Su corazón estaba preto en un puño.
Jem estaba sentado contra uno de los árboles del exterior del instituto, alejado de todos, de brazos cruzados. No le apetecía hablar con nadie, ni si quiera con Lina. Estaba por una parte enfadado, y por otra triste y agobiado. Volvió a mirar su móvil por milésima vez. Nada. Sheryl había faltado ese día y no le había dicho nada. Podía sonar muy egoísta, pero Sheryl y él tenían una estrecha relacción y siempre que uno de los dos se habían ausentado un día de instituto se habían mandado un mensaje o algo. Pero ese día nada, no había nada. Quizás Sheryl estaba tan enferma que no había podido ni mandar un mensaje, o quizás... Pero espera, eso era lo que le preocupaba a Jem. ¿Y si se encontraba mal? ¿Y si le había pasado algo? Esas eran el tipo de preguntas que habían estado rondando por la cabeza de Jem durante toda la mañana. Pero eso no era lo peor. Le había mandado más de 30 mensajes y ella no respondía. Volvió a probar a llamar. Después de cuatro timbres la voz electrónica de una chica comenzó a hablar. Colgó enfadado, sus dientes apretados. Tiró el móvil al lado suyo por el césped y se acurrucó más contra el árbol, enfadado. Seguía sin contestar. La llamada perdida número 39 de la mañana. De repente vió cómo un par de Converse amarillas se detenían en frente suyo. Subió la mirada por el cuerpo hasta deternerse en el rostro del chico. Drake Tisdale.
-¿Puedo sentarme? -preguntó.
Jem se colocó mejor, asintiendo. Drake se sentó enfrente suyo con las piernas cruzadas. Habló sin mirarle a los ojos, dirigiendo la vista a su grupo de amigos, unos metros más allá.
-Hoy Sheryl no ha venido.
-Hum, me lo dices a mí -dijo con sarcasmo.
Drake alzó una ceja, mirándole esta vez.
-¿Sabes algo de ella? Vosotros sois muy amigos, y quizás... -no terminó la frase ya que se hacía falta saber lo que venía.
-Eso suponía yo -Jem torció los labios, mirando el césped-. No da señales de vida.
Ahora Drake alzó las dos cejas.
-¿Sabes si ha pasado algo?
Jem sacudió la cabeza.
-Nada de nada. Mira -Jem cogió el móvil y le enseño levemente los cientos de mensajes sin contestación-. Tampoco responde a mis llamadas.
-Esto si que es raro -dijo frunciendo el ceño.
-Tú fuiste el último en verla ayer, ¿no?
Drake torció los labios, pensativo.
-Creo que no. Fue después a casa de Bern a devolverle un cuaderno.
-¿A qué hora se fue?
-De mi casa, a las 21:00, de casa de Bern... Ni idea.
Jem se removió incómodo.
-¿Y si vas a preguntarle?
Drake asintió.
-Eso haré. -Se levantó y se dispuso a irse. Hizo un saludo militar-. Gracias por todo.
-No hay de qué.
Y así se fue.
Jem siguió unos minutos más allí, acurrucado contra el árbol, abrazando sus piernas con la mirada perdida al frente, consternado. Notó que una presenecia se acercaba tímidamente. Alzó la mirada ligeramente hacia donde procedía.
-Ho-Hola... -saludó Lina con voz entrecortada, nerviosa.
-Ah, hola...
Lina se sentó a su lado, su mirada expresaba preocupación.
-Lo siento, te he estado viendo desde allí, y no he podido evitar...
-No te preocupes -le interrumpió Jem con una sonrisa amable-. Estoy bien.
Lina se quedó callada, sentada a su lado.
-¿Qué ha... ocurrido? -la voz de Lina era suave, delicada. Parecía que estuviera diciendo ''por favor, protégeme de lo malo'' y Jem sólo tenía ganas de abrazarla cuando esa sensación de felicidad le llenaba el corazón.
-Bueno, quizás suene un poco tontería, pero Sheryl no ha venido, no contesta a mis mensajes y... -su voz se rompió cuando se dio cuenta de todo lo que le costaba hablar de ese tema.
-Jem, eso no es una tontería. Puede que le haya pasado algo de verdad.
Jem volvió a abrazarse, esta vez escondiendo la cara.
-Espero que no sea nada malo.
Lina se acercó más y lo abrazó. Jem se separó lentamente de sus piernas y le devolvió el abrazo, poniendo su rostro en el hueco de su cuello.
-Tranquilo, Jem -le susurró ella.
Drake caminó con las manos en los bolsillos, nervioso. Había encontrado por fin a Bern, cosa que le había costado gran tiempo porque estaba en la azotea haciendo un trabajo con unos amigos. Cuando le preguntó le contestó que Sheryl se había ido tarde, y que después de eso no supo nada más de ella. Eso lo preocupó más. Recuerda haberle preguntado si quería que la acompañase ya que era tarde, y eso que solo eran las 21:00. Si se había ido a las tantas aún era más peligroso. Pero dedujo que si le había pasado algo por la noche sus padres habrían llamado a Jem por si estaba en su casa con ella, pero si no le habían llamado eso quería decir que estaba bien en casa, ¿no? El timbre del comienzo de clases sonó en ese momento. Le preguntaré luego si ha llamado a sus padres... Pensó Drake. Se dirigió a su clase, con la vista clavada en el suelo y los pensamientos por el aire.
