿Qué le iban a hacer? ¿Iba a morir? Le había golpeado lo suficiente como para poder volver a sacar fuerza e intentar huir de nuevo. Además no podía ver nada y estaba inmovilizada. Se quedó quita en aquella silla. No escuchaba nada, solo silencio. Prefirió no hacer ningún sonido ni movimiento por si había alguien más allí. No quería que supieran que estaba despierta. Volvió a mover las manos, pero las cuerdas estaba demasiado pretas. Sacó aire lentamente por la nariz. No iba a llorar, no se lo iba a permitir. Apretó los labios con fuerza, sin saber qué hacer. Decidió esperar a ver qué pasaba.
Sentía miedo, pero pensaba que sería peor. No era aterrador, pero estaba ahí en su mente. Sabía que podía defenderse, estaba preparada. Quizás fuese mejor solucioón no hacer nada y cooperar, ¿Qué querían en realidad de ella? Supuso que dinero. ¿Pero quien? Su familia no es que fuese rica especialmente, no iban a poder pagarlo así como así. No tenía sentido. 
De pronto algo le tocó la pierna. La apartó con rapidez, asustada.
-Oh, conque si que están despierta, ¿hm?
Era una voz grave, de un hombre por supuesto. No contestó, el corazón acelerado.
-¿No vas a decir nada? -preguntó la voz.
Sheryl se quedó callada unos instantes.
-¿Qué queréis de mí? -su voz estaba seca, sonaba ronca y más aguda de lo normal.
-Sólo dinero -contestó calmado.
-Mi familia no tiene dinero -dijo de inmediato Sheryl.
-Lo sabemos.
-¿Entonces...?
-No es a tu familia a quien le hemos pedido dinero -dijo cortante la voz-, sino a tu novio.
-¿Mi... novio?
-Es un poco arriesgado. Pero si de verdad te quiere nos dará el dinero.
-¿Drake? -se preguntó Sheryl a sí misma, susurrando.
-Exacto.
-Pero, él no es...
-No intentes poner escusas. ¿Te crees que no os hemos visto juntos? Eres la única persona a la que ese niño rico quiere de verdad.
Esas palabras entraron con fuerza en la mente de Sheryl. Era la única persona... que quería. No lo había visto nunca de ese modo. Intentó concentrarse en la conversación.
-Drake no es mi novio -dijo con firmeza.
-¿Te quiere?
-Sí, pero...
-Pues ya está -la interrumpio-. Si ese tío te quiere de verdad dará el dinero.
Sheryl respiró con dificultad. Maldita sea, habia metido a Drake en todo esto. Se preguntó si su familia lo sabría.
-¿Y mi familia? ¿Están enterados?
-No les hemos dicho nada.
Sheryl cerró los ojos comprendiendo. Mejor.
-Cuando tengamos el dinero te soltaremos. No queremos hacerte daño, al no ser que te resistas.
Sheryl torció los labios. No pensaba dejarse así como así.
Drake entró en el callejón. Parpadeó rápidamente. Sus ojos no eran de un tono verde, sino uno mucho más claro, casi amarillo. Se concentró de nuevo, cerrándolos. De repente su colgante comenzó a elevarse. Salió de debajo de su camiseta. Era una cuenta pequeña, de un cristal azulado, sujeta de una correa que pasaba al rededor del cuello de Drake. Siempre había estado ahí. Solo que escondida. A veces la dejaba en algún armario bajo llave, pero después de todo lo que estaba pasando decidió no volver a quitarsela nunca. Sus labios estaban cerrados en una linea. Esta vez la cuenta que se elevaba en el aire como si fuese magia comenzó a iluminarse. En pocos segundos brilló con mucha fuerza. El fulgor iluminaba el rostro de Drake desde abajo en el oscuro callejón. En cuanto Drake abrió los ojos de golpe la cuenta calló de nuevo, golpeando su pecho. Y así echó a correr con seguridad.
Con un movimiento brusco, le quitaron la venda de los ojos. Sheryl intentó enfocar. Estaba en una habitación no muy pequeña. Tendría el tamaño de un salón normal, quizás un poco más grande. No había ningún mueble, solamente la silla en la que ella estaba sentada. El suelo era cemento y las paredes igual. Todo estaba sucio y había manchas oscuras por las paredes. Había dos pares de ventanas diminutas distribuídas por las paredes, pero estaban tapadas con tablones de madera y solo debajan entrar unos pocos rayos de luz, los suficientes para ver. Aún así la habitación era oscura. Se podían ver en el aire el polvo flotando. El ambiente estaba cargado y había un extraño olor que Sheryl no reconoció, además de sudor. Volvió a intentar soltar sus manos, pero cada vez que lo hacía las cuerdas se le clavaban más. Aquel hombre estaba de pie suyo, con la mano en la cadera, mirándola con una sonrisa divertida. No tendría ni 30 años, era más joven de lo que Sheryl pensaba. Pudo ver que había más personas allí dentro, en silencio. De la misma edad que la otra persona. Entoces sus ojos encontraron la puerta, detrás del hombre. Era una puerta de metal, además estaba entreabierta. Su corazón saltó gritando salir. Estaba algo asustada, no sabía lo que esos hombres le podían hacer, aunque habían dicho que no querían hacerle daño. Pero quería huir, e iba a huir.
Levantó la mirada lentamente hasta el hombre. El hombre tenía una sonrisa en su rostro que enseñaba todos sus dientes. Se acercó de repente a Sheryl. Ella se sobresatló unos instantes con el corazón latiendo frenéticamente. Solo dio dos pasos.
-Eh, no te asustes, ¿sí? No voy a hacerte nada. -Se agachó hacia ella y sujetó su rostro con fuerza apretando sus mejilas con dos dedos. Lo movió hacia un lado. Sheryl cerró los ojos con fuerza-. Humm, quizás podamos sacar más dinero por ti si te vendiésemos. -Sheryl abrió los ojos y lo miró enfurecida. El hombre la soltó con un movimiento brusco, Sheryl se quedó con la cabeza agachada, ocultando su rostro con su pelo-. Mira, seamos amigos, no te asustes. Te diré mi nombre, soy John.
Obviamente Sheryl supo que era mentira. Alzó el rostro y le sostuvo la mirada.
-Bien... -comenzó Sheryl, en modo de persuadirle-. Pues si somos amigos, ¿por qué estoy atada?
-Humm, buena pregunta -dijo el que hacía llamarse John-. Es que... -puso voz aguda- me da miedo que te vallas y me dejes aquí -hizo un puchero.
A Sheryl le dieron ganas de vomitar.
