viernes, 30 de mayo de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 16: Una sonrisa amable

Sus manos estaban agarradas. Sheryl soltó con delicadeza la suya y Jem la miró de manera interrogativa.
-Tenemos que hablar -dijo Sheryl.
Sonó el timbre del fin del recreo.
Jem se sintió confuso. ¿''Hablar''?
-Claro, después de clases. -Se hizo el relajado.
Sheryl asintió y se fue sola dentro del instituto.
En lengua, Sheryl no conseguía concentrarse. Ahora que le había dicho eso no podía echarse atrás. Su mente trabajaba a gran velocidad buscando las palabras adecuadas. ¿Cómo debía decírselo? ¿Y si solo eran imaginaciones suyas?
Ya había pasado una semana después de lo de Drake. Todos habían actuado de manera normal. Ahora los tres se llevaban bastante bien entre sí, pero Jem no dejaba de pegarse a ella... Seguían buscando una solución para el problema de Drake. Cuando se ponían a hablar de ello con seriedad, Drake se quedaba callado, como si no quisiese que le ayudaran. Sheryl suponía que no quería meter a sus amigos en esto, no quería perjudicarles... Pero ya era demasiado tarde, era imposible ignorarlo así como así.
Sonó el timbre del fin de la segunda hora. Mierda... Recogió lentamente, ya que su corazón decía: no tienes ninguna prisa en salir, ¿verdad?
Ese día Drake no había ido a clase porque tenía fiebre. Sheryl se lo imaginaba solo en su casa tumbado en su cama bocarriba, su rostro rojo. Pensaba pasarse en cuanto terminaran las clases, ya que no era capaz de dejarlo sólo así.
Avanzó lentamente por los pasillos que ya casi estaban vacíos. Se cruzó con una pareja que se estaban engullendo en un beso, chocando contra las taquillas. Sheryl puso los ojos en blanco y salió al patio. 
No vio a Jem por ningún lado.
Soltó un suspiro de alivio. Quizás se hubiese quedado haciendo algún examen o hubieran castigado a toda su clase.
Una mano le tocó el hombro. Sheryl se giró sobresaltada.
-Hola, Sher. -La sonrisa de Jem la derritió, doliéndole.
-Ah, hola Jem.
Jem la miró esperando a que continuase la conversación del anterior descanso. Sheryl avanzó detrás de él y Jem la siguió. Se fueron hasta un pequeño rincón a la sombra de un árbol. 
Jem junto sus manos nervioso.
-¿Y bien?
Sheryl echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. ¿Cómo podía empezar?
-Sheryl, ¿estás bien? -preguntó Jem con un tono no demasiado preocupado.
-Sí, claro... -susurró ella-. Emm... Verás Jem, hay algo que quiero comentarte. -Jem asintió esperando a que continuase-. Jem... ¿cual es nuestra relacción? -dijo Sheryl, entrecerrando los ojos como si le doliese.
A Jem esa pregunta le pilló desprevenido. ¿Qué cual era su realcción? ¿Amigos...., no? Al ver que Jem no respondía Sheryl prosiguió.
-Jem ¿qué sientes por mí?
Jem abrió y cerró la boca sin decir nada.
-¿Somos a... amigos, no?
Sheryl se pasó las manos por el rostro, como si quisiese despejarse. Miró al cielo mientras continuó hablando.
-Verás... Sí, somo amigos desde hace mucho tiempo, pero este año está siendo... diferente. Cuando volvimos a encontrarnos, ¡nos besamos! -Soltó Sheryl con una risa triste-. C-creo que eso no es normal... Pff, no se me da muy bien decir estas cosas, pero... ¿no crees que estamos mucho juntos? No me refiero al tiempo, sino a que estamos muy cerca... por así decirlo. -Jem cerró los ojos, comprendiendo-. ¿Somos amigos o algo más que eso? ¿Qué sientes por mí? -volvió a preguntar Sheryl.
Jem siguió cayado y dolorido.
-No... No lo sé. No sé qué fue ese beso... -respondió a todo torciendo la boca-. Lo siento Sheryl, estoy confuso con mis propios sentimientos...
Sheryl suspiró.
-Sa...sabes que estoy enamorada de Drake...
Jem asintió.
-Lo sé...
Sheryl se giró hacia él con una mirada triste y una sonrisa amable.
-Sigamos siendo amigos.
Jem la miró a los ojos.
-Claro... -sonrió.
Los dos se abrazaron con fuerza.
-¿Sabes...? Hoy ha llegado una chica nueva a clase de latín de la ciudad de al lado. Hemos simpatizado un poco. La pobre está confusa y no conoce a nadie. -Se separa de él para mirarle con una sonrisa-. ¿Por qué no le enseñas el insituto?
-¿Q-qué? ¿Así como así? -Jem agrandó los ojos.
-¡Claro! Dile que eres un buen amigo mío y en seguida os conoceréis mejor. -De pronto los ojos de Sheryl se fueron detrás de Jem-. ¡Ah! ¡Mira! ¡Ahí está! -Señaló al frente.
Jem se giró y la vio. Era una chica un poco más baja que Sheryl. Tenía el pelo castaño hasta los hombros y un flequillo recto. Vestía con un vestido blanco y unos calcetines hasta las rodillas. Estaba sentada sola y se le veía confusa, ya que no conocía a nada ni a nadie. Sheryl obligó a Jem a levantarse y lo empujó por la espalda en dirección a ella.
-¡Ánimo!
-Sheryl Hasting, ¿por qué me haces eso? -Suspiró.
-¡Vamos Jem! -lo apremió.
Jem puso los ojos en blanco y comenzó a andar hacia ella con las manos en los bolsillos. De repente una voz se escuchó desde atrás.
-¡Sheryl! -Sonaba alegre.
Sheryl se volvió y vio a Dael corriendo hacia ella.
-Hola Dael. -Le sonrió.
-¿Estás sola? -La miró confundida.
-Ahora sí, acabo de mandar a Jem a hablar con la chica nueva de mi clase de latín. -Puso una sonrisa malvada.
-¿Tienes una chica nueva en esa clase?
Sheryl asintió.