Jem no paraba de morderse las uñas. Ya era la hora de salida, seguía sin saber nada de ella. Intentó respirar hondo. No sería para tanto... Se estaba preocupando demasiado. De repente notó que una mano le tocaba el hombro. Se giró y vio el rostro de Drake.
-Oye Jem -empezó Drake-. ¿Has probado a llamar a los padres de Sheryl?
Jem sacudió la cabeza.
-Sí, pero daba igual, no hay nadie en casa porque sus padres trabajan.
-¿Y sus móviles?
-Siempre los tienen silenciados cuando trabajan. Pero les he dejado un mensaje para cuando puedan verlo.
De pronto el móvil de Jem sonó en un mensaje. Jem lo sacó rápidamente, casi cayéndosele al suelo. Leyó el mensaje, por su rostro Drake averiguó que no era Sheryl, pero frunció el ceño cuando vio los ojos de Jem ensachándose. Jem le enseñó el móvil y leyó. Era la contestación al mensaje que acababa de mencionar Jem.
Perdóname por no verlo antes, Jem. ¿Cómo que Sheryl no ha ido al instituto? Desde ayer por la mañana que no la veo. Se fue al instituto y luego a casa de Drake Tisdale. Me dijo que iba a pasar todo el día allí, así que supuse que vendría tarde. Como suele irse antes al instituto que yo a trabajar tampoco la he visto hoy. ¿Dices que no responde a tus mensajes? Un saludo.
Cuando Drake terminó de leer su mirada se encontró con la de Jem. Los dos pensaban lo mismo. Sintió cómo su corazón se encogía como un puño con fuerza. Había muchas posisiblidades de que le hubiera ocurrido algo. Su pecho golpeaba con fuerza, aterrado. Jem se dispuso a contestar cuando otro mensaje llegó. Abrió de nuevo la mensajería. Sus ojos se abrieron más que antes.
-¡Es Sheryl!
Drake, nervioso, se pegó a Jem para leer el mensaje juntos. Era la respuesta a uno de los cientos de mensajes que había enviado Jem.
Hola, Jem. Siento no haber respondido antes. Tranquilo, estoy bien, solo un simple dolor de cabeza. Tenía el móvil apagado porque me afectaba y no lo he visto. No te preocupes, en serio. xxx
Jem alzó la mirada de nuevo hacia Drake con el ceño fruncido.
-No lo entiendo -dijo Drake.
-Bueno, si ella dice que está bien...
Jem fue a contestar a Sheryl.
¿Puedo pasarme por tu casa ahora? Estoy preocupado de verdad.
Le dio a enviar. Segundos después llegó un mensaje de contestación,
¡No, en serio! Estoy bien, no te preocupes por nada. Solo ha sido un dolor de cabeza de la mañana. No hace falta que vengas.
En cuanto Drake lo leyó le arrebató de las manos el movil a Jem y le dio a llamar. Jem lo miró sorprendido. Al ver que no lo cogía chasqueó la lengua sonoramente. Volvió a probar, pero esta vez lo había apagado.
-¿Pero que mierda...? -fue a preguntar cuando le saltó el buzón de voz.
-¿Qué ocurre?
-Ha apagado el movil -dijó enfadado devolviéndole el móvil con brusquedad.
Jem alzó las cejas cuando cogió el móvil y escuchó las palabras de Drake. Se pasó una mano por el pelo dorado, nervioso y enfadado. Esto no tiene sentido... Se dijo al ver que las cosas no encajaban. Miró la hora de su reloj digital.
-Me voy a casa, avisame si te llega algún mensaje o te coge el teléfono o algo.
Jem asintió mientras Drake le decía su número de teléfono.
Después Drake comenzó su camino a casa.
Entró en su cuarto y tiró la mochila contra la pared. Se tumbó en la cama bocarriba con las manos en la nuca, sus pensamientos revueltos. Ahí había algo que no encajaba... Su madre decía que no la había visto, por lo tanto había salido de casa o quizás no había regresado. Que él supiera no conocía ningún motivo por el que ella no quisiese ir al instituto. ¿Había discutido con alguna amiga? ¿Una pelea? Pero ayer la había visto muy bien. Quizás hubiese hablado con alguien por la noche y... No, no creía que fuese eso. Pero Sheryl decía que estaba enferma en casa, y no obstante su madre no la había visto. ¿Qué estaba pasando? Igual era un despiste de su madre y si que estaba en casa solo que ella no la había visto con la idea de que esaba en el instituto. Su corazón suplicó que fuese eso. Abrió los ojos cerrados y miró la pared. Se llamó estúpido por no tener el móvil de Sheryl, él mismo la podría llamar y no estar ahí tirado sin hacer nada en la cama. En ese momento su móvil del bolsillo vibró en un mesaje nuevo. ¿Quien sería? Se incorporó y se sentó sobre la cama para mirar el mensaje. Abrió la mensajería. Era un número oculto. Pulsó en el mensaje con el ceño fruncido y comenzó a leer.
Sus ojos se agrandaban cada vez más y su piel se volvía más pálida conforme avanzaba en el mensaje. Soltó un grito desgarrador antes de salir corriendo con el móvil en mano.