-No me voy a escapar -sonrió de lado enseñando sus dientes también-. De verdad.
Podía notar el movimiento en la habitación. Habría unos cuatro hombres más.
-¿Puedo confiar en ti? -dijo como si nada John.
Sheryl asintió con una leve sonrisa.
-Bien, desatarla -le dijo a los demás.
-Pero jefe... -protestó uno de ellos.
-Cállate, se lo que hago -dirigió la mirada hacia Sheryl son su sonrisa, de brazos cruzados.
Un hombre fue hasta Sheryl y deshizo el nudo. Sheryl se frotó las manos.
-Gracias -dijo con los ojos cerrados.
De repente la cabeza de Sheryl pensó con rapidez. Vale, ya estaba libre. ¿Cómo conseguía llegar a la puerta? ¿Podría con todos esos hombres? Los miró uno a uno. Todos parecían muy fuertes, demasiado para ella. Si tuviese aunque fuese un arma...
De repente vio que uno de ellos llevaba un cuchillo en la mano. Apartó la mirada de él. ¿Cómo se lo quitaba? De momento estaba inmovil, la mirada de los hombres puesta en ella.
En ese momento escuchó un alboroto que provenía fuera de la puerta. Se escucharon golpes y gritos. Los cinco hombres se volvieron hacia la puerta. 
-¿Qué coño está ocurriendo? -gritó el jefe, abriendo la puerta.
Sheryl no se fijó mucho en lo que pasaba fuera, solo aprovechó la distracción para pegar una patada al cuchillo del hombre, que salió volando. El hombre se sorprendió y no reaccionó a tiempo. Sheryl se tiró para alcanzar el cuchillo del suelo. Lo cogió con las dos manos y se puso bocarriba. Todos estaban confusos, no sabían si atender a lo que ocurría fuera o coger a Sheryl. 
Se levantó agilmente y esquivó a uno de ellos. El segundo que venía a atacarla iba directo a ella.
-¡¡Cogerla!! -exclamó John.
Esta vez todos fueron a por ella. Sheryl intentó atarcar al hombre con el cuchillo, moviéndolo de izquierda a derecha. El hombre lo esquivó y volvió a por ella. Sheryl se agachó antes de que la agarrara y esquivó a otro. Al siguiente le atestó un golpe con la rodilla en el estómago, que hizo que se doblara en dos. Corrió hacia la puerta. No estaba siendo tan dificil como creía. De repente vio que estaba cerrada. ¡NO!
Unos brazos agarraron sus muñecas desde atrás y las alzaron en alto. Sheryl intentó quitarselo de encima dando una patada que hacertó en el punto débil del hombre, que la soltó al instante. Se volvió con el cuchillo en alto. Uno de ellos le vino por un lateral y ella acertó con el puñal en uno de sus brazos, pero sólo haciéndole una herida no muy profunda. De repente la golpearon por detrás, un golpe que le hizo caer al suelo. Intentó levantarte y echar a correr en el instante, pero tropezó y cayó al suelo. Antes de caer un puñetazo le golpeó con fuerza la cara. Choco con el suelo con el hombro y gimió. Otra patada acertó en su estómago de lleno. Jadeó con los ojos abiertos de par en par. Una mano agarró su pelo y le hizo levantarse. Se alzó como pudo, sujetándose el pelo por el daño. El cuchillo estaba por el suelo. Abrió un ojo y vio la cara de John enfrente suyo. Ahora daba verdadero miedo.
-Maldita hija de puta. Solo nos traes problemas.
La tiró hacia el otro lado, ella cayendo al suelo con un golpe. Sheryl escupió sangre por la boca. Algo ahí abajo tendría que haberse roto. Comenzaron a salirle lágrimas por los ojos. No había conseguido escapar y no podía aguantar el dolor que provenía de diferentes partes de su cuerpo.
De repente el sonido que se oía fuera se aproximó. Alguien agarró sus manos y las ató con fuerza.
-¡¿Qué está pasando ahí fuera?! -gritó John.
De repente la puerta se abrió de un golpe. Chocó contra la pared, provocando un gran estruendo. Sheryl tenía la vista nublada entre las lágrimas y el dolor. Vio una sombra. Tenía los puños cerrados a sus lados, de los que goteaba algo de sangre. El chico alzó el rostro. Era Drake.
Sheryl abrió los ojos de par en par. No podía creéserlo. Miró detrás de Drake. Solo había cuerpos tirados por el suelo.
-¡¿Quien coño eres?! -preguntó enfurecido el jefe.
-Soy Drake Tisdale. Vengo a recoger Sheryl -contestó limpiándose sangre de la boca.
-¡Drake! -exclamó Sheryl, los ojos abiertos de par en par.
Drake no la miró, simplemente se lanzó hacia los hombres.
Todo ocurría muy rápido. Todos los hombres estaban al rededor de Drake, intentando atraparlo, pero solo salían mal heridos. Drake los esquiavaba con una gran rapidez y los golpeaba con fuerza. Se les escurría cuando intentaban cogerlo, y él les respondía con una patada o un puñetazo. Dejó inconsciente a uno de un golpe en la cara. Sheryl intentó desatarse, pero estaba demasiado bien sujeta. No quería que Drake acabase mal. Uno de ellos lo alcanzó en el estómago, Drake salió despedido hacia atrás. Se levantó con rapidez y se agachó para evitar un puñetazo. Alzó el pie y consiguió golpear a uno de ellos en la cara. Cayó inconsciente. 
-¡¡Dame el puto cuchillo!! -grito el jefe. 
El que lo llevaba se lo lanzó y lo cogió en el aire. Intentó atacarle con el cuchillo hacia abajo, pero Drake se retiró hacia atrás de un rápido movimiento. De pronto uno de ellos lo golpeó por detrás. Drake cayó al suelo. Otro le dio una patada en cuanto tocó el suelo en el pecho. Drake gimió de dolor. Pero rodó hacia un lado, volvió a levantarse y corrió hacia el hombre para golpeaerle, todo en milésimas. Otro que cayó incosciente. Los dos que quedaban fueron a golpearle a la vez, uno de ellos John. Esquivó al primero y golpeó al segundo. Pero ocurrió algo. Cuando se volvió hacia John, el único que quedaba en pie, no pudo ver el cuchillo que cortó el aire. Se escuchó un sonido pegajoso. Drake tenía los ojos abiertos de par en par, John una sonrisa diabólica. La hoja se hundía en el estómago de Drake. John movió un poco más la mano y la hundió del todo, hasta el mango, haciendo sobresalir la punta por atrás. Sheryl lo miró, sus ojos desorbitados.
-¡¡DRAAAKE!!
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...