-Mira, allí están.
Las dos se pusieron tras un árbol y miraron con atención.
Jem llegó hasta ella y la saludó. La chica alzó la cabeza y lo miró. Hablaron un poco hasta Jem le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. La chica aceptó su ayuda con las mejillas enrojecidas.
-¡Es monísima! -dijo Dael.
-Chssss.
Los dos se fueron pegados hacia el instituto.
-¡Aww! ¡Hacen una pareja estupenda!
-Lo sé. -Sheryl sonrió triunfante.
-¿Te apetece venirte con los demás?
-¡Por supuesto!
Las dos se fueron con el grupo de amigos.
Cuando terminó el descanso Sheryl y Dael se dirigieron a la clase que les tocaba juntas. De repente la voz de Bern sonó detrás.
-¡Sheryl! -Hoy todo el mundo la llamaba.
-Oh, ¡hola Bern!
-Oye, ¿has visto a Drake?
-Uff, Drake está con fiebre, el pobre está muy mal.
Bern suspiró.
-Vaya, si hablas con él dile que se mejore.
Sheryl asintió.
-Claro.
-Maldita sea, tiene mi cuaderno de historia y mañana tengo examen. -Se frotó la nuca.
Sheryl rió.
-Si quieres puedo cogértelo, cuando acabe el instituto me voy a pasar por su casa, puedo llevartelo a la vuelta, me ha parecido oír que vivís cerca, ¿no?
-Así es. ¡Muchas gracias, Sheryl!
-¡De nada!
Bern le apuntó la dirección en una nota y se despidió con una sonrisa en los labios.
-¿Quien es? -preguntó Dael.
-Un amigo de Drake.
-¿No es el chico...?
-Sip.
-No lo había visto tan de cerca. -Dael lo miró mientras de alejaba a su clase-. Tiene un buen culo.
-¡Dael!
Soltó una carcajada.
Las dos pasaron la siguiente hora hablando. 
Cuando llegó la hora de comer todos se juntaron. Antes de llegar al comedor Jem pilló a Sheryl en el pasillo.
-Hola Sheryl. -Su respiración era agitada, ya que había venido corriendo-. ¿Podría venir con nosotros Lina? Aunque fuese solo ahora...
-¿La chica nueva? ¡Claro! Que venga cuando quiera -contestó Sheryl con una sonrisa ladeando la cabeza.
-Gracias. -Jem sonrió ampliamente antes de volver a irse corriendo.
Sheryl fue corriendo al comedor, donde ya estaba Dael.
-Oh Dios, Dael, ¡adivina!
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-Jem quiere traer a la chica nueva ahora.
-¿En serio? ¡Oh Dios mío! -exclamó entusiasmada tapándose la boca con las manos-. ¡Estos dos van a caer fijo!
Sheryl rió.
-Ya lo creo.
-¿Y como se llama? -preguntó interesada.
-Lina Bellamy.
-Hmm, ¿no te molesta que ahora Jem esté más tiempo con ella?
-¡Si solo llevan unas horas! Y aún así, no. No me molesta. -Apoyó la barbilla en su mano con una leve sonrisa.
Hayley llegó con los demás y se sentaron al lado mientras seguían hablando. Un minuto después llegaron Jem y Lina.
-Hola chicos, os presento a Lina, es nueva.
-Ho-Hola... -dijo ella con una dulce y aguda voz, mirando el suelo enrojecida.
-¡Hola Lina! -saludo Sheryl-. Venir, os hemos guardado un sitio. 
Lina se sentó entre Sheryl y Jem vergonzosa.
-Hola, yo soy Dael -se presentó ella con una sonrisa.
Se fueron presentando todos en orden de asiento.
-Yo soy Evan, encantado -dijo con una sonrisa amable.
-Abie. -Sonrió dulcemente.
-Hayley, la líder del grupo. -Se golpeó el pecho con el puño.
-¡Eso es mentira! -exclamó Dael-. ¡Aquí no hay líder!
Hayley se rió a carcajadas al ver la cara de Dael.
-Yo soy Rick -sonrió de lado.
-Y yo Cedric. -Le guiñó el ojo.
Lina sonrió un poco. 
-Encantada de conoceros.
-¡Asi que eres nueva! -sacó un tema de conversación Hayley.
Lina les contó un poco de donde venía y cómo era antes su vida en su antiguo insituto. En seguida encajó con los demás. Sheryl se mostró satisfecha.
-Es una pena que solo coincidamos en latín... -dijo Sheryl con la cabeza apoyada en las manos. Todos habían termiando ya de comer.
-Pero nosotros coincidimos en la mayoría de las clases, asi que no estará sola -dijo Jem con una sonrisa.
-¿En serio? -Sheryl levantó un poco la cabeza mirándolo.
Jem asintió.
-¡Qué suerte tienes, Lina! -dijo Sheryl.
Lina rió un poco con las mejillas sonrojadas.
Sonó el timbre del fin del descanso.
-Hala, a clases -dijo Hayley.
Todos se levantaron. Rick y Hayley se fueron de la mano, ya que eran novios, Jem con Lina, Cedric y Dael solos y Sheryl con Evan. 
-¿Qué tal te cae? -le preguntó Sheryl.
-¡Es muy maja! Seguro que en seguida se acostumbra.
-¡Claro!
En historia casi se duermen.
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Capítulo 16!! Siii, tarde mucho tiempo en sacarlo ;w; Doy pena, ¿verdad? No sabéis lo bloqueada que he estado con la historia últimamente, ¡y escirbiendo se me ocurrió meter a Lina! ¿Qué os parece? ¿Os cae bien? Además por fin les he puesto nombres al resto de los amigos, estaba harta de poner ''el grupo''. Supongo que irán teniendo más importancia en la historia. Podéis imaginároslos así: Evan es el típico chico amable, sonriente e inocente, pelo castaño y ojos marrones. Cedric es... el pervertido del grupo xDDDD hmmm.... pelirrojo oscuro y ojos azules. Rick es el novio de Hayley, es el más normal y serio, más maduro, pero más... tipo chico-que-le-gusta-salir-de-fiesta. Respecto Jem y el mesaje que puse ayer... No era esto lo que quería meter, pero sirve para suavizar el ''golpe'', y aún no sé cómo hacerlo TwT. ¡Espero que os halla gustado! Me voy corriendo a ver Kamiaso que acaba de salir ;u; Adiooos!!! <33