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Hola! :3 ¿Qué tal? ¿Os ha gustado? El siguiente capítulo se va a poner muy interesante >w< Me gustaría que me dieseis vuestra opinión sobre la historia, me sería de gran ayuda, saber en que fallo y eso... ¿Qué tal el verano? ¿Os está yendo bien? xD Yo de momento algo aburrida, pero la temporada de anime de verano me está volviendo loquita! Hay tantos que llevo esperando que no se por donde empezar TwT ¡Ayer salió Free!! ¿Lo habéis visto? ¡Yo fangirleé mucho! Jajajajajaja. Si no lo habéis visto os animo a verlo :3 Es una anime muy bueno y que no os tire para atrás que se de deportes, porque eso es lo de menos xD ¡un abrazo muy fuere!
lunes, 30 de junio de 2014
viernes, 27 de junio de 2014
''Entre Dimensiones'' Capítulo 17: Inesperadamente
Caminó por las calles con tranquilidad. La música se metía en sus oídos y la mochila golpeaba con su espalda mientras andaba. Llegó a casa de Drake y llamó al timbre. Dos minutos después la puerta se abrió y Drake apareció.
-Ho-Hola... -dijo con voz cansada. Parecía que había ido a rastras hasta allí.
-Dios, estás fatal. -Sheryl entró sin que Drake le diera permiso y él cerró la puerta. Drake llevaba unos pantalones negros holgados e iba sin camisa.
Sheryl puso las manos en jarra y lo miró de arriba abajo.
-Drake Tisdale, ¿estás enfermo y tú así? -Le señaló el cuerpo.
-¿No es suficiente para seducirte? -La abrazó por detrás. Sheryl se apartó.
-Por supuesto que no. -Aunque en realidad lo hacía-. Te vas a poner peor, maldita sea.
Sheryl lo agarró del brazo y lo arrastró hacia arriba. Cuando llegaron a su habitación lo tiró sobre la cama y se dirigió al armario. Cogió el primer jersey que vió y se lo lanzó.
-Ponte esto.
Drake lo atrapó en el aire, suspiró y se lo puso. Era uno de esos jerseys de cuello ancho.
-Mucho mejor.
Sheryl dejó la mochila en el suelo y se quitó el abrigo. Drake se tumbó sobre la colcha bocarriba, con las manos en el estómago. Sheryl se acercó y se puso al lado suyo de rodillas en el suelo.
-¿Qué quieres que te prepare?
-¿Qué? ¿Prepararme? -Se giró hacia ella.
-Claro, idiota, vengo aquí para cuidar de tí.
-Hmmm... -Se lo pensó un tiempo. Sonrió-. Quiero un vaso de leche, y galletas.
Sheryl asintió y bajó a la cocina. Cuando volvió entró con todo sobre una bandeja. Lo dejó sobre la mesilla.
-Aquí tienes.
-Gracias, Sher.
Sheryl se sonrojó levemente. Hacía mucho que no la llamaba así.
-De nada. -contestó.
Sheryl se tumbó en el suelo de moqueta a hacer los deberes. Drake se sentó a los pies en la cama con la manta de la cama sobre los hombros, el vaso entre las dos manos. No apartaba la mirada de Sheryl. Sheryl sabía que la estaba mirando y comenzó a incomodarse. Se giró hacia él y se le quedó mirando también. Drake sonrió. Volvió a apartar la mirada, avergonzada, y volvió con sus ejercicios de matemáticas.
-Seguro que hoy no venía tu padre, ¿no?
-A las 22:00
-¿Qué? -Lo miró confusa-. Me dijiste que hoy estaría fuera.
-Al final va a venir a las 22:00 como muy pronto, y aún así si te hubiera dicho que venía tú no habrías venido. -Miró su tazón.
Sheryl suspiró.
-¿Qué tal tu dolor de cabeza?
-Casi se me ha ido. -Sonrió-. Creo que ha sido gracias a este vaso de leche. -Sheryl no pudo reprimir una sonrisa.
-Sí, claro -ironizó.
Pasaron más minutos en silencio hasta que Sheryl terminó sus deberes. Se incorporó para estirarse.
-Mmmm, ya está.
-¿Ahora vas a cuidarme? -preguntó Drake entisiasmado.
-¿No lo estoy haciendo ya? -rió. Drake puso morritos.
-Pero yo quiero que me abraces, que estés a mi lado -dijo en un tono de niño pequeño.
Sheryl puso los ojos en blanco. A gatas fue hasta la cama y se subió. Apoyó la espalda contra la pared, con las piernas cruzadas, y palmeó el sitio de al lado. Drake sonrió entusiasmado y subió a su lado.
-Vamos, túmbate.
Drake apoyó la cabeza contra su pierna.
-Mucho mejor -sonrió de lado.
-Mira que eres testarudo...
Soltó una risa.
Drake se quedó dormido. Parecía mucho más bulnerable de lo que era. Comenzó a soñar. Sus labios se convirtieron en una sonrisa.
-Sheryl... -susurró.