...


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Me odiais, lo sé.
Bueno, la verdad es que esta historia se me ocurrió hacerla solo por esta escena. Y todo ha ido surgiendo hasta que por fin lo he escrito xD (sí, ya véis las cosas que se me pasan por la mente). ¿Quizás sea el final de esta historia? Tranquilos, que queda Jem xDD

lunes, 7 de julio de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo diez

Otoya se había quedado dormido en el sofá de la habitación. Estaba tumbado de lado, su costado y sus caderas se elevaban y descendían lentamente, al ritmo de su respiración. Tokiya se había despertado esa mañana por culpa de la luz que se filtraba por la ventana mal cerrada. Se incorporó bostezando en silencio. Se giró hacia Otoya medio dormido. Sus labios se convirtieron en una pequeña sonrisa. Otoya se había quedado toda la noche a su lado, aunque él le había dicho que no hacía falta, que estaba bien solo, Otoya había insistido. La verdad es que eso lo hacía feliz...

En ese momento Otoya se despertó. Se incorporó sobre un codo. Se quedó medio levantado, apoyándose con una mano. Se frotó el ojo con un puño. Otoya siempre era adorable cuando se despertaba. Él vio que Tokiya ya estaba despierto.

-Buenos días... -dijo con voz somnolienta y los ojos medio abiertos.

-Buenos días -Tokiya le dedicó una sonrisa amable.

Otoya terminó de sentarse, estirandose con los brazos en alto, haciendo crujir su espalda.

-Dioses... Este sofá es horrible...

-Ya te dije que tendrías que haberte ido a nuestra habitación.

-Ni en sueños -le repitió-. No pienso dejarte aquí solo en este inóspito lugar -sacudiendo la cabeza.

-Bueno, solo ha sido esta noche, ¿eh?

-Ja -contestó Otoya en tono irónico levantándose para ir al baño.

Tokiya suspiró con una pequeña sonrisa, sabiendo que era imposible convencerle.

Cuando Otoya salió, Tokiya entró detrás de él. Gracias a Dios, como ya estaba consciente, le habían quitado el gotero. Salió y se sentó sobre la cama con las piernas dobladas, encendiendo la televisión. Se movió un poco y golpeó el sitio libre de al lado para que Otoya se sentase. Otoya, algo tímido, hizo lo que le indicó, aunque sólo se sentó al borde de la cama. Tokiya lo agarró de las caderas y lo atrajó hacia sí. Otoya se había sonrojado, eso le volvía loco. Los dos se quedaron viendo la televisión un rato, Tokiya sin mover su brazo.

-¿No... no vamos a desayunar nunca? -preguntó Otoya con la boca pequeña.

Tokiya sonrió diciendo que sí. Llamó a una enfermera y pidió que trajera el desayuno. Les hizo un favor y le trajo a Otoya un chocolate caliente de la máquina expendedora. Otoya se lo bebió a sorbos, las dos manos sobre el vaso.

Pasaron el día juntos, jugando a cartas, viendo la tele o simplemente hablando. Tokiya disfrutó de la presencia de Otoya, su sonrisa tan preciada constantemente en sus labios llenaron su corazón de una extraña alegría.

Las heridas de Tokiya no eran tan graves como parecían, simplemente se había desmayado por el golpe y el susto. Le quitaron la venda de la cabeza pronto, y tendría que estar un mes con la escayola de la pierna y muletas. No podría volver al trabajo en mucho tiempo, pero al menos podría pasar más con Otoya.

Al día siguiente le dieron la baja en el hospital. Volvieron a la Agencia Saotome donde todos les esperaban. Cuando entraron en el vestíbulo, vieron a todos sentados en los sofás que había para descansar. Se levantaron de golpe cuando vieron a Tokiya y Otoya entrar por la puerta. Haruka fue la primera en acercarse.

-Hemos estado muy preocupados por tu estado, Tokiya, ¿qué tal estás? -preguntó con una sonrisa amable.

-Estoy perfectamente, sobretodo gracias a Otoya -dijo devolviéndole la sonrisa.

Haruka soltó una pequeña risilla mientras Otoya apartaba la mirada, avergonzado.

-Si no he hecho nada... -dijo abrazándose a sí mismo. Tokiya rió antes de responder.

-Claro que sí, Otoya, me hubiera sentido muy solo y apenado allí dentro si no hubiera sido por ti, y aún con todas mis insistencias de que podías marcharte a casa, pediste un día libre y te quedaste conmigo. -La mirada de Tokiya, posada en Otoya, brillaba, llena de felicidad.

-Siento que no nos hubieramos podido quedar nosotros, Ichinose-san... -dijo Haruka, apenada, sacudiendo la cabeza, como si fuese obligatorio disculparse por todo ello-. Teníamos trabajo y...

-Nanami-san -le interrumpió Tokiya-, no te preocupes por esa tonteria, en serio -sonrió de lado ladeando la cabeza-. Todo está bien, entiendo vuestra situación, no os obligaba a quedaros.