domingo, 25 de mayo de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo nueve

El rostro de Haruka se volvió pálido. Miró a Otoya con una expresión preocupada.
-¿Qué ocurre? -preguntó Otoya a ver su expresión.
-Sí... Vale... Ahora vamos para allá. -Colgó.
-¿Qué pasa? -repitió Otoya
-Tokiya... a tenido un accidente -respondió aún blanca.
Otoya agrandó los ojos, empalideciendo tal y como Haruka.
-Vamos -dijo Haruka tomándolo de la mano y llevándoselo de allí.
Cogieron un taxi hasta el hospital, que quedaba a 5 kilómetros de allí. Cuando llegaron preguntaron por el nombre de Tokiya Ichinose y la enfermera los llevó hasta su habitación.
Todos los chicos ya estaba allí, con expresiones entristecida y serias. Otoya movió los ojos hasta Tokiya, que estaba tumbado en la cama blanca, con una mascarilla conectada a varios cables y los ojos cerrados. Su brazo estaba enchufado a un gotero, tenía una venda en la cabeza y una pierna escayolada. Otoya sintió como su corazón daba un enorme vuelco. De repente se arrepintió de todo, de todas las cosas horribles que le había dicho, de dejarlo allí solo con sus palabras en el aire... Corrió hacia su cama y lo miró con lágrimas en los ojos.
-Un coche lo atropelló cuando iba por la calle, el conductor dice que Tokiya iba muy despistado, como si estuviese buscando algo por todas partes... -dijo Natsuki, abrazándose.
En ese momento Otoya lo vio todo. Lo estaba buscando a él. Había sido por su culpa. Si le hubiera dicho que estaba junto a Haruka no habría pasado eso. No estaría allí ahora mismo.
Calló de rodillas al suelo y lloró por segunda vez en el día sobre la cama. ¿Y si se moría? ¿Cómo podría soportar una vida sin él? Todo, todo había sido por su culpa y por nadie más.
-Sí no le hubiese dicho q-que no estaba con Nanami-san no estaría a-aquí ahora mismo -lloró-. Me estaba buscando a mí, ¡a mí!  ¡¡Todo esto es mi culpa!! -gritó.
-Otoya... -dijo la voz de Haruka a su lado-. Eso no es cierto, no podías saber que pasaría esto. -Le puso la mano en el hombro.
Otoya siguió llorando mientras sus hombros temblaban, al lado de Tokiya. Todos los chicos le miraron apenados.
-¿Y si se muere? -dijo con un hilo de voz-. No podría soportarlo.
-Otoya -dijo Syo. Syo Kurusu era un chico bajo, rubio de ojos azules. Le gustaba llevar sombreros y muchas pulseras, al igual que pintarse las uñas de negro. Era agresivo, pero adorable. Le gustaba tocar el violín y, por supuesto, cantar. Syo y Natsuki eran amigos de la infancia-, eso no va a pasar, es prácticamente imposible ¿te queda claro?
Otoya alzó la vista hacia él, aún cargada de lágrimas. De repente el brazo que estaba extendido enfrente suyo se movió. Otoya lo miró y luego a Tokiya. Tokiya abrió los ojos lentamente y se giró hacia Otoya.
-To-Tokiya... -dijo Otoya.
Tokiya compuso una sonrisa triste.
-Te encontré -dijo con una voz débil.
Otoya se tapó la boca para ahogar un gemido, dolorido. Tokiya agarró la mano de Otoya y la apretó con fuerza mientras volvía a llorar. Así pasaron los minutos hasta que todos les dejaron a solas.
Otoya acabó dejando de llorar, Tokiya no apartó la mirada de él.
-Oh, vamos Otoya, sabes que odio verte llorar -dijo Tokiya en un tono divertido para intentarle subir el ánimo-. Y aún más si es por mi culpa
-¿Tú culpa? -dijo Otoya entristecido-. Aquí la única culpa es la mía. -Sacudió la cabeza-. Estaba con Nanami-san, ¿sabes? Pero le pedí que te dijera que no. -Se mordió el labio.
Tokiya lo miró algo sorprendido, pero en seguida volvió a poner esa mirada enternecida.
-Bueno, entiendo que no tuvieses ganas de verme...
-Tokiya... perdóname -lo miró al borde de las lágrimas de nuevo-. Por favor, perdóname, perdóname, perdóname -repitió una y otra vez-. Por todas esas cosas horribles que te he dicho, por hacerte esto, perdóname, perdóname.
Tokiya compuso una expresión confundida.
-¿Qué? -Tokiya se incorpotó y se quedó sentado, quitándose la máscara-. Ya te lo he dicho Otoya, tú no tienes la culpa. De nada. Si te lo hubiese dicho... Tendría que haber entendido cómo te estabas sintiendo. Fui un estúpido -bajó la vista, entristecido-, no te merecías eso. No es justo para ti. -Otoya lo miró con la boca entreabierta-. Lo que me dijiste esta mañana... tienes razón, Otoya. No te voy a perdonar porque no estoy enfadado contigo. -Le apretó la mano.
De repente Otoya vio todo desde su punto de vista. En realidad... la culpa no había sido de nadie, aunque seguía sintiendose algo mal por lo ocurrido.
-Pero Tokiya... -Se mordió el labio-. Suponía que tenías tus razones para no haberme dicho nada. No tendría que haber pensado esas cosas de ti. -Cerró los ojos con fuerza.
-No había razones, Otoya. -Le acarició suavemente la mano con el pulgar-. Tenía miedo... No me atrevía a decíroslo. Y Nanami lo sabía porque lo dedujo ella sola. Aquel día en el que di un concierto y apareció Satsuki... me había torcido el tobillo tiempo atrás. Cuando Nanami-san estaba intentando parar a Satsuki vio mi tobillo vendado, y sabía que yo lo tenía mal, por eso lo supo. Creo que lo visteis retransmitido, ¿no? -Otoya asintió con la cabeza-. Al final tuve que confesárselo, me lo sonsacó. No se lo conté porque quisiese. No se lo iba a contar a nadie, y menos a ti... para no hacerte daño. -Lo miró suplicando su perdón-. Lo siento...
De repente Otoya se echó a su cuello y lo abrazó con más fuerza que nunca.
-No quiero estar enfadado contigo, eres mi único apoyo. -Enterró el rostro en su pecho-. Supongo que nos perdonamos mutuamente, ¿no? -Compuso una sonrisa triste.
-Claro, Otoya. -Tokiya le acarició el pelo rojo de su cabeza.
Otoya se apartó con suavidad y lo miró a los ojos.
-Tokiya... tengo que decirte algo... -Miró hacia abajo.
Tokiya lo observó esperando que continuase, algo sorprendido por ese repentino cambio de conversación. 
-Estos día me he estado comportando muy extraño porque estoy confuso... De un día para otro Hiro y yo dejamos de salir... y luego me confiesas que te gusto. -Tokiya, apartó la mirada, avergonzado-. Pero... ese día que me besaste, no me sentí igual que como cuando besaba a Hiro.
De repente el mundo de Tokiya cayó al suelo. Eso quería decir que Otoya no le correspondía, que Otoya no sentía lo mismo. ¿Cómo podía haber sido tan ingenuo de pensar que quizás él también sintiera lo mismo? Por no mencionar que aún seguiría enamorado de Hiro... Había echo la cosa más estúpida del mundo. 
-Y-ya... -contestó Tokiya, apenado.
Otoya continuó:
-Creo que... nunca llegué a sentir nada real por Hiro, todo eran ilusiones. -Otoya alzó la vista para mirarlo por primera vez. Tokiya hizo lo mismo. Las siguientes palabras supusieron un gran esfuerzo en la boca de Otoya, sus mejillas muy rojas-. Cuando tú me besaste... bueno... me sentí muy feliz. -Su corazón palpitaba rápidamente-. Fue... agradable. -Otoya pensaba que su corazón se iba a salir por su pecho, estaba muy nervioso-. Siempre hemos sido buenos amigos, y nos hemos llevado muy bien. Es la primera vez que discutimos tan en serio. -Las manos de Otoya, que rodeaban el cuello de Tokiya, se retorcieron, nerviosas-. Y creo que... si-siento algo por ti... parecido a lo que tú sientes por mí.
Tokiya sintió cómo el tiempo se paraba, el mundo se detenía, solo para ellos dos. Sus ojos se ensancharon poco a poco. ¿Había oído mal? ¿Otoya sentía lo mismo que él? Compuso una sonrisa lentamente. No podía creérselo, en verdad le gustaba 
-Pero Tokiya, no creas que te amo completamente, simplemente... quiero probar, quiero asegurarte que estoy enamorado de ti del todo, ¿va-vale? -dijo avergonzado. La felicidad de Tokiya no desapareció, le parecía genial.
-Nee, Otoya, ¿puedo besarte?
Otoya lo miró sorprendido, con las mejillas encendidas.
-¿Pe-pero qué dices?
-Ven aquí -le dijo Tokiya, pasando las manos por sus caderas y atrayéndolo hacia él. 
Otoya miró hacia abajo aún más avergonzado, pero levantó la mirada y se acercó más a él, hasta que los dos juntaron sus labios, como si siempre hubieran estado destinados a hacerlo.