Sheryl se preguntó qué podría estar soñando. Sus pensamientos comenzaron a viajar. Ojalá Drake me correspondira. Frunció los labios. Lo quiero demasiado. Bajó la vista hasta sus labios, estaban entreabiertos. Eran finos y pálidos, tenía ganas de rozarlos, tocarlos, besarlos. Algo pervertido apareció en su cabeza. Abrió los ojos de par en par y la sacudió intentando librarse de ese pensamiento, sus mejillas rojas. Drake volvió a repetir su nombre y ella volvió a preguntarse cuál sería su sueño. Su pierna comenezó a dormirse por culpa del peso de su cabeza. La retiró con suavidad y se tumbó a su lado. Girada hacia él cerró los ojos, sus pensamientos ocupados por Drake.
Cuando se despertó, estaba girada hacia el lado contrario. Algo la rodeaba. Se dió cuenta en seguida, estaba pegada a Drake y él la abrazaba.
-¿Ya has despertado? -preguntó con voz seductora
-¿D-Drake? ¡Suéltame! -dijo con suavidad.
-¿Por qué? Así estamos muy bien. -Sus labios besaron su cuello.
Una electrcidad recorrió su cuerpo de arriba a abajo.
-¡N-N-No hagas eso! -exclamó avergonzada y la cara roja.
-¿Esto? -Volvió a hacerlo, y otra descarga de amor la sacudió.
-¡Noo!
Drake rió a carjadas e hizo que Sheryl se diese la vuleta hacia él para abrazarla con más fuerza.
-¿Y si volvemos a dormir?
-¡No vamos a volver a dormir! -Aunque sonó demasiado indefensa.
-Mmmm, yo sí. -Y cerró los ojos haciéndose el dormido.
-¡Drake Tisdale! -Pero él la ignoró.
Él la sujetaba por encima de los brazos y ella no se podía mover. Ya se había convertido en el Drake seductor, y la volvía loca.
-¡Draaake! -dijo en un tono de niña.
Drake rió y esta vez la soltó.
-Vale, vale, ya te dejo.
Se separó rápidamente muy avergonzada. Ocultó las mejillas con sus manos.
-¿Por qué me haces esto?
Drake se incorporó de lado y apoyó la cabeza sobre su mano, contemplándola con esa mirada seductiva.
-¿Por puro placer?
Sheryl suspiró. De verdad que no se podía hacer nada con él...
-Bueno, ¿qué tal estás?
Drake sonrió ampliamente.
-Bastante bien, de verdad que tu influencia es muy buena.
Sheryl miró la hora ignorando el último comentario.
-Mira, ya casi son las 21:00, creo que debería irme.
-Joooo -dijo Drake ahora con un tono de niño pequeño.
-De verdad que eres bipolar... -susurró.
-¿Qué?
-Nada.
Sheryl recogió sus cosas. De repente se acordó de Bern.
-¡Ah! Casi se me olvidaba. Como me iba a pasar por tu casa me ofrecí a llevarle Bern su cuaderno de historia, me dijo que lo tenías tú y lo necesitaba.
-Ay, es verdad -Drake se pasó una mano por el pelo. Se acercó al escritorio y sacó de debajo de una pila de cuadernos y libros uno verde. Se lo afreció.
-Aquí tienes.
Sheryl se lo guardó en la mochila y se dispuso a marcharse.
-Bueno, pues me voy.
-¿Quieres que te acompañe? Ya se ha hecho de noche...
-No hace falta, gracias -sonrió con amabilidad.
Drake asintió.
-Muy bien.
Los dos bajaron hasta la calle. Drake cogió su abrigo y le ayudó a ponérselo. Salieron a la calle, donde volvía a hacer frío. Sheryl contempló las estrellas, ahí a lo alto. La calle de Drake era ancha y se veían con claridad.
-Son preciosas...
-Como tú.
Sheryl se volvió hacia Drake sonroajada.
-¿Q-Q-Qué dices?
Drake soltó una carcajada.
-¿Me dejas darte otro beso?
Sheryl miró hacia el suelo con las mejillas aún encendidas. Se acordó de hace unos días, la misma escena, cuando Sheryl se disponía a marcharse y Drake le dió un beso. Se encogió de hombros, avergonzada, su corazón gritaba ''sí''.
Drake sonrió y satisfecho acercó sus labios a su mejilla y le dio un suave y cálido beso que contrastaba con el frío de la noche, haciendo que sus mejillas quemasen más, sintiendo que su corazón se volvía loco. Estuvieron ahí unos segundos y volvieron a separarse con suavidad, haciendo que Sheryl se sintiese morir. Miró la entrada, sin atreverse a volver a ver los ojos verdes y brillantes de Drake.
-A-Adiós...
-Adiós -Drake compuso una sonrisa de lado, feliz.
Sheryl volvió a mirar unos instantes a Drake y caminó hasta la verja. La abrió y la cerró, antes de despedirse sacudiendo la mano e irse. Drake le devolvió el saludo con una amable sonrisa.
Sheryl cerró los ojos con fuerza y se golpeó las mejillas, intentando quitarles el color, mientras andaba. Miró el cielo, pensando en lo que acababa de pasar. Soltó una risilla pequeña y femenina, más feliz de lo que cualquiera podría imaginarse.