Todos sonrieron en ese momento, el aura que se respiraba en aquella habitación era de felicidad y alegría.

-Mo, Tokiya...* ¡nos has tenido muy preocupados! -exclamó Syo-. Mira que tener un accidente... -le dio un suave golpe con el puño su hombro-. Ya te vale.

Tokiya rió frotándose el hombro.

-Bueno. Yo... siento haberos preocupado tanto -se inclinó disculpandose-. Perdonarme.

-Ichinose-san, todo ahora está bien -dijo Natsuki con un tono feliz-.

-Nee, tengo una idea* -dijo de repente Ren-. ¿Y si hacemos una fiesta para celebrar que Tokiya está bien?

-¡Que buena idea! -exclamó Natsuki.

Masato asintió.

-Me gusta.

-¡Eso suena genial! -dijo feliz Haruka-. ¡Hagámosla mañana por la noche! ¿Qué os parece? Podemos invitar a todos de la Agencia.

-¡Sí, y hagamos muchos dulces! -sonrió Cecil.

-¡Eso puedo encagarme yo!

-¡NO, NO, NO, NATSUKI! -chilló Syo.

-¿Eh? ¿Por qué no?

Otoya soltó una risa incómoda.

-Ya los encargaremos, ¿sí?

-Eso, eso -contestó Syo.

-¿Hmm? ¿Qué hay de malo en que los haga Shinomiya-san?

Syo y Otoya miraron a Haruka con rostros ensombrecidos, diciéndole indirectamente que era mejor no ir por ahí y dejar ese terreno en paz. Haruka se cayó al momento. Todos miraban extrañados a Otoya y Syo, pero en seguida se olvidaron del tema.

Después cada uno se encargó de una tarea. Irían a comprar todo lo necesario por la mañana y lo decorarían todo para la noche. Como era tarde cada uno se fue a cenar y ya a dormir.

Otoya ayudó a Tokiya a subir y ya entraron en la habitación. En seguida cenaron y se quedaron un rato viendo la televisión. Todas las luces estaban apagadas y solo la de la televisión golpeaba sus rostros con las imágenes. Otoya tenía su cabeza apoyada en el hombro de Tokiya. Había cerrado sus ojos y estaba comenzando a dormirse. Tokiya alzó su mano y comenzó a acariciar sus cabellos rojos con la mano. Su pelo era muy suave. Acercó su nariz y lo olió. Olía a fresa. Tokiya sonrió por la coincidencia de que su pelo también fuese rojo. Mientras lo acariciaba, Otoya soltó un ronroneo, como si fuese un pequeño gatito que necesitaba protección. Estaba dormirdo, con una pequeña sonrisa en sus labios, muy, muy pequeña, pero lo suficiente para verla. Apagó la televisión para irse a dormir ya. Él también estaba agotado.

-Otoya -susurró-. Vamos a la cama.

Como Otoya no tenía un sueño muy profundo se despertó un poco.

-Hu...Humm, sí... -susurró en una voz baja y aguda.

Casi a rastras fue hasta la cama, donde se tiró. Tokiya sonrió y le ayudó a taparse.

-Ne, ¿no me vas a dar un beso?

Otoya abrió con poco los ojos y apartó la mirada, sonrojado.

-Sí..

Tokiya sonrió y acarició su mejilla suavemente antes de acercar los labios a los suyos y besarlo tiernamente. Se separó de él y lo miró con amor.

-Que duermas bien, pequeño.

Otoya casi estaba dormido de nuevo, con los ojos cerrados. Dijo las siguientes palabras inconscientemente:

-Sueña conmigo... -susurró en una voz muy baja.

Tokiya sonrió ampliamente.

-Eso haré.

Se fue hasta su cama y ahí se durmió, soñando con Otoya.

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*Estas expresiones se utilizan en Japón. Quizás no se escriban exactamente así, pero suena algo parecido a cómo están escritas. El primer semblante expresa queja, quiere decir algo así como ''joo'' o ''jolín''. La segunda es para llamar la atención a alguien, como decir ''oye'' o ''escucha''.

lunes, 30 de junio de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 18: Al aire

Su corazón estaba preto en un puño.

Jem estaba sentado contra uno de los árboles del exterior del instituto, alejado de todos, de brazos cruzados. No le apetecía hablar con nadie, ni si quiera con Lina. Estaba por una parte enfadado, y por otra triste y agobiado. Volvió a mirar su móvil por milésima vez. Nada. Sheryl había faltado ese día y no le había dicho nada. Podía sonar muy egoísta, pero Sheryl y él tenían una estrecha relacción y siempre que uno de los dos se habían ausentado un día de instituto se habían mandado un mensaje o algo. Pero ese día nada, no había nada. Quizás Sheryl estaba tan enferma que no había podido ni mandar un mensaje, o quizás... Pero espera, eso era lo que le preocupaba a Jem. ¿Y si se encontraba mal? ¿Y si le había pasado algo? Esas eran el tipo de preguntas que habían estado rondando por la cabeza de Jem durante toda la mañana. Pero eso no era lo peor. Le había mandado más de 30 mensajes y ella no respondía. Volvió a probar a llamar. Después de cuatro timbres la voz electrónica de una chica comenzó a hablar. Colgó enfadado, sus dientes apretados. Tiró el móvil al lado suyo por el césped y se acurrucó más contra el árbol, enfadado. Seguía sin contestar. La llamada perdida número 39 de la mañana. De repente vió cómo un par de Converse amarillas se detenían en frente suyo. Subió la mirada por el cuerpo hasta deternerse en el rostro del chico. Drake Tisdale.

-¿Puedo sentarme? -preguntó.

Jem se colocó mejor, asintiendo. Drake se sentó enfrente suyo con las piernas cruzadas. Habló sin mirarle a los ojos, dirigiendo la vista a su grupo de amigos, unos metros más allá.

-Hoy Sheryl no ha venido.

-Hum, me lo dices a mí -dijo con sarcasmo.