viernes, 23 de mayo de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo ocho

Cerró la puerta con fuerza tras de sí con el corazón acelerado. Se apoyó en ella con la vista clavada en el suelo, con los ojos abiertos de par en par, y una lágrima cayendo lentamente por su mejilla. Se tapó la boca para evitar un sollozo. Se escurrió por la puerta hasta quedar sentado en el suelo, agachando la cabeza y agarrándosela con las manos. Lo había hecho; al final lo había hecho. No podía creérselo. Se había propetido a sí mismo que nunca diría nada al respecto, que todo habría sucedido por alguna razón. ¿Lo había perdonado? Creía que sí, pero ahora no sabía si eso era una tela que cubría le verdad. Se frotó el pelo con fuerza, con los pensamientos desordenados que no habían salido a la luz desde hace tiempo agolpándose en su cabeza. En realidad... él había estado muy dolido. Todo había sido una herida que nunca cicatrizaba, que siempre estaba ahí, pero intentaba ignorarla. No pasa nada, se había dicho, todo está bien, no me lo ha dicho por alguna razón.
Apretó con fuerza los dientes, aquella lágrima callendo al suelo y dejando una pequeña mancha. Nunca le había dicho aquella razón, simplemente la escusa que le dio a todos, no había querido haberselo dicho para no molestarlos. Qué estupidez, ¿cómo se lo había creído tan facilmente?
Todos aquellos pensamientos malos que había estado reteniendo en su cabeza estaba saliendo poco a poco. Lo odiaba, lo odiaba, lo oidaba. Solo podía pensar en aquella palabra, ''odio''. Alzó la vista enfurecido. Nunca se había sentido así, él no era así. ¿Pero qué importaba ya? Su vida era una mierda, su novia lo había traicionado, su mejor amigo resultaba estar enamorado de él y ahora quería que le confesara lo que sentía él después de lo que ocurrió con Hayato. 
Siguió llorando, aunque no quería hacerlo, ya que se sentía patético. 
Media hora después todo estaba en silencio. Tenía rastros salados de sus lágrimas por sus mejillas. Y siguió en silecio un rato más.
***
Tokiya miró la puerta fijamente.
Otoya... acababa de abandonarlo.
Corrió hasta la puerta en busca de él pero cuando llegó a ella no la abrió. Apoyó la frente contra la madera y suspiró.
-¿Qué he hecho?
De repente oyó un gemido al otro lado, algo deslizándose por la puerta. La miró. ¿Otoya estaba allí, al otro lado? Escuchó otro gemido. Sollozos. Su corazón dio un vuelco. Estaba llorando... Claro, ¿cómo no iba a llorar después de todo lo que estaba sufriendo? Hasta él lo haría. Apretó con fuerza los dientes y deslizó una mano por su rostro y pelo.
Volvió a entrar en la habitación y se sentó a los pies de la cama de Otoya. Mierda...
***