Intentó olvidarse de todo lo que acababa de ocurrir y se concentró en las indicaciones que Drake le había dado para llegar hasta casa de Bern. Sigue todo recto hasta la tercera a la izquierda... Continuó caminando, sacando el vaho por la nariz y los labios ligeramente entreabiertos. Luego dos calles más a la derecha... Siguió por las calles húmedas por la lluvia de hace rato. Sigue el camino hasta que llegues a un edificio blanco y muy alto... Sus pies resonaban por el asfalto hasta que se detuvieron. Alzó la cabeza lentamente hasta el edificio blanco. Sonrió con los labios. No ha sido tan dificil. Subió un escalón y llamó al tiembre 2ºE. Rapidamente una voz electrónica contestó.
-¿Sí?
-¿Bern? ¡Soy Sheryl! ¡Tengo tu cuarderno! -respondió con voz alegre.
-¡Oh, Sheryl! ¡Muchas gracias! ¡Sube!
La conversación se cortó y a continuación el sonido de la puerta indicándole que ya estaba abierta y podía pasar se escuchó. Sheryl subió hasta el piso de Bern. Cuando llegó al pasillo una puerta de madera se abrió ante ella, con una enorme sonrisa detrás.
-Oh, Sheryl no sabes como te lo agradezco...
-Siento que sea tan tarde.
-No te preocupes por eso, solo son las 21:00.
Sheryl entró y Bern cerró la puerta detrás de ella.
-Pero tienes exámen y eso...
-Ya te agradezco mucho que hayas venido hasta aquí como para preocuparme de eso. Solo tengo que repasarlo un poco y ya está.
Sheryl sonrió levemente y se encogió de hombros.
-Pasaba por aquí.
-Ven, vamos a mi habitación.
Bern le cogió el cuaderno a Sheryl y entraron dentro de la casa. No era una casa muy grande, era un sencillo piso modesto y acogedor. Bern le condució hasta su habitación, que constaba de una cama, un armario, un escritorio y unas cuantas baldas aquí y allá.
-¿Qué tal con Drake? -preguntó Bern sin mirarla mientras guardaba el cuaderno entre otra pila de ellos.
-¡Muy bien! -Sheryl movió los ojos por la habitación de Bern, manos en la espalda.
-Me alegro. ¿Te apetece quedarte un rato?
Sheryl volvió a encogerse de hombros.
-¿Por qué no?
-¡Genial!
Así continuó la noche dos horas más. Los dos, sentados en la cama picando de una bolsa de patatas fritas, se contaron cosas. Pero sobretodo hablaron de Drake y de su situación. Sheryl lo disfrutó mucho, Bern era un chico muy majo y amable. Sheryl miró el reloj de su movil y alzó las cejas.
-Creo que debería irme ya, Bern.
El número 23:36 parpadeaba en el movil.
-Claro, es tarde y mañana hay instituto.
Bern condujo a Sheryl hasta la puerta.
-Ha sido un placer estar aquí, Bern.
-Lo mismo digo -contestó Bern con una enorme sonrisa.
-¡Hasta mañana! -Bern se despidió con la mano.
-¡Adiós!
Sheryl salió y tras mirar unos instantes a Bern la puerta se cerró.
Bajó las escaleras y bajó hasta el exterior. Hacía más frío que antes. Sheryl se abrigó bien y continuó el camino hacia su casa. Como nunca había estado en esa calle decidió ir por la derecha. Intentó ubicarse mirando a su alrededor. Pasadas tres calles giró hacia la derecha, indecisa.
-Uff...
Sacudió la cabeza.
-Lo mejor es que vuelva a donde estaba y desde la casa de Drake iré a la mía -susurró para sí misma.
Volvió hacia atrás y siguió andando de vuelta. La noche estaba completamente cerrada y no había nadie por esas calles. Se abrazó a sí misma y aceleró ligeramente el paso. Por fin, salió a una calle principal. Suspiró aliviada. Continuó su camino tranquilamente. La luna estaba alta y era de un blanco intenso; había luna llena. Sonrió un poco y volvió a centrarse en el camino.
En ese momento, escucho un deslice a su izquierda, en un callejón. Se paró un poco y miró. Volvió a escucharse el sonido. Parecía algo moviéndose. Sacudió la cabeza, quitandole importancia. Sería un gato. Volvió a comenzar a andar. Pero, de repente, algo le agarró por detrás y le tapó la boca. Se movió con brusquedad, intentando quitarse aquello de encima. Aunque intentó gritar no lo consiguió, ya que esa mano le agarraba muy fuerte de la mandíbula. No consiguió ver lo que la tenía agarrada. De repente su consciencia comenzó a elevarse. Su corazón latía rápidamente, sus ojos abiertos de par en par. Se dió cuenta de que lo que tenía en la boca y la nariz era un trapo con alguna sustancia que la estaba adormilando. Puso los ojos en blanco y calló al suelo, inconsciente.
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Holii! Siento tanto haber tardado tan en publicar... TwT ¡pero por fin lo he sacado! En compensación es un pelín más largo que los demás >u<. Bueno, aunque esto no tiene que ver con esta historia, ¡gracias por los 1000 leídos en Otoya-chan! Y pensar que tiene menos caps que ésta y es más nueva y ya la ha alcanzado... *-* Si es que las fujoshis y fundahis... xd
lunes, 9 de junio de 2014
''Otoya-chan'' Capítulo especial: Syo x Natsuki
-¿Qué te pasa con Ittoki-san?