Drake alzó una ceja, mirándole esta vez.

-¿Sabes algo de ella? Vosotros sois muy amigos, y quizás... -no terminó la frase ya que se hacía falta saber lo que venía.

-Eso suponía yo -Jem torció los labios, mirando el césped-. No da señales de vida.

Ahora Drake alzó las dos cejas.

-¿Sabes si ha pasado algo?

Jem sacudió la cabeza.

-Nada de nada. Mira -Jem cogió el móvil y le enseño levemente los cientos de mensajes sin contestación-. Tampoco responde a mis llamadas.

-Esto si que es raro -dijo frunciendo el ceño.

-Tú fuiste el último en verla ayer, ¿no?

Drake torció los labios, pensativo.

-Creo que no. Fue después a casa de Bern a devolverle un cuaderno.

-¿A qué hora se fue?

-De mi casa, a las 21:00, de casa de Bern... Ni idea.

Jem se removió incómodo.

-¿Y si vas a preguntarle?

Drake asintió.

-Eso haré. -Se levantó y se dispuso a irse. Hizo un saludo militar-. Gracias por todo.

-No hay de qué.

Y así se fue.

Jem siguió unos minutos más allí, acurrucado contra el árbol, abrazando sus piernas con la mirada perdida al frente, consternado. Notó que una presenecia se acercaba tímidamente. Alzó la mirada ligeramente hacia donde procedía.

-Ho-Hola... -saludó Lina con voz entrecortada, nerviosa.

-Ah, hola...

Lina se sentó a su lado, su mirada expresaba preocupación.

-Lo siento, te he estado viendo desde allí, y no he podido evitar...

-No te preocupes -le interrumpió Jem con una sonrisa amable-. Estoy bien.

Lina se quedó callada, sentada a su lado.

-¿Qué ha... ocurrido? -la voz de Lina era suave, delicada. Parecía que estuviera diciendo ''por favor, protégeme de lo malo'' y Jem sólo tenía ganas de abrazarla cuando esa sensación de felicidad le llenaba el corazón.

-Bueno, quizás suene un poco tontería, pero Sheryl no ha venido, no contesta a mis mensajes y... -su voz se rompió cuando se dio cuenta de todo lo que le costaba hablar de ese tema.

-Jem, eso no es una tontería. Puede que le haya pasado algo de verdad.

Jem volvió a abrazarse, esta vez escondiendo la cara.

-Espero que no sea nada malo.

Lina se acercó más y lo abrazó. Jem se separó lentamente de sus piernas y le devolvió el abrazo, poniendo su rostro en el hueco de su cuello.

-Tranquilo, Jem -le susurró ella.



Drake caminó con las manos en los bolsillos, nervioso. Había encontrado por fin a Bern, cosa que le había costado gran tiempo porque estaba en la azotea haciendo un trabajo con unos amigos. Cuando le preguntó le contestó que Sheryl se había ido tarde, y que después de eso no supo nada más de ella. Eso lo preocupó más. Recuerda haberle preguntado si quería que la acompañase ya que era tarde, y eso que solo eran las 21:00. Si se había ido a las tantas aún era más peligroso. Pero dedujo que si le había pasado algo por la noche sus padres habrían llamado a Jem por si estaba en su casa con ella, pero si no le habían llamado eso quería decir que estaba bien en casa, ¿no? El timbre del comienzo de clases sonó en ese momento. Le preguntaré luego si ha llamado a sus padres... Pensó Drake. Se dirigió a su clase, con la vista clavada en el suelo y los pensamientos por el aire.



Jem no paraba de morderse las uñas. Ya era la hora de salida, seguía sin saber nada de ella. Intentó respirar hondo. No sería para tanto... Se estaba preocupando demasiado. De repente notó que una mano le tocaba el hombro. Se giró y vio el rostro de Drake.

-Oye Jem -empezó Drake-. ¿Has probado a llamar a los padres de Sheryl?

Jem sacudió la cabeza.

-Sí, pero daba igual, no hay nadie en casa porque sus padres trabajan.

-¿Y sus móviles?

-Siempre los tienen silenciados cuando trabajan. Pero les he dejado un mensaje para cuando puedan verlo.

De pronto el móvil de Jem sonó en un mensaje. Jem lo sacó rápidamente, casi cayéndosele al suelo. Leyó el mensaje, por su rostro Drake averiguó que no era Sheryl, pero frunció el ceño cuando vio los ojos de Jem ensachándose. Jem le enseñó el móvil y leyó. Era la contestación al mensaje que acababa de mencionar Jem.

Perdóname por no verlo antes, Jem. ¿Cómo que Sheryl no ha ido al instituto? Desde ayer por la mañana que no la veo. Se fue al instituto y luego a casa de Drake Tisdale. Me dijo que iba a pasar todo el día allí, así que supuse que vendría tarde. Como suele irse antes al instituto que yo a trabajar tampoco la he visto hoy. ¿Dices que no responde a tus mensajes? Un saludo.

Cuando Drake terminó de leer su mirada se encontró con la de Jem. Los dos pensaban lo mismo. Sintió cómo su corazón se encogía como un puño con fuerza. Había muchas posisiblidades de que le hubiera ocurrido algo. Su pecho golpeaba con fuerza, aterrado. Jem se dispuso a contestar cuando otro mensaje llegó. Abrió de nuevo la mensajería. Sus ojos se abrieron más que antes.

-¡Es Sheryl!

Drake, nervioso, se pegó a Jem para leer el mensaje juntos. Era la respuesta a uno de los cientos de mensajes que había enviado Jem.

Hola, Jem. Siento no haber respondido antes. Tranquilo, estoy bien, solo un simple dolor de cabeza. Tenía el móvil apagado porque me afectaba y no lo he visto. No te preocupes, en serio. xxx

Jem alzó la mirada de nuevo hacia Drake con el ceño fruncido.

-No lo entiendo -dijo Drake.

-Bueno, si ella dice que está bien...

Jem fue a contestar a Sheryl.

¿Puedo pasarme por tu casa ahora? Estoy preocupado de verdad.