De repente notó la presencia de alguien. Alzó la mirada. En vez de ver la pared del capasillo vio dos piernas delgadas. Subió más la vista y vio el rostro de Haruka mirándolo con preocupación. 
-¿Otoya? -dijo con voz aguda. Ese día llevaba un precioso vestido blanco acampanado y unos zapatos a juego. Se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja-. ¿Estás bien?
-Sí -intentó sonreir levemente-, no te preocupes.
Haruka se quedó en silencio, sin dejar de mirarle. Eso lo incomodó. 
-¿Pasa algo? -preguntó esta vez él.
-Lo siento, pero no creo que estés bien -dijo sacudeidno la cabeza-. ¿Qué ha pasado?
Otoya apartó la mirada sin querer decir nada.
-Vamos a mi habitación -dijo ofreciéndole la mano.
Otoya se quedó un rato contemplándola hasta que accedió y se levantó con su ayuda. 
-Pero tengo preohibido entrar en la habitación de muejeres...
-Da igual -le cortó ella-. ¿Estaba llorando, no? -preguntó comenzando a caminar.
Otoya volvió a guardar silencio.
Ninguno de los dos dijo nada hasta que no llegaron a los dormitorios de chicas y entraron en el de Haruka. Los dos se sentaron en el sofá, casi en un extremo cada uno. Haruka cruzó las piernas sobre el sofá  y se giró en su dirección.
-¿Ha sido... por Tokiya? -dudó en preguntar.
Otoya asintió apenado.
-¿Te apetece contármelo? -dijo poniéndole la mano sobre la suya.
Otoya se lo pensó, intentando saber si eso traería consecuencias, si sería bueno. Optó por hacerlo.
-Tokiya... está enamorado de mí.
Haruka apartó la mirada, dolorida. Ya se lo había imaginado, pero no lo había confirmado aún.
-Me lo dijo hace poco -continuó-. De repente me besó y me lo contó y me sentí... extraño, no para mal..., sino para bien.
Haruka lo miró sorprendida.
-¿Y Hiro?
Otoya compuso una sonrisa triste. 
-Hace unos días terminé con ella... -Haruka adoptó un gesto asombrado-. Me contó que se había besado con Takumi (un chico de la Agencia), pero yo la perdoné, seguimos juntos. Pero volvió a hacerlo, y lo peor es que no lo descubrí porque ella me lo contase, sino porque yo mismo los vi -le contó, apretando los dientes.
-Oh, Otoya, lo siento... -se puso al lado suyo y le cogió la mano.
-Da igual. -Sacudió la cabeza-. Ese día ella me preguntó que donde había estado, habíamos quedado en un sitio. Estonces, enfurecido y triste, le conté lo que había visto. Ella me suplicó una y otra vez perdón de nuevo, pero yo no podía más. Allí, acabamos. 
Haruka no dijo palabra, mirando hacia abajo con tristeza.
-No lo sabía...
-Nadie lo sabe -respondió encogiéndose de hombros-. Solo Tokiya, que es en quien me había estado apoyando entonces. -Haruka dirigió la mirada hacia él-. Y ahora no lo soporto, no soporto nada, ¿sabes? -dijo con una voz aguda-. Lo peor... es que cuando Tokiya me besó... lo disfruté -Apartó la mirada. 
Haruka lo abrazó con fuerza.
-Pero ahora... el pasado me ha carcomido...
Haruka lo miró a los ojos sorprendida.
-¿A qué te refieres?
Otoya tenía dificultades para hablar.
-Fue cuando descubrimos que Tokiya era Hayato. -Haruka cogió aire, aún más asombrada. De repente el dolor de la culpa le invadió el pecho-. En realidad... yo me sentí muy defraudado, traicionado por él. Pensaba que eramos buenos amigos, tan amigos como para contarnos estas cosas... Pero no lo hizo.
-Otoya... -empezó Haruka-, Tokiya tendría sus razones, por algo no te lo dijo...
-¿Y a ti si? -le interrumpió él-. ¿A ti sí que te lo puede decir y a mí no? -Con un tono de voz dolorido-. No lo entinedo, Nanami-san, no lo entiendo. -Se ocultó el rostro entre las manos.
Haruka abrió la boca para decir algo pero el ruido de la puerta golpeando la interrumpió.
-Ahora vuelvo.
Haruka se levantó y llegó hasta la puerta. La abrió un poco.
-Hola, Nanami-san -era Tokiya-. ¿Está Otoya por aquí? Lo llevo buscando desde hace un rato y no lo encuentro. -Tokiya intentó asomarse, pero el hueco de la puerta no era lo suficientemente grande como para poder ver el interior de la estancia.
Haruka se volvió hacia Otoya para saber qué debía contestar. Otoya la miró asustado y le hizo señas con las manos para que contestara que no.
-N-no, no está aquí... Quizás haya salido, ¿ha pasado algo? -preguntó para embellecer la mentira.
-No, nada... Gracias de  todas formas.
Haruka asintió en modo de respuesta y cerró la puerta cuando Tokiya se marchó. Regresó junto a Otoya.
-Lo siento, no tengo ganas de hablar con él. -Ocultó el rostro entre sus manos.
-No importa.
Otoya terminó de contarle todo lo que había sucedido, con detalles. Cómo se sentía, lo que Tokiya le había dicho y hecho, etc. Estuvieron así hasta que ya llegó la hora de comer.
De repente el móvil de Haruka sonó sobre la mesita del sofá. Lo abrió y descolgó. En la pantilla ponía ''Shinomiya Natsuki''.
-¿Sí?
-¿Nanami-kun?
-¿Qué ocurre, Shinomiya-san?
-Es Tokiya... Está en el hospital.
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¡Holaa! Este capítulo va dedicado a @MoustacheMaii de Twitter :33, una chica maravillosa a la que le encantó esta historia. ¡¡Gracias por leerla y darme tu opinión!!

jueves, 22 de mayo de 2014

32º FI Salón del Cómic de Barcelona

HOLIIIIIIIIII. Seeeeh!! El otro día fue el Salón del Comic de Barcelonaaa!!! Antes de nada, siento que solo esté sacando entradas de mis historias, pero solo tengo tiempo para eso, porque hacer una entrada así me cuesta mucho más, y la vida del estudiante otaku no es tan fácil. Bueno, siempre os animo a leerlas, una es yaoi y la otra no xdd (me hacía ilusión, vale? ;_;). Bueno, ¿qué decía? ¡¡SALÓN DEL CÓMIC!! El sábado pasado fue hasta Barcelona en un viaje de ida y vuelta :'))). Fue fantáaaasticooo! Aunque... 1: Prefiero el salón del cómic de mi ciudad. 2: Me esperaba más. 3: Preferiría haber ido al Salón del Manga. Pero como mi padre ha publicado un cómic y todo eso (sí, le gusta mucho los comics y prefiere un millón de veces los cómics de estilo europero como Tintín, Spirou y Fantasio, El Príncipe Valiente blablabla, no tengo mucha idea de los cómics que lee él, aunque a mí también me gusta el estilo europeo xdd) pues por supuesto no íbamos a ir al Salón del Manga =.=. ¡Pero aún así me lo pasé muy bien y había muchos otakus! Me hice fotos con muuuuchos cosplays (Shingeki, Kuroko, Junjou y Sekaiichi, etc) y me compré con mis escasos ahorros una figurita de Kise-kun ;w; (Kuroko no Basket). Yo iba con mi camiseta ''Perfect boys only exist in books'' (antes de nada esto no es un insulto, solo me hizo gracia porque a mí me gusta mucho leer u.u, mis amigos (chicos, por supuesto) la odian y mis amigas la aman xDDD) y una falda negra con pliegues con mis Mustang negras xddd.