Syo se volvió hacia la voz de Natsuki.
Iban andando hacia sus habitaciones después del ensayo, de repente Natsuki, que iba detrás suyo, se había parado, ya casi enfrente de su puerta. Syo escrutó su ceño fruncido.
-¿Qué dices? No me pasa nada. -Abrió la puerta de la habitación-. Todos estamos preocupados, Natsuki.
-Pero Syo-chan...
-Todos -repitió.
Se tiró en la cama suspirando.
-Estoy agotado... -Se incorporó-. ¿Qué vas a hacer ahora?
-No sé, nada...
-Aparte de los ensayos y conciertos no hacemos mucho más, es un asco -dijo con los ojos cerrados y la barbilla apoyada en la mano.
Natsuki asintió.
-Estás raro, ¿te pasa algo? -preguntó Syo.
-¿Qué? No.
-Vamos, sé que te pones así cuando estás preocupado, ¿es por Otoya y Tokiya?
Natsuki torció la boca.
-Sí... -mintió.
-Vamos, seguro que se les pasará.
-Tienes razón. -Sonrió un poco-. Nee, ¡se me ha ocurrido qué hacer!
-¿El qué? -Syo lo miró curioso.
-¡Pastelillos de Piyo-chan!
El rostro de Syo cambió a una expresión asustada y pálida.
-¿Q-q-q-q-q-que...? ¿Po-por qué no hacemos otra cosa? -sonrió forzadamente.
-¿Qué dices, Syo-chan? ¡Hacer pastelillos es muy divertido!
Natsuki se llevó a rastras a Syo de la cama, que se intentaba agarrar desesperadamente.
-¡¡Noooo!! ¡¡Natsuki!! ¡¡Suéltame!!
-Vaamos, Syo-chaaan. -Para Syo su voz adorable era siniestra.
-¡¡Wuaaaaa!!
Natsuki consiguió llevar a Syo hasta la cocina, donde le puso un delantal rosa y amarillo y él uno rosa con volantes y corazones.
Natsuki cerró la puerta.
-¡Nos lo vamos a pasar muuuuy bien! -exclamó Natsuki entusiasmado.
Syo lo miró desde una esquina de la habitación, aterrorizado.
-¡Venga! ¡Primero hay que hacer la masa! ¡Ven Syo-chan!
-¡Noo! ¡No me pienso mover de aquí!
Natsuki comenzó a sacar ingredientes de los armarios. Sacó unos huevos, harina, chocolate, etc. Sí, parecía muy normal, pero luego no lo fue tanto cuando empezó a sacar tomate, pimientos, queso y otros alimentos fuera de lo normal. Lo metió todo en un vaso medidor (cajas incluidas) para luego triturarlo todo con la máquina.
-¡Van a saber geniaal! -dijo sin perder la sonrisa.
Syo no se podía pegar más a la esquina, su rostro aterrorizado.
-Bieeeen, ¡ya está! -desenchufó la máquina-. Ahora vamos a ponerlos en los moldes, ¡vamos Syo-chan! ¡Ayúdame!
-¡Noooooo!
Natsuki rió.
-Vamos, no tengas miedo, ¡la cocina es un arte!
-¡¡Aléjate de mí!!
Natsuki puso la masa biscosa en los moldes.
-¡Bien, y ahora mi especialidad! Para que se queden bien tostados necesito el soplete. -Natsuki se agachó sacando un soplete del armario que ni siquiera Syo sabía que estaba allí.
Natsuki se puso unas gafas para protegerse y con una enorme sonrisa lo encendió apuntando a los pastelillos.
-¡¡¡Waaaaaaaa!! -Syo se tapó la cara.
Un minuto después Natsuki apagó el soplete y se quitó las gafas, mirando su ''obra maestra''.
-¡Ya está!
Cogió uno y sopló un poco.
-¡Ven a probar uno, Syo-chaaaaaan! -Se acercó a él.
Syo corrió hasta la puerta y la intentó abrir con todas sus fuerzas, pero estaba cerrada. Las gafas de Natsuki brillaron mientras seguía acercandose. Syo puso su espalda contra la puerta respirando agitadamente. Cuando Natsuki llegó hasta él intentó meterle uno en la boca.
-¡Vamos, Syo-chan! ¡Pruébalo!
-¡NOOOOO! ¡NOOOOOO! -Apartó la cara cerrando la boca.
En el momento en el que Syo gritaba Natsuki aprovechó para metérselo en la boca.
-¿Qué tal está? -Ladeó la cabeza sonriente.
Syo se agarró el cuello con el horrible pastelillo en la boca para luego desmayarse.
Syo se despertó en su cama. Natsuki estaba encima suyo con una sonrisa.
-Syo-chaaan, ¿qué te ha pasado?
-¡Lo que me ha pasado es que me has envenado, idiota!
-Nee, vamos a hacer otra cosa divertida.
-Para qué tendré que haber dicho nada... -dijo Syo para sí.
-¡Mira! Tengo unos gorros para que te pongas, ¡seguro que estás muuuy kawaaaaaii!
-¡¿Qué?! No, no, no, eso sí que no -dijo sacudiendo las manos.