Le dio a enviar. Segundos después llegó un mensaje de contestación,

¡No, en serio! Estoy bien, no te preocupes por nada. Solo ha sido un dolor de cabeza de la mañana. No hace falta que vengas.

En cuanto Drake lo leyó le arrebató de las manos el movil a Jem y le dio a llamar. Jem lo miró sorprendido. Al ver que no lo cogía chasqueó la lengua sonoramente. Volvió a probar, pero esta vez lo había apagado.

-¿Pero que mierda...? -fue a preguntar cuando le saltó el buzón de voz.

-¿Qué ocurre?

-Ha apagado el movil -dijó enfadado devolviéndole el móvil con brusquedad.

Jem alzó las cejas cuando cogió el móvil y escuchó las palabras de Drake. Se pasó una mano por el pelo dorado, nervioso y enfadado. Esto no tiene sentido... Se dijo al ver que las cosas no encajaban. Miró la hora de su reloj digital.

-Me voy a casa, avisame si te llega algún mensaje o te coge el teléfono o algo.

Jem asintió mientras Drake le decía su número de teléfono.

Después Drake comenzó su camino a casa.



Entró en su cuarto y tiró la mochila contra la pared. Se tumbó en la cama bocarriba con las manos en la nuca, sus pensamientos revueltos. Ahí había algo que no encajaba... Su madre decía que no la había visto, por lo tanto había salido de casa o quizás no había regresado. Que él supiera no conocía ningún motivo por el que ella no quisiese ir al instituto. ¿Había discutido con alguna amiga? ¿Una pelea? Pero ayer la había visto muy bien. Quizás hubiese hablado con alguien por la noche y... No, no creía que fuese eso. Pero Sheryl decía que estaba enferma en casa, y no obstante su madre no la había visto. ¿Qué estaba pasando? Igual era un despiste de su madre y si que estaba en casa solo que ella no la había visto con la idea de que esaba en el instituto. Su corazón suplicó que fuese eso. Abrió los ojos cerrados y miró la pared. Se llamó estúpido por no tener el móvil de Sheryl, él mismo la podría llamar y no estar ahí tirado sin hacer nada en la cama. En ese momento su móvil del bolsillo vibró en un mesaje nuevo. ¿Quien sería? Se incorporó y se sentó sobre la cama para mirar el mensaje. Abrió la mensajería. Era un número oculto. Pulsó en el mensaje con el ceño fruncido y comenzó a leer.

Sus ojos se agrandaban cada vez más y su piel se volvía más pálida conforme avanzaba en el mensaje. Soltó un grito desgarrador antes de salir corriendo con el móvil en mano.

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Hola! :3 ¿Qué tal? ¿Os ha gustado? El siguiente capítulo se va a poner muy interesante >w< Me gustaría que me dieseis vuestra opinión sobre la historia, me sería de gran ayuda, saber en que fallo y eso... ¿Qué tal el verano? ¿Os está yendo bien? xD Yo de momento algo aburrida, pero la temporada de anime de verano me está volviendo loquita! Hay tantos que llevo esperando que no se por donde empezar TwT ¡Ayer salió Free!! ¿Lo habéis visto? ¡Yo fangirleé mucho! Jajajajajaja. Si no lo habéis visto os animo a verlo :3 Es una anime muy bueno y que no os tire para atrás que se de deportes, porque eso es lo de menos xD ¡un abrazo muy fuere!

viernes, 27 de junio de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 17: Inesperadamente

Caminó por las calles con tranquilidad. La música se metía en sus oídos y la mochila golpeaba con su espalda mientras andaba. Llegó a casa de Drake y llamó al timbre. Dos minutos después la puerta se abrió y Drake apareció.
-Ho-Hola... -dijo con voz cansada. Parecía que había ido a rastras hasta allí.
-Dios, estás fatal. -Sheryl entró sin que Drake le diera permiso y él cerró la puerta. Drake llevaba unos pantalones negros holgados e iba sin camisa. 
Sheryl puso las manos en jarra y lo miró de arriba abajo.
-Drake Tisdale, ¿estás enfermo y tú así? -Le señaló el cuerpo.
-¿No es suficiente para seducirte? -La abrazó por detrás. Sheryl se apartó.
-Por supuesto que no. -Aunque en realidad lo hacía-. Te vas a poner peor, maldita sea.
Sheryl lo agarró del brazo y lo arrastró hacia arriba. Cuando llegaron a su habitación lo tiró sobre la cama y se dirigió al armario. Cogió el primer jersey que vió y se lo lanzó.
-Ponte esto.
Drake lo atrapó en el aire, suspiró y se lo puso. Era uno de esos jerseys de cuello ancho.
-Mucho mejor.
Sheryl dejó la mochila en el suelo y se quitó el abrigo. Drake se tumbó sobre la colcha bocarriba, con las manos en el estómago. Sheryl se acercó y se puso al lado suyo de rodillas en el suelo.
-¿Qué quieres que te prepare?
-¿Qué? ¿Prepararme? -Se giró hacia ella.
-Claro, idiota, vengo aquí para cuidar de tí.
-Hmmm... -Se lo pensó un tiempo. Sonrió-. Quiero un vaso de leche, y galletas.
Sheryl asintió y bajó a la cocina. Cuando volvió entró con todo sobre una bandeja. Lo dejó sobre la mesilla. 
-Aquí tienes.
-Gracias, Sher.
Sheryl se sonrojó levemente. Hacía mucho que no la llamaba así.
-De nada. -contestó.
Sheryl se tumbó en el suelo de moqueta a hacer los deberes. Drake se sentó a los pies en la cama con la manta de la cama sobre los hombros, el vaso entre las dos manos. No apartaba la mirada de Sheryl. Sheryl sabía que la estaba mirando y comenzó a incomodarse. Se giró hacia él y se le quedó mirando también. Drake sonrió. Volvió a apartar la mirada, avergonzada, y volvió con sus ejercicios de matemáticas. 
-Seguro que hoy no venía tu padre, ¿no?
-A las 22:00
-¿Qué? -Lo miró confusa-. Me dijiste que hoy estaría fuera.
-Al final va a venir a las 22:00 como muy pronto, y aún así si te hubiera dicho que venía tú no habrías venido. -Miró su tazón. 
Sheryl suspiró.
-¿Qué tal tu dolor de cabeza?
-Casi se me ha ido. -Sonrió-. Creo que ha sido gracias a este vaso de leche. -Sheryl no pudo reprimir una sonrisa.
-Sí, claro -ironizó.
Pasaron más minutos en silencio hasta que Sheryl terminó sus deberes. Se incorporó para estirarse.
-Mmmm, ya está.
-¿Ahora vas a cuidarme? -preguntó Drake entisiasmado.
-¿No lo estoy haciendo ya? -rió. Drake puso morritos.
-Pero yo quiero que me abraces, que estés a mi lado -dijo en un tono de niño pequeño.
Sheryl puso los ojos en blanco. A gatas fue hasta la cama y se subió. Apoyó la espalda contra la pared, con las piernas cruzadas, y palmeó el sitio de al lado. Drake sonrió entusiasmado y subió a su lado. 
-Vamos, túmbate.
Drake apoyó la cabeza contra su pierna.
-Mucho mejor -sonrió de lado.
-Mira que eres testarudo...
Soltó una risa.
Drake se quedó dormido. Parecía mucho más bulnerable de lo que era. Comenzó a soñar. Sus labios se convirtieron en una sonrisa.
-Sheryl... -susurró.
Sheryl se preguntó qué podría estar soñando. Sus pensamientos comenzaron a viajar. Ojalá Drake me correspondira. Frunció los labios. Lo quiero demasiado. Bajó la vista hasta sus labios, estaban entreabiertos. Eran finos y pálidos, tenía ganas de rozarlos, tocarlos, besarlos. Algo pervertido apareció en su cabeza. Abrió los ojos de par en par y la sacudió intentando librarse de ese pensamiento, sus mejillas rojas. Drake volvió a repetir su nombre y ella volvió a preguntarse cuál sería su sueño. Su pierna comenezó a dormirse por culpa del peso de su cabeza. La retiró con suavidad y se tumbó a su lado. Girada hacia él cerró los ojos, sus pensamientos ocupados por Drake.