Me falta la peluca azul y me trolearon con las medias e.e
Ya que hablamos de convenciones... ¿os he contado algo de la ExpOtaku de mi ciudad de Junio? Clhoe-chan (Parapetáfono), Ali-chan (Little Panda) y yo vamos a ir cosplayadas del juego otome Corazón de Melón (el único juego otome aparte de Ijiwaru my Master que existe en español u.u). Vamos hacer cosplays de los chicos en modo fem. Clhoe-chan de Kentin, Ali-chan de Castiel y yo del perfecto Alexy ;w; (ES GAAAAY <333)...... Luego nos dimos cuenta que el fanservice yaoi es entre Kentin y Alexy..... YURIIII. El caso es que nos MORIMOS porque sea finales de Junio ya. Tenemos comprados los cosplays y asdfghjasdfgh. Ya contaré más cosas, tengo que terminar de escribir el capítulo 8 de Otoya-chan :333, ¡hasta otra!

domingo, 11 de mayo de 2014

''Otoya-chan'' Capítulo siete

Pero su alegría no duró tanto tiempo.

Tokiya estaba preparando el desayuno cuando vió que Otoya se levantaba. Llevaba el delantal puesto. En ese momento estaba friendo unos huevos que tenían una pinta estupenda. Cuando Otoya se incorporó y se sentó en la cama él se volvió.
-Buenos días -dijo con una sonrisa.
Otoya se frotó un ojo, aún dormido. 
-Ohayo -contestó con una cansada y aguda voz. Luego bostezó.
Tokiya apartó la mirada y se concentró en los huevos, levemente sonrojado. Otoya estaba muy mono así. Era tan adorable cuando se despertaba...
De repente olió a quemado. Olisqueó el aire y tardo en darse cuanta unos segundos de que se le estaban quemando los huevos.
-¡¡Wo, wo, wo, wo!! -exclamó sacándolos del fuego y dejándolos de malas maneras en el primer plato que encontró. Se habían quemado. Suspiró.
-¿Qué ha pasado? -preguntó Otoya sorprendido.
-Los huevos. Se me han quemado -dijo para acto seguido tirarlos y comenzar a hacer otros.
Otoya no contestó y se dirigió al baño para asearse.
Cuando Otoya salió ya cambiado Tokiya ya había preparado el desayuno.
Otoya se sentó en la mesa y contempló su estupendo desayuno.
-Vaya, ¿qué te ha pasado para que hicieses este desayuno? -dijo alzando la cejas.
Tokiya se encogió de hombros antes de responder:
-Estoy de buen humor -dijo sin poder evitar alzar las comisuras de los labios levemente.
El desayuno consistía en los huevos que acababa hacer Tokiya y una lonchas de beicon jugosas. Puede que algunas personas comieran eso como desayuno gran parte de los días, pero ellos no estaban acostumbrados a desayunar así. Siempre comían dulce.
Otoya comenzó a comer sin pensárselo. Saboreó el primer bocado.
-Mmm... está delicioso.
-Gracias -contestó Tokiya antes de llevarse un trozo de beicon a la boca.
Mientras desayunaban Otoya preguntó curioso:
-¿Y qué ha ocurrido para que estés de tan buen humor? 
Bueno, teniendo en cuenta cómo acabó el día de ayer... Escucharte cantar y tocar para mí fue una sensación maravillosa, no pude sentirme más feliz. Y cuando unimos nuestras voces... Esa perfecta armonía parecía describir el cielo, solo eso.
Se encogió de hombros.
-He tenido un buen despertar.
Otoya asintió en silencio; luego continuó comiendo.
Tokiya lo miró curioso, parándose a pensar.
Después de lo que pasó ayer, ¿por qué estaba tan serio? Se lo habían pasado muy bien juntos, como nunca lo habían hecho, a pesar de los buenos amigos que eran. Prácticamente Otoya se había acostado con una sonrisa aún en sus labios. ¿Había soñado algo malo? ¿Algo que le hiciera recordar malos momentos? ¿Una pesadilla? 
Alzó la mirada. Seguía masticando con la vista fija en el plato, sin decir palabra. ¿Qué había sido de la maravillosa tarde del día anterior? No comprendía nada. Parecía como si no hubiera sucedido nunca. Volvió a mirarlo. Nada. Ninguna expresión. Ni tristeza, ni enfado, ni dolor. Nada. Simplemente miraba su plato, con unos ojos vacíos, sin ningún brillo. ¿Qué estaba pasando? 
Tokiya suspiró y cogió aire para hablar, pero en ese momento Otoya lo interrumpió levantándose.
-Gracias por el desayuno, estaba delicioso -dijo poniendo una sonrisa que sabía que era falsa.
Alzó una ceja, sin creérselo.
-De nada...
Otoya retiró su plato y su servicio. Tokiya se giró para mirarle cuando pasó a su lado. Dirigió la vista a su comida. Ya no tenía hambre. 
Se levantó también y guardó su comida en la pequeña nevera. Vió cómo de repente Otoya se apresuraba por salir de allí, aunque intentaba disimularlo. Limpió un poco la mesa por si había quedado alguna mancha. Pilló a Tokiya mirándole y sonrió demasiado forzosamente como para que no se diese cuenta. Dejó rápidamente el trapo sobre la fregadera y se dio la vuelta para salir por la puerta. Tokiya le agarró la muñeca evitando que continuase su camino.
Otoya miró su mano enroscada en su muñeca soprendido.
-¿Qué ocurre? -preguntó mirándole a los ojos.
Tokiya lo soltó y seriamente dijo:
-Eso mismo me pregunto yo.
Los dos se miraron fijamente, sin decir una palabra. El silencio era pesado, y lo decía todo. Veía como los ojos de Otoya buscaban una respuesta genialosa. 
-Oye, Tokiya, debo irme.
-Esa escusa cansa, Otoya -dijo de inmediato Tokiya-. Y es patética.
Otoya se encogió cuando escupió esa palabra. Se arrepintió de inmediato de haber dicho eso. Otoya agachó la cabeza acobardado. Su corazón dió un vuelco. Volvió la cabeza con el flequillo tapándole los ojos, para que Tokiya no lo viera.
-Otoya, ¿que pasa? -dijo esta vez suavemente.
Se mordió el labio y se metió las manos en los bolsillos, aún con la cabeza gacha.
-Nada. Simplemente... estoy confuso. -Se encogió de hombros.
¿Confuso sobre qué?
-¿Por qué?
Otoya se quedó en silencio, dudando en si responder o no. 
-Da igual -dijo quitándole importancia.
Pero Tokiya no iba a rendirse tan fácilmente.
-Otoya, no pasa nada si me lo cuentas. Somos mejores amigos, siempre lo hemos sido. Hemos compartido habitación durante años... y siempre nos hemos contado nuestras preocupaciones. Y ayer... nos lo pasamos tan bien...
Otoya lo miró con una sonrisa triste.
-Creo que eso no pasó cuando no me contaste que eras Hayato.
Tokiya lo miró con los ojos abiertos de par en par. Era como si le hubieran dado un cuchillazo en el pecho. Porque... tenía razón.
Mientras Tokiya había estado estudiando en la Academia Saotome, había sido Hayato, un famoso idol que era amado por millones y millones de fans. Mientras estuvo en la Academia Saotome, se había hecho pasar por su hermano gemelo, Tokiya Ichinose, que en realidad no existía, ya que era él mismo. No se lo había contado a nadie, simplemente lo sabía el director, que era quien lo había llevado hasta allí. Tokiya quería estudiar allí porque odiaba su vida como Hayato. Casi no podía cantar, solo eran entrevistas, firmas, etc. Nada de canciones. Según su agente, eso era lo mejor para él. Pero... ¿por qué iría a volver a debutar si ya era un idol? Para alejarse de todo eso, por nada más. Haruka lo descubrió, ya que ella era admiradora suya. Sólo lo sabía ella. Ni Otoya ni nigún miembro de Starish (que en ese entonces no existía, pero todos eran amigos) sabían aquel secreto. Poco después tuvo que confesarlo todo, ya que ellos sosprechaban demasiado. Ahora sabía cómo se sentía Otoya. Se había preocupado tanto por él...  Y él no había hecho nada por Otoya. Y además él lo había intentado ocultar. No quería hacerle daño. 
Su pecho comenzó a doler, y a doler, y a doler. En realidad era su corazón sufriendo. Se arrepentía de todo. Tokiya conocía de más tiempo a Otoya que a Haruka, y ella sí que lo había sabido... Otoya debía sentirse horrible, destrozado, alejado, como si no valiese nada. Apretó los puños y se atrevió a alzar la vista y mirarlo a los ojos.
Otoya seguía con esa sonrisa, pero es sus ojos había lágrimas.
Entonces andó hasta la puerta y salió, dejándolo allí solo.

