El rostro de Haruka se volvió pálido. Miró a Otoya con una expresión preocupada.
-¿Qué ocurre? -preguntó Otoya a ver su expresión.
-Sí... Vale... Ahora vamos para allá. -Colgó.
-¿Qué pasa? -repitió Otoya
-Tokiya... a tenido un accidente -respondió aún blanca.
Otoya agrandó los ojos, empalideciendo tal y como Haruka.
-Vamos -dijo Haruka tomándolo de la mano y llevándoselo de allí.
Cogieron un taxi hasta el hospital, que quedaba a 5 kilómetros de allí. Cuando llegaron preguntaron por el nombre de Tokiya Ichinose y la enfermera los llevó hasta su habitación.
Todos los chicos ya estaba allí, con expresiones entristecida y serias. Otoya movió los ojos hasta Tokiya, que estaba tumbado en la cama blanca, con una mascarilla conectada a varios cables y los ojos cerrados. Su brazo estaba enchufado a un gotero, tenía una venda en la cabeza y una pierna escayolada. Otoya sintió como su corazón daba un enorme vuelco. De repente se arrepintió de todo, de todas las cosas horribles que le había dicho, de dejarlo allí solo con sus palabras en el aire... Corrió hacia su cama y lo miró con lágrimas en los ojos.
-Un coche lo atropelló cuando iba por la calle, el conductor dice que Tokiya iba muy despistado, como si estuviese buscando algo por todas partes... -dijo Natsuki, abrazándose.
En ese momento Otoya lo vio todo. Lo estaba buscando a él. Había sido por su culpa. Si le hubiera dicho que estaba junto a Haruka no habría pasado eso. No estaría allí ahora mismo.
Calló de rodillas al suelo y lloró por segunda vez en el día sobre la cama. ¿Y si se moría? ¿Cómo podría soportar una vida sin él? Todo, todo había sido por su culpa y por nadie más.
-Sí no le hubiese dicho q-que no estaba con Nanami-san no estaría a-aquí ahora mismo -lloró-. Me estaba buscando a mí, ¡a mí! ¡¡Todo esto es mi culpa!! -gritó.
-Otoya... -dijo la voz de Haruka a su lado-. Eso no es cierto, no podías saber que pasaría esto. -Le puso la mano en el hombro.
Otoya siguió llorando mientras sus hombros temblaban, al lado de Tokiya. Todos los chicos le miraron apenados.
-¿Y si se muere? -dijo con un hilo de voz-. No podría soportarlo.
-Otoya -dijo Syo. Syo Kurusu era un chico bajo, rubio de ojos azules. Le gustaba llevar sombreros y muchas pulseras, al igual que pintarse las uñas de negro. Era agresivo, pero adorable. Le gustaba tocar el violín y, por supuesto, cantar. Syo y Natsuki eran amigos de la infancia-, eso no va a pasar, es prácticamente imposible ¿te queda claro?
Otoya alzó la vista hacia él, aún cargada de lágrimas. De repente el brazo que estaba extendido enfrente suyo se movió. Otoya lo miró y luego a Tokiya. Tokiya abrió los ojos lentamente y se giró hacia Otoya.
-To-Tokiya... -dijo Otoya.
Tokiya compuso una sonrisa triste.
-Te encontré -dijo con una voz débil.
Otoya se tapó la boca para ahogar un gemido, dolorido. Tokiya agarró la mano de Otoya y la apretó con fuerza mientras volvía a llorar. Así pasaron los minutos hasta que todos les dejaron a solas.
Otoya acabó dejando de llorar, Tokiya no apartó la mirada de él.
-Oh, vamos Otoya, sabes que odio verte llorar -dijo Tokiya en un tono divertido para intentarle subir el ánimo-. Y aún más si es por mi culpa
-¿Tú culpa? -dijo Otoya entristecido-. Aquí la única culpa es la mía. -Sacudió la cabeza-. Estaba con Nanami-san, ¿sabes? Pero le pedí que te dijera que no. -Se mordió el labio.
Tokiya lo miró algo sorprendido, pero en seguida volvió a poner esa mirada enternecida.
-Bueno, entiendo que no tuvieses ganas de verme...
-Tokiya... perdóname -lo miró al borde de las lágrimas de nuevo-. Por favor, perdóname, perdóname, perdóname -repitió una y otra vez-. Por todas esas cosas horribles que te he dicho, por hacerte esto, perdóname, perdóname.
Tokiya compuso una expresión confundida.