Cuando se despertó, estaba girada hacia el lado contrario. Algo la rodeaba. Se dió cuenta en seguida, estaba pegada a Drake y él la abrazaba.
-¿Ya has despertado? -preguntó con voz seductora
-¿D-Drake? ¡Suéltame! -dijo con suavidad.
-¿Por qué? Así estamos muy bien. -Sus labios besaron su cuello.
Una electrcidad recorrió su cuerpo de arriba a abajo.
-¡N-N-No hagas eso! -exclamó avergonzada y la cara roja.
-¿Esto? -Volvió a hacerlo, y otra descarga de amor la sacudió.
-¡Noo!
Drake rió a carjadas e hizo que Sheryl se diese la vuleta hacia él para abrazarla con más fuerza.
-¿Y si volvemos a dormir?
-¡No vamos a volver a dormir! -Aunque sonó demasiado indefensa. 
-Mmmm, yo sí. -Y cerró los ojos haciéndose el dormido.
-¡Drake Tisdale! -Pero él la ignoró.
Él la sujetaba por encima de los brazos y ella no se podía mover. Ya se había convertido en el Drake seductor, y la volvía loca.
-¡Draaake! -dijo en un tono de niña.
Drake rió y esta vez la soltó.
-Vale, vale, ya te dejo.
Se separó rápidamente muy avergonzada. Ocultó las mejillas con sus manos.
-¿Por qué me haces esto?
Drake se incorporó de lado y apoyó la cabeza sobre su mano, contemplándola con esa mirada seductiva.
-¿Por puro placer?
Sheryl suspiró. De verdad que no se podía hacer nada con él...
-Bueno, ¿qué tal estás?
Drake sonrió ampliamente.
-Bastante bien, de verdad que tu influencia es muy buena.
Sheryl miró la hora ignorando el último comentario.
-Mira, ya casi son las 21:00, creo que debería irme.
-Joooo -dijo Drake ahora con un tono de niño pequeño.
-De verdad que eres bipolar... -susurró.
-¿Qué?
-Nada.
Sheryl recogió sus cosas. De repente se acordó de Bern.
-¡Ah! Casi se me olvidaba. Como me iba a pasar por tu casa me ofrecí a llevarle Bern su cuaderno de historia, me dijo que lo tenías tú y lo necesitaba.
-Ay, es verdad -Drake se pasó una mano por el pelo. Se acercó al escritorio y sacó de debajo de una pila de cuadernos y libros uno verde. Se lo afreció.
-Aquí tienes.
Sheryl se lo guardó en la mochila y se dispuso a marcharse.
-Bueno, pues me voy.
-¿Quieres que te acompañe? Ya se ha hecho de noche...
-No hace falta, gracias -sonrió con amabilidad.
 Drake asintió. 
-Muy bien.
Los dos bajaron hasta la calle. Drake cogió su abrigo y le ayudó a ponérselo. Salieron a la calle, donde volvía a hacer frío. Sheryl contempló las estrellas, ahí a lo alto. La calle de Drake era ancha y se veían con claridad.
-Son preciosas...
-Como tú.
Sheryl se volvió hacia Drake sonroajada.
-¿Q-Q-Qué dices?
Drake soltó una carcajada.
-¿Me dejas darte otro beso?
Sheryl miró hacia el suelo con las mejillas aún encendidas. Se acordó de hace unos días, la misma escena, cuando Sheryl se disponía a marcharse y Drake le dió un beso. Se encogió de hombros, avergonzada, su corazón gritaba ''sí''.
Drake sonrió y satisfecho acercó sus labios a su mejilla y le dio un suave y cálido beso que contrastaba con el frío de la noche, haciendo que sus mejillas quemasen más, sintiendo que su corazón se volvía loco. Estuvieron ahí unos segundos y volvieron a separarse con suavidad, haciendo que Sheryl se sintiese morir. Miró la entrada, sin atreverse a volver a ver los ojos verdes y brillantes de Drake. 
-A-Adiós...
-Adiós -Drake compuso una sonrisa de lado, feliz.
Sheryl volvió a mirar unos instantes a Drake y caminó hasta la verja. La abrió y la cerró, antes de despedirse sacudiendo la mano e irse. Drake le devolvió el saludo con una amable sonrisa.
Sheryl cerró los ojos con fuerza y se golpeó las mejillas, intentando quitarles el color, mientras andaba. Miró el cielo, pensando en lo que acababa de pasar. Soltó una risilla pequeña y femenina, más feliz de lo que cualquiera podría imaginarse. 
Intentó olvidarse de todo lo que acababa de ocurrir y se concentró en las indicaciones que Drake le había dado para llegar hasta casa de Bern. Sigue todo recto hasta la tercera a la izquierda... Continuó caminando, sacando el vaho por la nariz y los labios ligeramente entreabiertos. Luego dos calles más a la derecha... Siguió por las calles húmedas por la lluvia de hace rato. Sigue el camino hasta que llegues a un edificio blanco y muy alto... Sus pies resonaban por el asfalto hasta que se detuvieron. Alzó la cabeza lentamente hasta el edificio blanco. Sonrió con los labios. No ha sido tan dificil. Subió un escalón y llamó al tiembre 2ºE. Rapidamente una voz electrónica contestó.