domingo, 4 de mayo de 2014

''Entre Dimensiones'' Capítulo 15: Su dolor

Sheryl se despertó pensando en Drake. Era lunes. Tenía las peseranzas de verlo hoy por fin. Pero podía caber la posibilidad perfectamente de que Drake tampoco fuese al instituto ese día. ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si cuando se había ido su padre los había golpeado más y ahora estaba en el hospital? En el peor de los casos podría haber sucedido eso. Si al día siguiente no venía tampoco iría a visitarlo a su casa, y le daba igual si estaba su padre o no. 
Llegó a su instituto. Dael la vio en la puerta y la acompañó hasta que llegaron a su aula, las dos charlando animadamente. Ni ella ni Hayley sabían nada de lo que estaba sucediendo con Drake. Últimamente desde que llegó Jem no estaba pasando tanto tiempo con ellas y sus amigos. Había pasado su tiempo a solas con Jem. Tenía que estar más con todos, pensó. 
Durante las dos primeras horas solo suspiraba pensando en qué podría estar haciendo Drake en ese momento. Deseó que volviese pronto.
Cuando acabaron las dos primeras horas Sheryl buscó a Jem para preguntarle si había visto a Drake.
-Jem, ¿hoy has visto a Drake? Yo no... -Miró al suelo, preocupada.
-Pues yo sí.
-¿¿Qué?? ¿¿Lo has visto?? -dijo agarrándole de los hombros y mirándole sorprendida.
Jem sonrió.
-Así es, lo he visto esta mañana al entrar. Por fin ha regresado.
-¡Vamos a buscarle! -dijo ella arrastrándole tras de sí.
Después de buscar durante unos cuantos minutos en seguida lo encontraron, ya que Drake también estaba buscándoles... O al menos, a ella. Lo vió allí de pie mirando a su alrededor. Cuando se giró hacia ella Sheryl pudo contemplar que llevaba una venda en la ceja y el labio tenía una herida, por no mencionar su ojo morado, que antes no estaba.
-¡Drake! -exclamó Sheryl, abrazándolo de repente.
-Sheryl... -sus mejillas se encendieron un poco.
-Hola Drake -le sonrió Jem.
-Estábamos buscándote -le dijo ella mirándolo a los ojos.
-Sí, quería, bueno, darte explicaciones. -Bajó la mirada con tristeza.
-Estábamos preocupados -le dijo Jem.
-¿Estábais... preocupados? -La palabra estábais resonó en la cabeza de Drake. ¿Jem también? Decidió preguntarle directamente, sin esperar a luego.
-Jem, ¿no me guardas rencor ni nada por el estilo? -le preguntó alzando una ceja.
Jem sonrió de lado.
-No, no te preocupes, no soy de ese tipo de peronas.
-Me alegra escuchar eso -sonrió un poco Drake-. Me tranquiliza saber que eres un buen chaval -le guiñó en secreto un ojo a Sheryl, que se quedó con la boca entreabiera.
Jem rió.
-¿Amigos? -Jem le ofreció su mano.
-Amigos -sonrió.
Se estrecharon la mano.
Sheryl los miró a los dos alternativamente. Era más bajita que los dos y tenía que mirar hacia arriba.
-Bueno, ¿por qué no nos centramos a lo que íbamos?
-Claro. -Drake miró a su alrededor. Había mucha gente merodeando-. ¿Os importa que hablemos en un lugar más privado?
-Detrás del instituto -dijo Sheryl cogiéndoles de las muñecas y llevándolos hacia allí.
Cuando llegaron, Drake comenzó a sentirse incómodo. Se frotó un brazo buscando las palabras.
Suspiró.
-Sheryl, lo que viste el otro día...
El corazón de Sheryl latía con rapidez. Le iba a contar por qué había sucedido eso, después de días preocupada. Una parte de ella no quería saber la verdad por temor.
-De verdad que lo siento. -Drake bajó la vista-. No quiero ni imaginarme cómo deviste sentirte, por no mencinar que también te hiciste daño físicamente. -Cerró los ojos con fuerza, avergonzado.
-¿Qué? ¿Es eso cierto, Sheryl? -Jem la miró.
-Sí. Siento no habertelo dicho, se me pasó. -Torció la boca-. Estaba demasiado concentrada en lo sucedido con Drake.
Jem asintió, comprendiendo. 
Drake continuó.
-Bueno. Veréis: Como ya te conté, Sheryl, no veo muy a menudo a mis padres, sobre todo a mi madre, que vive en otro país. Vivo con mi padre en esa enorme casa, pero por asuntos del trabajo suele ir de ciudad en ciudad, viniendo a casa de vez en cuando. Mi padre... es muy estricto, y tiene sus propias normas, que me aplica estrictamente a mí. Me obliga a sacar muy buenas notas y estudiar constantemente, no puedo llegar a casa más tarde de las once y bla, bla, bla. Como no suele estar a casa no puede comprobar si le hago caso o no. -Hizo una pausa, preguntándose si debía continuar o no-. Una de sus más estrictas normas es que no puedo traer a nadie a casa, para que no me desconcentre con los estudios. Me parece algo estúpido.
  >> Cuando sé que va a estar en casa no dejo que entre ningún amigo, aunque no suelo permitirlo casi nunca. -Miró a Sheryl. Sheryl se vio confusa. Ella había estado unas cuantas veces en su casa, ¿eso quería decir que era algo especial?-. Ya me pilló una vez, y me castigó severamente. Me dijo que la próxima sería peor. El otro día no tenía ni idea de que él vendría. En teoría, tenía que regresar el fin de semana. Así que nos descubrió. Bueno, la forma que tiene mi padre de castigarme es maltratándome. -Drake apretó los puños, con los ojos ensombrecidos-. Le da igual si yo soy feliz o no, si estoy bien o no. Él solo quiere un hijo perfecto que lidere su empresa cuando él ya no esté.
-Drake... -habló por fin Sheryl, reprimiendo unas cuantas lágrimas. Todo eso le estaba doliendo mucho a ella. No quería que Drake sufriera de esa manera.
-En serio, Sheryl, perdóname.
Sheryl no pudo evitar abrazarle con mucha fuerza.
-Drake, te lo suplico, ¡no te disculpes! -Intentó no llorar-. ¡Todo esto no es culpa tuya!
-Pero no quiero que sufras por mí, Sheryl. -Le devolvió el abrazo.
-Drake -intervino Jem, que había estado todo el tiempo observando-, no vamos a quedarnos de brazos cruzados sin hacer nada, viendo como esa persona te golpea sin más. 
Sheryl comenzó a llorar en el pecho de Drake.
-Es odioso que exista gente así. Pero ni yo ni Sheryl dejaremos que te vuelva a hacer daño. Hablaremos con la policía, ¿de acuerdo?
Drake apartó el rostro.
-De... Dejarme que me lo piense.
Sheryl se agachó en el suelo mientras seguía dando sollozos, escuchando sus palabras. Cada vez que uno de ellos decía golpear, maltratar o algo por el estilo era como un latigazo para ella. No quería que Drake sufriera tanto. Ella lo amaba. Estaba enamorada de él. 
Drake se agachó en frente suyo y sonrió para ella mientras le acariciaba la cabeza.
-Sheryl, no llores, ¿me oyes?
Sheryl alzó la mirada con lágrimas por sus mejillas.
Asintió mientras los dedos de Drake limpiaban sus lágrimas. 
Jem y Drake ofrecieron sus manos para ayudarla a levantarse y ella las aceptó. Jem colocó un brazo por encima de sus hombros. 
-Todo va a estar bien, ¿vale Sheryl? 
Sheryl asintió de nuevo.
De repente, el timbre del final del recreo sonó. 
-Te veremos después. No sufras mucho sin nuestra ausencia, ¿eh? -bromeó Drake.
Sheryl no pudo reprimir una sonrisa. Se despidió y volvió a clase.