-¿Qué? -Tokiya se incorpotó y se quedó sentado, quitándose la máscara-. Ya te lo he dicho Otoya, tú no tienes la culpa. De nada. Si te lo hubiese dicho... Tendría que haber entendido cómo te estabas sintiendo. Fui un estúpido -bajó la vista, entristecido-, no te merecías eso. No es justo para ti. -Otoya lo miró con la boca entreabierta-. Lo que me dijiste esta mañana... tienes razón, Otoya. No te voy a perdonar porque no estoy enfadado contigo. -Le apretó la mano.
De repente Otoya vio todo desde su punto de vista. En realidad... la culpa no había sido de nadie, aunque seguía sintiendose algo mal por lo ocurrido.
-Pero Tokiya... -Se mordió el labio-. Suponía que tenías tus razones para no haberme dicho nada. No tendría que haber pensado esas cosas de ti. -Cerró los ojos con fuerza.
-No había razones, Otoya. -Le acarició suavemente la mano con el pulgar-. Tenía miedo... No me atrevía a decíroslo. Y Nanami lo sabía porque lo dedujo ella sola. Aquel día en el que di un concierto y apareció Satsuki... me había torcido el tobillo tiempo atrás. Cuando Nanami-san estaba intentando parar a Satsuki vio mi tobillo vendado, y sabía que yo lo tenía mal, por eso lo supo. Creo que lo visteis retransmitido, ¿no? -Otoya asintió con la cabeza-. Al final tuve que confesárselo, me lo sonsacó. No se lo conté porque quisiese. No se lo iba a contar a nadie, y menos a ti... para no hacerte daño. -Lo miró suplicando su perdón-. Lo siento...
De repente Otoya se echó a su cuello y lo abrazó con más fuerza que nunca.
-No quiero estar enfadado contigo, eres mi único apoyo. -Enterró el rostro en su pecho-. Supongo que nos perdonamos mutuamente, ¿no? -Compuso una sonrisa triste.
-Claro, Otoya. -Tokiya le acarició el pelo rojo de su cabeza.
Otoya se apartó con suavidad y lo miró a los ojos.
-Tokiya... tengo que decirte algo... -Miró hacia abajo.
Tokiya lo observó esperando que continuase, algo sorprendido por ese repentino cambio de conversación.
-Estos día me he estado comportando muy extraño porque estoy confuso... De un día para otro Hiro y yo dejamos de salir... y luego me confiesas que te gusto. -Tokiya, apartó la mirada, avergonzado-. Pero... ese día que me besaste, no me sentí igual que como cuando besaba a Hiro.
De repente el mundo de Tokiya cayó al suelo. Eso quería decir que Otoya no le correspondía, que Otoya no sentía lo mismo. ¿Cómo podía haber sido tan ingenuo de pensar que quizás él también sintiera lo mismo? Por no mencionar que aún seguiría enamorado de Hiro... Había echo la cosa más estúpida del mundo.
-Y-ya... -contestó Tokiya, apenado.
Otoya continuó:
-Creo que... nunca llegué a sentir nada real por Hiro, todo eran ilusiones. -Otoya alzó la vista para mirarlo por primera vez. Tokiya hizo lo mismo. Las siguientes palabras supusieron un gran esfuerzo en la boca de Otoya, sus mejillas muy rojas-. Cuando tú me besaste... bueno... me sentí muy feliz. -Su corazón palpitaba rápidamente-. Fue... agradable. -Otoya pensaba que su corazón se iba a salir por su pecho, estaba muy nervioso-. Siempre hemos sido buenos amigos, y nos hemos llevado muy bien. Es la primera vez que discutimos tan en serio. -Las manos de Otoya, que rodeaban el cuello de Tokiya, se retorcieron, nerviosas-. Y creo que... si-siento algo por ti... parecido a lo que tú sientes por mí.
Tokiya sintió cómo el tiempo se paraba, el mundo se detenía, solo para ellos dos. Sus ojos se ensancharon poco a poco. ¿Había oído mal? ¿Otoya sentía lo mismo que él? Compuso una sonrisa lentamente. No podía creérselo, en verdad le gustaba
-Pero Tokiya, no creas que te amo completamente, simplemente... quiero probar, quiero asegurarte que estoy enamorado de ti del todo, ¿va-vale? -dijo avergonzado. La felicidad de Tokiya no desapareció, le parecía genial.
-Nee, Otoya, ¿puedo besarte?
Otoya lo miró sorprendido, con las mejillas encendidas.
-¿Pe-pero qué dices?
-Ven aquí -le dijo Tokiya, pasando las manos por sus caderas y atrayéndolo hacia él.
Otoya miró hacia abajo aún más avergonzado, pero levantó la mirada y se acercó más a él, hasta que los dos juntaron sus labios, como si siempre hubieran estado destinados a hacerlo.
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