-¡Y te haré una sesión de fotos! -Fue corriendo hasta su baúl.
-¡No, Natsuki! ¡Ni te atrevas!
Natsuki volvió feliz con todos sus gorros entre la manos.
-¡Ven, Syo-chan! ¡Pruébate éste! -Sacó uno con orejas de perro.
-¡No! ¡Ni loco! ¡Deja de acosarme!
-Vamos, vamos, ¡estarás muy mono!
Natsuki comenzó a acercarse.
-¡Noo! ¡Aléjate de mí!
Natsuki intentó ponerle el gorro a la fuerza, Syo se defendió y, sin querer, le quitó las gafas de un manotazo.
Syo lo miró aterrorizado, los ojos de Natsuki estaban ocultos tras el flequillo rubio, sus labios convertidos en una perfecta línea.
-¿S-S-Satsuki?
Dejó ver sus ojos, que ahora reflejaban una increíble frialdad. Sí, ahora Natsuki era Satsuki, su personalidad oscura. Cuando Natsuki se quitaba las gafas se convertía en él, su lado más oscuro. Era violento, egoísta y en seguida se enfadaba por cualquier cosa. Según él fue creado para proteger a Natsuki. Una vez que volvía a ponerse las gafas no recordaba nada de lo que había pasado, pero era muy complicado ponérselas, había llegado a mandar a más de cien personas al hospital. Lo miró enfadado.
-¿Cómo te atreves a huir así de Natsuki?
-Lo-lo-lo-lo siento, yo... -Sus manos temblaban.
-Pero no es sólo eso, ¿sabes cómo se ha estado sintiéndolo todo este tiempo? Últimamente has estado muy pendiente de Ittoki-san. Hoy te ha dicho que simplemente estaba preocupado por él y Ichinose-san, pero eso no es cierto, ¿qué iba a decirte sino? -Chasqueó la lengua-. Eres odioso. Él te necesita, necesita que estés a su lado, que le hagas caso, porque te quiere.
Syo abrió los ojos de par en par. ¿Había oído bien? ¿Qué le quería? Esperaba que se refierese en modo amistad.
-Sé lo que estás pensando. -Sin darse cuenta Syo había estado retrocediendo conforme la cara de Satsuki se acercaba más y más, hasta quedar tumbado en la cama con él encima suyo. Apoyó una mano al lado lado de su cara-. Y no me refiero a que te quiere como amigo, sino como algo más.
El corazón de Syo se detuvo. Sus peores temores se estaban haciendo realidad. ¿Eso quería decir que le gustaba a Natsuki? ¡Pero si eran chicos! Su boca se abrió y cerró sin emitir ningún sonido.
-Voy a tener que castigarte. -Sus ojos reflejaban maldad.
Con la mano que tenía apoyada al lado, sujetó los brazos de Syo por encima de su cabeza.
-¡¿Qué haces?! -preguntó alarmado.
Su otra mano se coló por debajo de su camiseta.
-¡N-no no estoy para juegos! -Cerró los ojos con fuerza.
Satsuki sonrió de lado, comenzando a subir la mano. De pronto Syo abrió los ojos de par en par, haciendo un sonido ahogado. Sentía como los dedos de Satsuki pellizcaban su pezón.
-¡Para! ¡¿Qué hacés?! -repitió. Tenía lágrimas en los ojos.
Satsuki sonrió con maldad.
De repente Syo despertó de golpe. Se incorporó e la cama con el corazón acelerado. Miró el reloj de la mesilla, las 03:00. Lanzó un suspiro. Sólo había sido una pesadilla, gracias a los dioses. Se giró hacia la cama de Natsuki, donde dormía plácidamente.
-Syo... Hahahaha -murmuró entre sueños con una sonrisa.
¿Por qué narices había soñado eso?
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Otro especial! Ay dios, esta semana es de especiales eeh (el otro especial es de mi otra historia ewe). Bueno, resulta que hoy es el cumpleaños de Natsuki, Syo (y su hermano gemelo Kaoru) así que he decidido sacarlo n.n (he leído tantos doujinshis de Syo y Natsuki... TwT). Creo que voy a hacerlo cada vez que alguien cumpla años e.e (asdfghjklasdfghjkl, no es genial? c':). Espero que lo hayáis disfrutado ^^
Hasta otro día! :33
Hasta otro día! :33
domingo, 8 de junio de 2014
''Entre Dimensiones'' Capítulo especial: Rojo suave
Jem P.O.V
¿De qué iba ahora? Vale, sí, comprendía todo eso de que ella se sentía incómoda si estábamos tan unidos, incluso yo notaba que ''demasiado''. Bueno, mis sentimientos hacia ella eran extraños. ¿Sentía algo más que una amistad? ¡N-no lo sabía! Mi cabeza estaba tan confusa que ni siquiera yo mismo la mantenía cuerda. Simplemente mi cuerpo me impulsaba a protegerla, a quererla. Y sí, ese beso fue muy extraño, y creo que lo desperdicié. Vale, tampoco es eso, ya que es mi mejor amiga, pero bueno... El caso es, que después de explicarme ella todo, nos damos un abrazo y me dice lo de la nueva chica. ¿Por qué me hace esto?