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Bieen, capítulo 15~ \>.</. Vale, a partir de aquí estoy un poquito bloqueada. Hay cosas que tengo que solucionar y no encuentro la respuesta xDD. Pero bueno, espero volver a inspirarme pronto. Aquí le dejo algo a Clhoe-chan (no te me mueras, plis).

Para @milochispa:
-Bueno, le prometí una cosita a Clhoe, a ver si la consigo matar ya. Hmm, Drake, querías decirle algo, ¿no?
Drake sonríe nítidamente sonrojado.
-Sí, bueno -se frota la nuca-. Quería decirle una cosa. Humm, ¿cómo lo digo?
Se cruza de brazos.
-Drake, no te escaquees.
-¿¡Qué!? Yo no me escaqueo. -Aparta la mirada un poco más enrojecido.
Le pasa el brazo por encima, pegada a él, mientras lo mira malvadamente.
-No te averguences Drake; estas tan rojo como un tomate.
-¿¡Q-q-q-q....!? ¡Yo-yo no estoy rojo! -Se sonroja más.
-¡Claro que lo estás!
Drake se tapa los ojos y las mejillas muy avergonzado.
Se ríe. 
-Venga anda, acabemos con esto. -Le golpea la espalda suavemente.
Drake retira las manos y mira al suelo, tímido.
-Bueno... Quería decirte que gracias por todo. G-Gracias por estar leyendo esta historia y por votarla. De parte de todos te agradecemos todo lo que haces, y-ya que nos animas a continuar con todo esto. -Tiene la cara muy roja-.  Eres una gran persona, asi que yo... yo... Bueno, te dedico parte de mi amor. -Levanta la vista, completamente sonrojado.
-¡Ya está hecho, Drake! -Le golpea la espalda más fuerte.
-¡Eh! ¿Qué estáis haciendo?
Aparece Jem por detrás con una gran sonrsa.
-¡Jem!
-Drake esta declarándose a Clhoe -Se ríe a carcajadas.
-¡N-no estoy declarándome! -La mira enfurecido, muy avergonzado.
-¿De verdad? -Jem también se ríe.
-Nah, está dandole las gracias por todo lo que hace por nosotros, ¿quieres decir algo, Jem?
-¡Claro! -Se pone delante de Drake-. ¡Te agradezco que te guste la historia!
-¡Eh! ¡No te pongas delante mío! -Intenta ponerse enfrente.
Jem se lo impide con los brazos mientras sigue hablando.
-Un placer conocerte, es genial que la estés leyendo -Le guiña el ojo-. Tengo que convencer a Sadie para que te dedique más capítulos.
-¡Eso está hecho! -Ríe.
Drake sigue intentando colarse delante.
Jem le hace una jugarreta esquivándolo y Drake cae de repente hacia delante y se choca con Clhoe. La mirá con los ojos muy abiertos y más rojo que nunca.
-¡Eh, Drake! -Jem lo coge de las caderas y tira de él hacia atrás-. ¡No seas tan pervertido!
-¡¡Yo no he hecho nada!!
-Jem, ¿con que sí tienes un lado perverso? 
-No, es Drake el que es muy torpe. -Se cruza de brazos.
-Bueno, Clhoe-chan, te dejamos. Me disculpo por sus tonterías. -Se ríe-. ¡Espero que te haya gustado! -Sacude le mano despidiéndose.
Drake tiene la cara enterrada en sus manos muy avergonzado, Jem le lanza un beso.
-¡Hasta la próxima!