-¿Sí? 
-¿Bern? ¡Soy Sheryl! ¡Tengo tu cuarderno! -respondió con voz alegre.
-¡Oh, Sheryl! ¡Muchas gracias! ¡Sube! 
La conversación se cortó y a continuación el sonido de la puerta indicándole que ya estaba abierta y podía pasar se escuchó. Sheryl subió hasta el piso de Bern. Cuando llegó al pasillo una puerta de madera se abrió ante ella, con una enorme sonrisa detrás. 
-Oh, Sheryl no sabes como te lo agradezco...
-Siento que sea tan tarde.
-No te preocupes por eso, solo son las 21:00.
Sheryl entró y Bern cerró la puerta detrás de ella.
-Pero tienes exámen y eso...
-Ya te agradezco mucho que hayas venido hasta aquí como para preocuparme de eso. Solo tengo que repasarlo un poco y ya está.
Sheryl sonrió levemente y se encogió de hombros.
-Pasaba por aquí.
-Ven, vamos a mi habitación.
Bern le cogió el cuaderno a Sheryl y entraron dentro de la casa. No era una casa muy grande, era un sencillo piso modesto y acogedor. Bern le condució hasta su habitación, que constaba de una cama, un armario, un escritorio y unas cuantas baldas aquí y allá. 
-¿Qué tal con Drake? -preguntó Bern sin mirarla mientras guardaba el cuaderno entre otra pila de ellos.
-¡Muy bien! -Sheryl movió los ojos por la habitación de Bern, manos en la espalda.
-Me alegro. ¿Te apetece quedarte un rato?
Sheryl volvió a encogerse de hombros.
-¿Por qué no? 
-¡Genial!
Así continuó la noche dos horas más. Los dos, sentados en la cama picando de una bolsa de patatas fritas, se contaron cosas. Pero sobretodo hablaron de Drake y de su situación. Sheryl lo disfrutó mucho, Bern era un chico muy majo y amable. Sheryl miró el reloj de su movil y alzó las cejas. 
-Creo que debería irme ya, Bern.
El número 23:36 parpadeaba en el movil.
-Claro, es tarde y mañana hay instituto.
Bern condujo a Sheryl hasta la puerta.
-Ha sido un placer estar aquí, Bern.
-Lo mismo digo -contestó Bern con una enorme sonrisa.
-¡Hasta mañana! -Bern se despidió con la mano.
-¡Adiós!
Sheryl salió y tras mirar unos instantes a Bern la puerta se cerró.
Bajó las escaleras y bajó hasta el exterior. Hacía más frío que antes. Sheryl se abrigó bien y continuó el camino hacia su casa. Como nunca había estado en esa calle decidió ir por la derecha. Intentó ubicarse mirando a su alrededor. Pasadas tres calles giró hacia la derecha, indecisa.
-Uff...
Sacudió la cabeza.
-Lo mejor es que vuelva a donde estaba y desde la casa de Drake iré a la mía -susurró para sí misma.
Volvió hacia atrás y siguió andando de vuelta. La noche estaba completamente cerrada y no había nadie por esas calles. Se abrazó a sí misma y aceleró ligeramente el paso. Por fin, salió a una calle principal. Suspiró aliviada. Continuó su camino tranquilamente. La luna estaba alta y era de un blanco intenso; había luna llena. Sonrió un poco y volvió a centrarse en el camino. 
En ese momento, escucho un deslice a su izquierda, en un callejón. Se paró un poco y miró. Volvió a escucharse el sonido. Parecía algo moviéndose. Sacudió la cabeza, quitandole importancia. Sería un gato. Volvió a comenzar a andar. Pero, de repente, algo le agarró por detrás y le tapó la boca. Se movió con brusquedad, intentando quitarse aquello de encima. Aunque intentó gritar no lo consiguió, ya que esa mano le agarraba muy fuerte de la mandíbula. No consiguió ver lo que la tenía agarrada. De repente su consciencia comenzó a elevarse. Su corazón latía rápidamente, sus ojos abiertos de par en par. Se dió cuenta de que lo que tenía en la boca y la nariz era un trapo con alguna sustancia que la estaba adormilando. Puso los ojos en blanco y calló al suelo, inconsciente.
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Holii! Siento tanto haber tardado tan en publicar... TwT ¡pero por fin lo he sacado! En compensación es un pelín más largo que los demás >u<. Bueno, aunque esto no tiene que ver con esta historia, ¡gracias por los 1000 leídos en Otoya-chan! Y pensar que tiene menos caps que ésta y es más nueva y ya la ha alcanzado... *-* Si es que las fujoshis y fundahis... xd