Me hizo levantarme para hablar con ella. Puse los ojos en blanco y con las manos en los bolsillos me acerqué a ella.
-Hola...
Estaba sentada en la hierba, sin hacer mucho, se le notaba confusa de verdad. Pobrecilla.
Alzó la mirada hacia a mí sobresaltada.
-Ho-Hola...
-¿Estás sola? -le pregunté amable.
-Sí...
Qué inocente era.
-Soy amigo de Sheryl Hasting, ¿sabes quien es?
La chica asintió sin dejar de mirarme.
-Mi nombre es James Harperd; puedes llamarme Jem. -Sonreí de lado.
-Yo... yo soy Lina Bellamy.
-Qué nombre tan bonito.
Lina sonrió levemente con las mejillas sonrojadas.
-Ven, ¿quieres que te enseñe el instituto? -Le ofrecí la mano.
Lina se levantó con mi ayuda mirando el suelo.
Los dos nos encaminamos dentro.
-¿Y de donde vienes?
-De la ciudad de al lado. Mis padre y yo no hemos mudado por trabajo.
-Eso explica el por qué cambiarse a casi mitad de curso.
Lina suspiró.
-Así es...
Su voz era dulce, amable, aguda, pero no chillona. Parecía como si te acariciara la piel con suavidad, como si fuese la luz del sol en tu rostro.
-Ha sido Sheryl la que me ha mandado enseñarte el instituto -dije indiferente. Andábamos por un pasillo.
Lina rió un poco.
-Vaya...
-¿Y a qué clases vas? Quizás coincidamos en algunas... -¿Se me había notado mucho?
Lina me dijo las clases a las que iba. Casualmente coincidíamos en algunas. Le enseñé el laboratorio.
-Pues yo también me cambié de insituto hace poco. Vivía en América y por fin he vuelto. Tenía mucho amigos aquí. Sheryl es una de mis viejas amigas, puede que la más preciada...
-Es una chica muy maja.
-Lo sé. -Sonreí cerrando los ojos.
Salimos del laboratorio y entramos en la biblioteca.
-La biblioteca.
Lina se acercó a una de las estanterías y cogió un libro que le llamó la atención. Me coloqué detrás suyo asomándome por encima de su hombro.
-¿Te gusta leer? -pregunté mirando el libro abierto.
Lina pasó los dedos por encima de las letras.
-Sí.
-A mí también -sonreí.
Pero mi sonrisa no pudo compararse con la que puso Lina. Sus ojos brillaban mientras me miraban.
-No conozco a mucha gente que le guste leer.
-Pues ya conoces a alguien más -respondí.
Le enseñé el resto del instituto. Le conté cosas de mi vida y alguna que otra anécdota, a veces sonreíamos y otras reíamos. Ninguno de los dos prestó mucha atención a la visita. Justo cuando terminamos sonó el timbre del final del recreo. Los dos nos fuimos juntos a clase.
Cuando terminaron esas dos horas nos levantamos de nuestros asientos.
-Oye, Lina... ¿Ahora a donde vas? -pregunté refiriéndome a los sitios en el comedor.
Lina se encogió de hombros mirando hacia abajo.
-No lo sé...
-¿Quieres venirte con nosotros? -dije con una sonrisa-. Estoy seguro de que todos te caerán bien, ¡además ya conoces a Sheryl!
Sonrió para mí.
-Eres muy amable, me harías un gran favor.
-¡No te muevas, en seguida vengo!
Corrí a hablar con Sheryl. Ella, entusiasmada, aceptó mi propuesta.
Volví rápidamente hasta donde se encontraba Lina. Estaba apoyada en la pared del pasillos, jugueteando con sus manos, nerviosa. Sinceramente desde esa vista se le veía preciosa. Su vestido blanco contrastaba con el brillo del suelo. Sus pies y sus rodillas estaban juntos. Parecía que sus mejillas nunca perdía el color rojo, y eso me volvía loco. No se dio cuenta de que ya volvía; ya casi no había nadie por el pasillo. Puse una mano sobre las suyas para pararlas. Levantó la vista asustada. Le cogí la mano.
-Vamos al comedor.
Lina asintió. Me pareció ver sus mejillas aún más rojas.
La llevé hasta el comedor donde por fin se encontraban todos.
Allí, Lina en seguida encajó con los demás. Nos contó cosas y hablamos de todo un poco.
Volví a coincidir con ella en algunas horas. En la última salimos juntos a fuera, listos para irnos a casa. En la salida me despedí de ella.
-Bueno, espero verte mañana.
-Yo también -sonrió tímidamente.
Sin darme cuenta, mi mano llegó hasta su mejilla, que se coloró más. La caricié con suavidad.
-Que no te pase nada por el camino, ¿eh? -dije con una voz suave.
Lina asintió con rapidez.
Se despidió con la mano y una pequeña sonrisa, para luego irse corriendo.
El resto del día no dejé de pensar en ella.
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Holiii. Siiii, un especial TwT. Ya tenía planeado hacer uno hace bastante tiempo, pero no se me ocurría de qué. Y aprovechando la situación de Lina lo he sacado :'D. Además no me digáis que no os moríais de ganas por saber cómo les iba a estos dos. No me enrollo más, ¡espero que os halla gustado! Hasta el capítulo 17 :3
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